Este es un momento propicio para analizar, una vez más, cómo vivían los cubanos a partir de la primera expedición colonizadora de América, cuando se llamó a la Isla Juana, en honor de los reyes católicos, más tarde Fernandina, para honrar al rey Fernando y por último Cuba.
A fines de 1514 terminó el proceso de conquista. Cuarenta años después la población de la Isla era de tres mil habitantes, con una mayoría de indios exterminados y España recibía de Cuba, desde mediados del siglo XVIII, entre el 60 y el 75% de todos los ingresos brutos del exterior.
Cuba se convirtió así en la primera nación iberoamericana y tercera del mundo que usaba en 1829 máquinas y barcos de vapor, una industria movida por electricidad, un sistema de alumbrado público, la primera en tener ferrocarril en 1837 y en descubrir el agente trasmisor de la fiebre amarilla, su prevención y tratamiento, gracias a un médico cubano.
A partir de 1900 el desarrollo económico de la Isla fue sorprendente. Se acuñó el primer peso cubano, sobrepasando por un centavo al dólar; llegaron los primeros tranvías, un sistema telefónico con discado directo, sin necesidad de operadora, los primeros automóviles —la escritora cubana Renée Méndez Capote fue la primera mujer en manejar un auto—, departamentos de Rayos X y de anestesia con éter, y vuelos aéreos de ensayo tripulados por cubanos entre Cuba y Cayo Hueso, Estados Unidos.
Fue el país iberoamericano con más automóviles —160 mil, uno por cada 38 habitantes—, con más equipos electrodomésticos y receptores de radio y con más kilómetros de líneas modernas férreas por Km2.
En 1918 Cuba fue el primer país latinoamericano en aplicar legalmente el divorcio, en 1922 se convirtió en el segundo país a nivel mundial en inaugurar una emisora de radio —la PWX—, la cual trasmitía conciertos de música clásica y un noticiero nacional a cargo de la primera locutora que ejerció esta profesión, Esther Parea de la Torre. Seis años después el país contaba con sesenta emisoras de radio —43 en La Habana—, ocupando el cuarto lugar a nivel mundial, superado sólo por Estados Unidos, Canadá y la URSS, y se convertía así en la mayor exportadora de grabaciones radiales y novelas, gracias al escritor cubano Félix B. Caignet.
El trabajo laboral de ocho horas se estableció en la Isla en 1937, el salario mínimo, la autonomía universitaria y el derecho de la mujer al trabajo. Tres años después fue el primer país en elegir un presidente de la raza negra por sufragio universal, con una población mayoritariamente blanca, 68 años antes que Estados Unidos con el señor Barack Obama.
Es importante destacar que en 1940 Cuba aprobó una de las Constituciones más avanzadas de la época: reconoció el voto de las mujeres y la igualdad de derechos.
En 1950 Cuba fue el segundo país del mundo en tener televisión, dos años después en tener cine en tercera dimensión y en 1958 televisión y canal a color.
Antes de la llegada de Fidel Castro a La Habana, cuando Cuba era igual de rica que España, con un PIB per cápita similar, muchos españoles huyeron hacia Cuba, a consecuencia de la guerra civil y de un embargo internacional.
A pesar de su pequeño tamaño y con sólo seis millones de habitantes, Cuba ocupaba la posición 29 entre las mayores economías de mundo en la década del 50, pero su desarrollo económico comenzó a retroceder a consecuencia de la dictadura castrista, y hoy es el país más pobre de América Latina, ocupando el puesto 78 del ranking, mientras que España disfruta de un largo período de bonanza.
El doctor Carmelo Mesa-Lago, profesor emérito de la Universidad de Pittsburgh, analizó la evolución económica de Cuba y su rígida planificación estatal, con una industria inexistente que merma las condiciones de vida de la población.
Mesa-Lago y renombrados académicos latinoamericanos coincidieron en que, si las intenciones de Fidel Castro eran hacer de Cuba una nación democrática, próspera, independiente y justa, no lo logró, y llegaron a la conclusión de que el requisito indispensable para lograr el éxito económico de un país es simplemente cuando en ese país hay libertad.