Los ritos de iniciación sexual y de madurez de esta tribu de Nueva Guinea están relacionados con la homosexualidad y las mujeres juegan un papel muy secundario.
La tribu de los Etoro prefiere la homosexualidad
LOS Etoro viven en la isla Papúa (Nueva Guinea), se trata de una tribu de unos 400 habitantes dedicados a la caza y la agricultura. Como otras muchas tribus con identidad y tradiciones propias, disponen de distintos ritos y prácticas relacionadas con el paso a la edad adulta, danzas específicas u otro tipo de ritos, pero lo que llama poderosamente la atención de ellos es que incentivan las prácticas homosexuales entre hombres y permiten las relaciones heterosexuales únicamente para perpetuar la especie.
Su visión de las relaciones sexuales es muy particular, ya que consideran que el semen no es generado por el cuerpo y por tanto los jóvenes deben ser inseminados por los adultos de la tribu para que prolonguen su vida. En el caso de las mujeres, una vez que dan a luz a sus bebés, son inseminadas por vía oral para que, según ellos, puedan producir leche materna y amamantar a los recién nacidos.
El semen y las relaciones homosexuales de los Etoro
El semen por tanto es el elemento vital para esta tribu. A los doce años, cada joven tendrá asignado un adulto que vivirá con él y será el responsable de enseñarle a cazar, cultivar y, lo más sorprendente, será inseminado prácticamente a diario para potenciar su vigor y su capacidad vital. Las mujeres no tienen acceso a estas viviendas y están totalmente apartadas del proceso de aprendizaje y maduración. Cuando los jóvenes cumplen 20 años, llega el momento de ser adultos, donde pasarán de ser inseminados a ser los inseminadores. En este rito varios adultos eyaculan en la boca del joven y de esta forma ya es considerado un hombre adulto.
Es importante remarcar que en esta tribu, las relaciones heterosexuales están reguladas únicamente para la procreación y son muy escasas. Los matrimonios, en caso de producirse, suelen ser con la hermana del hombre y viven cerca, pero nunca en la misma vivienda que la pareja del joven y el adulto. El papel de la mujer no está demasiado claro entre los Etoro, pero es muy limitado y los lazos afectivos creados entre hombres están mucho más arraigados en su organigrama social y emocional. Se pueden observar algunas de estas prácticas en el siguiente vídeo:
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