Como ya ocurrió con el dengue y el sida, ocultados cuanto se pudo por el régimen, habría que sospechar de que no haya reporte de coronavirus en Cuba. Aparte de un sistema de salud en ruinas, Cuba tiene todas las papeletas para el contagio del exterior: regulares contactos con China, afluencia de turistas europeos, entre ellos buen número de italianos, y la falta de una adecuada estructura de detección en puertos y aeropuertos.
Cuba: el virus de la sospecha
Dirán que uno se aprovecha para sembrar la duda. Lo admito. La duda es lo menos que uno puede sembrar en el camino del castrismo. Pero que en ese país de aguas pútridas, mercados nauseabundos y mosqueados quirófanos no se haya reportado oficialmente un solo caso de coronavirus, ofrece pie a la sospecha.
Dado que el comportamiento previo es el mejor dato para pronosticar el comportamiento futuro, apuesto a que harán lo posible para escurrir el bulto. Hasta que aparezca en Miami el primer caso de intercambio viral y reconciliación bacteriológica. O hasta que sea imposible de ocultar como ocurrió con el dengue y el sida.
Aparte de un sistema de salud en ruinas, Cuba tiene todas las papeletas para el contagio del exterior: regulares contactos con China, afluencia de turistas europeos, entre ellos buen número de italianos, y la falta de una adecuada estructura de detección en puertos y aeropuertos. Podemos seguir agregando.
En principio, está la cultura totalitaria. Para el castrismo, toda crisis es fundamentalmente política. La admisión de error o accidente es síntoma de debilidad, pérdida de prestigio. Son detalles que afectan las bases del régimen: imagen externa y control interno. Supimos de Chernóbil cuando las vacas suecas comenzaron a dar leche radioactiva. Ahora, los chinos han tardado dos meses para disparar las alarmas. En Irán, nadie dijo este virus es mío si no es porque ministros y vicepresidentes empiezan a caer en cámara. El ministro de Salud iraní sudando la fiebre mientras anuncia que todo está bajo control señala la punta de un insondable iceberg. Putin admite a regañadientes 13 casos a este cierre y lo demás es fake news. Vietnam, 16 casos, completamente recobrados. Y Kim Jong Un envía sus condolencias a los… surcoreanos.
Un brote de coronavirus en Cuba equivale a una catástrofe humanitaria de proporciones regionales. El 20% de la población tiene más de 60 años; el segmento con mayor riesgo de contagio y muerte. A las habituales condiciones insalubres se suma la escasez de medicinas, tanto en lo tocante a la prevención como al tratamiento. Partamos de lo más elemental: la imposibilidad de encontrar jabón para lavarse las manos. Otros factores son la deficiente disponibilidad de camas, equipos y personal médico, así como el hacinamiento en viviendas y transportes públicos. Asilos, cárceles y unidades militares, donde se comparten comedores, baños y dormitorios, elevan la transmisión en exponentes masivos.
A diferencia de Italia y China, por ejemplo, en Cuba el factor generacional agrava la logística, una vez que entre las personas del segmento más afectado se encuentra el mayor número de especialistas para brindar socorro. Estadísticas italianas y surcoreanas revelan un incremento de contagio por encima de la media entre médicos, socorristas, personal de limpieza y (gratas noticias para los pillos) militares y agentes del orden.
Luego, el impacto económico. Al primer caso de coronavirus procedente de la Isla, cabe esperar la drástica diminución, si no el cese, de los viajes familiares desde EEUU. Para no pensar en los turistas de otras partes del mundo. No es necesario sacar muchas cuentas. Además de lo que deje de ingresar en la caja nacional por concepto de pasajes, trámites y gastos de los visitantes, se afecta considerablemente la gestión interior de la paquetería y las remesas.
Ayer viernes, el Consejo de Ministros celebró la primera reunión regional para enfrentar el coronavirus. En vez de La Habana o Santiago, las áreas más pobladas, comenzaron por la región central. A inicios de semana, el asunto fue tratado de manera remota. El jueves 5 de marzo, la página de internet de Granma mostraba muy abajito una nota de la agencia china Xinhua, de menos de 300 palabras y fechada dos días antes, con recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Un susurro, diría Silvio.
Coincidentemente, los venezolanos han estado protestando por el envío de enormes cargamentos médicos a Cuba. Rumor o realidad, fuentes de la oposición insular acusan una estampida de personajes e hijos y nietos de la nomenclatura. Si hay que coger el virus, que sea en el Norte brutal y revuelto, en la decadente Europa. ¿Ya llegó Gente de Zona a Miami?
Nadie le desea otra desgracia a los cubanos de la Isla. Sería un merecido milagro: Cuba, territorio libre de coronavirus. Pero yo, lo dudo.
Un susurro, diría Silvio. El movimiento de la Nueva Tonfa
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