Recreación de una joven denisovana
La primera vez que hubo sexo entre dos especies humanas
Es sabido, por nuestro ADN, que los humanos anatómicamente modernos llegamos a cruzarnos en Eurasia con los neandertales, de los que conocemos bastante, y con otra especie humana mucho más misteriosa pero estrechamente relacionada, los denisovanos, cuyos restos se han encontrado fundamentalmente en las montañas de Altái (Siberia). Pero mucho antes de que nosotros apareciéramos, los ancestros de estos dos grupos de homínidos extintos se relacionaron íntimamente con otra población antiquísima aún por identificar. Se trata, según los autores de un novedoso estudio de datos genéticos publicado en «Science Advances», del primer episodio de flujo de genes registrado en la historia de la evolución humana.
Esta es una de las sorprendentes conclusiones a las que han llegado Alan Rogers, antropólogo de la Universidad de Utah (EE.UU.), y su equipo, tras utilizar un novedoso software llamado Legofit para desenredar millones de años del intrincado puzle humano. Esta tecnología compara los genomas de distintas especies, viajando muy lejos en el tiempo en la búsqueda de patrones como mutaciones y genes compartidos.
Los resultados indican que neandertales y denisovanos ya eran dos especies distintas hace 700.000 años, cientos de miles de años antes de lo que se creía, lo que contradice los estudios moleculares de algunos de sus colegas, que estimaban ocurrió más tarde, hace unos 381.000 años, pero está en congruencia con la antigüedad de 600.000 años del neandertal temprano (Homo heidelbergensis) de la Sima de los Huesos, en la sierra de Atapuerca (Burgos). El hallazgo, en su día, ya generó una gran controversia. «¡Una de las dos fechas tenía que estar equivocada! Y según nuestras estimaciones, las dos especies se separaron mucho antes, lo que explica el fósil de la Sima de los Huesos», argumenta Rogers en un correo electrónico a ABC.
«He estado trabajando durante los últimos años en esta forma diferente de analizar datos genéticos», señala Rogers. «Es gratificante que se te ocurra una forma diferente de mirar los datos y terminar descubriendo cosas que la gente no ha podido ver con otros métodos».
El antropólogo estima que una población a la que denomina superarcaica se separó del resto de los humanos hace unos dos millones de años, aunque este dato, advierte, puede estar sesgado. «El reloj molecular es sensible a los cambios en la edad de la pubertad masculina, que probablemente ocurría pronto en el pasado distante. Si en los últimos dos millones de años la edad de la pubertad masculina estuvo en promedio a medio camino entre la de los chimpancés y los humanos, nuestra estimación del momento de separación de los superarcaicos se reduciría a 1,9 millones de años atrás, justo en el origen del género homo», explica. «De esta forma, es plausible que este antiquísimo grupo represente a los descendientes de la primera expansión de homínidos fuera de África, representada en el registro arqueológico en Dminisi, Georgia, hace 1,85 millones de años», añade.
¿Quiénes eran esos humanos antiguos? «Solo puedo especular, pero pueden haber pertenecido a la especie Homo erectus o Homo antecessor, o a algún taxón aún sin nombre», dice el investigador. A esa primera oleada de migración de los superarcaicos le siguió una segunda hace 700.000 años, la de los ancestros de neandertales y denisovanos. Finalmente, hace 50.000 años, los humanos modernos hicieron lo propio.
Los patrones estudiados implican cuatro episodios de hibridación, incluido uno previamente desconocido. Ocurrió poco después de que los ancestros de neandertales y denisovanos llegaran a Eurasia. Allí, estas poblaciones que sufrían un cuello de botella (eran muy pequeñas), se encontraron con la población superarcaica, que entonces contaba con un gran tamaño efectivo de al menos 20.000 individuos. Los eurasiáticos fueron reemplazados prácticamente por los recién llegados, quienes se separaron en dos subgrupos: los neandertales en el oeste y los denisovanos, en el este. Estos mismos eventos de reemplazo se repetirían hace 50.000 años cuando los humanos modernos salieron de África y se hibridaron con neandertales y denisovanos. En esa ocasión, fuimos nosotros quienes nos impusimos.
Curiosamente, los ancestros de neandertales y denisovanos y los humanos superarcaicos estaban más alejados entre sí que cualquier otro par de poblaciones conocidas que hayan practicado sexo. Por ejemplo, los humanos modernos y los neandertales habían permanecido separados durante 750.000 años cuando se cruzaron. Los superarcaicos y los ancestros de neandertales y denisovanos, durante más de un millón de años. Después, cuando los superarcaicos volvieron a cruzar genes con los denisovanos, los dos grupos habían estado separados incluso más tiempo.
Según Rogers, «estos hallazgos sobre el momento en el que ocurrieron los cruces en el linaje humano arrojan luz sobre la velocidad a la que las poblaciones separadas se aislan reproductivamente durante el proceso de especiación».
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