Fue Barack Obama quien marcó el comienzo de la "primavera política" con Cuba. El primer presidente afroamericano habló de un "nuevo comienzo después de décadas de desconfianza", relajó las restricciones de viaje para los cubanos exiliados y las regulaciones de transferencias de dinero.
En la Cumbre de América de 2015 hubo una primera conversación directa entre los dos jefes de Estado. Obama eliminó a Cuba de la lista estadounidense de terroristas, restableció las relaciones diplomáticas e incluso reabrió la embajada de Estados Unidos en La Habana.
En marzo de 2016, Obama aterrizó en La Habana para una visita de tres días, mientras Raúl Castro exigía que se levantara por completo el embargo de Estados Unidos. Pero esto no sucedió.
Por el contrario, el 8 de noviembre de 2016, dos semanas antes de que Fidel Castro muriera a la edad de 90 años, Donald Trump ganó las elecciones presidenciales en los EE. UU., y dio marcha atrás. Cuba está una vez más en la lista de "países terroristas", y Estados Unidos está dificultando las "remesas", es decir, las transferencias de dinero de los cubanos que viven en el extranjero a sus familias, y la entrega de medicamentos especialmente esenciales en tiempos de coronavirus.
Hace sesenta años, el embargo era "solo" sobre el azúcar. El entonces presidente de los Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower, frenó la importación del principal producto de exportación de Cuba y aconsejó a los ciudadanos estadounidenses no viajar a la isla. El 3 de enero de 1961, Estados Unidos cortó las relaciones diplomáticas con Cuba.
El desastre de Bahía de Cochinos
Washington estaba convencido de que el embargo pondría de rodillas a Fidel Castro y sus revolucionarios en muy poco tiempo. Pero el pronóstico resultó ser erróneo. El sucesor de Eisenhower, John F. Kennedy, se vio envuelto en el desastre de Bahía de Cochinos poco después de asumir el cargo. El 17 de abril de 1961, un grupo mercenario de exiliados cubanos trató de derrocar a Castro con la ayuda de la CIA. El ejército revolucionario de Cuba repelió la invasión.
Un año después, el 24 de marzo de 1962, Kennedy impuso un embargo económico absoluto a Cuba. Mientras tanto, el conflicto con la Unión Soviética llegó a un punto crítico, y el mundo estaba al borde de una Guerra Mundial nuclear debido a la crisis cubana.
El presidente de EE. UU. respondió al despliegue de misiles soviéticos en Cuba con un bloqueo naval, y el presidente Nikita Jruschov hizo retirar los misiles después de negociaciones, con la condición de que Estados Unidos no invadiera Cuba.
Acercamiento con Jimmy Carter
El embargo se mantuvo si cambios durante los siguientes 15 años. No fue sino hasta 1977 que un antiguo agricultor de maní causara un ligero movimiento en las relaciones entre EE. UU. y Cuba. Jimmy Carter relajó las reestricciones de viaje y abrió una "representación de intereses" en La Habana. Cuba también optó por algo similar e instaló una oficina en Washington.
El demócrata Carter todavía era presidente cuando miles de cubanos ocuparon la embajada peruana en La Habana. Fidel Castro autorizó la salida: de abril a octubre de 1980, 125.000 cubanos huyeron a Florida, en barcos abarrotados y de forma legal. El mayor éxodo de Cuba pasó a la historia como el éxodo del Mariel, porque las lanchas salieron de dicho puerto cerca de la capital.
El quejido cubano en el "período especial"
Una década más tarde, las condiciones del conflicto habían cambiado importantemente: la Cortina de Hierro había caído, la Guerra Fría había terminado, la Unión Soviética se había derrumbado. Cuba lo pasó mal en el llamado "período especial": los cortes de energía se hicieron más frecuentes, las fábricas cerraron, la escasez de suministro estaba a la orden del día. La economía cubana se redujo a la mitad entre 1989 y 1992.
George Bush, quien sucedió a Ronald Reagan, vio la oportunidad de rematar este declive económico de Cuba mediante la aprobación de la Ley de Democracia Cubana en 1992. A las compañías estadounidenses en terceros países ya no se les permitía comerciar con Cuba y la mayoría de los vuelos chárter entre Miami y La Habana fueron prohibidos. Bush también pudo cortar la ayuda a los Estados que cooperaran con Cuba.
La crisis de los balseros
Un año más tarde, con 88 votos y 57 abstenciones, la Asamblea General de la ONU pidió a EE.UU. que finalmente levantara el embargo. Hubo cuatro votos en contra, uno de Washington, por supuesto.
Debido a que en 1994 miles de cubanos salieron a las calles para manifestarse en contra de las difíciles condiciones de vida, Castro recurrió nuevamente a la migración masiva para calmar la situación. 33.000 cubanos huyeron a Estados Unidos en balsas caseras.
En respuesta, Washington acordó emitir 20.000 visas anuales para inmigrantes cubanos. En mayo de 1995, a esta política se le dio un nombre muy especial: "pies secos, pies mojados": si un refugiado cubano tocaba suelo estadounidense (pies secos), se le permite quedarse. Si, por el contrario, era interceptado en alta mar (pies mojados), era deportado a Cuba.
Clinton firma la Ley Helms-Burton
El presidente estadounidense Bill Clinton quería en realidad levantar el embargo en lugar de endurecerlo y anunció que vetaría la Ley Helms-Burton, que ya había sido aprobada por el Congreso. Pero Cuba derribó dos aviones civiles de EE. UU. con cuatro exiliados cubanos a bordo, y Clinton firmó la ley en 1996.
El sucesor de Clinton, George W. Bush, volvió a endurecer las restricciones de viaje en 2004: a los cubanos que viven en EE. UU. o los ciudadanos de EE. UU. de origen cubano solo se les permitió visitar a sus familiares cada tres años en lugar de anualmente como antes.
En 2008, el líder revolucionario Fidel Castro renunció a la presidencia, débil y agotado, dejando en su lugar a su hermano Raúl. Naciones Unidas votaron de nuevo por el fin del embargo de Estados Unidos. Ahora solo había tres países que estaban en contra: entre ellos nuevamente EE.UU.. Al final, la decisión no fue vinculante.
Cuando Raúl Castro y Barack Obama anunciaron la reanudación de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos siete años después, el 20 de julio de 2015, los dos jefes de Estado despertaron enormes esperanzas. El acercamiento gradual posterior fue considerado uno de los grandes logros de la era Obama. Pero bajo la administración del Presidente Trump, este avance terminó abruptamente con la imposición de nuevas sanciones.