Los marielitos llegaron a Florida a principios de 1980 huyendo del régimen de Castro y fueron denostados en ambos países: mientras que en Cuba los tacharon de traidores en Estados Unidos los encasillaron como criminales y desadaptados sociales. La leyenda negra de éstos fue utilizada por Brian De Palma para crear Scarface: el prototipo del criminal de los ochentas.
El asunto de los marielitos comenzó a finales de la década de los setentas en la Cuba revolucionaria. Los disidentes comenzaron a usar coches y camiones para meterse a la brava en las embajadas de países latinoamericanos. El colmo se dio en abril de 1980 cuando cuatro individuos utilizaron un camión de transporte público, luego de bajar a los usuarios argumentando una falla, para meterse a la embajada de Perú.
En el evento murió un guardia por el fuego cruzado, por lo que Fidel Castro amenazó con quitar la seguridad del recinto diplomático cuando los peruanos se negaron a regresar a los refugiados. El tiro le salió por la culata; Castro esperaba que hubiera una reacción popular en contra de la legación sin embargo lo que ocurrió es que a la embajada de Perú se metieron 10 mil cubanos también en busca de refugio.
Castro, utilizando ese colmillo político que siempre lo ha caracterizado, aprovechó para hacer una demostración; si algunos cubanos no estaban contentos con el régimen, pues podían largarse. Puso a su disposición Puerto Mariel (de ahí el nombre) con la única condición es que, si se querían ir, tendrían que ir por ellos.
Pronto los cubanos de Miami se organizaron para mandar a Mariel cualquier cosa que pudiera flotar, y como si de un moderno Dunkerke se tratara, unos 125 mil cubanos se encontraron repentinamente en las playas de Florida.
El asunto fue una pesadilla para los guardacostas, las oficinas de migración y de seguridad de Estados Unidos; los refugiados tuvieron que ser puestos en campos (en algunos de estos se dieron auténticas rebeliones) y fue necesario estudiar cada caso antes de dejarlos incorporarse.
Es aquí donde comienza esa leyenda negra; los medios de comunicación de ese entonces estaban sumamente intrigados de por qué el barbón los había dejado salir tan fácilmente y pronto dieron con la respuesta: Castro aprovechó para vaciar las cárceles y los manicomios. Junto con los refugiados iban decenas de miles de integrantes de lo más bajo de la sociedad cubana.
Mientras que muchos exagerados decían que fueron prácticamente todos los marielitos análisis más actuales han demostrado que debió de haber sido un 10% de lumpen dentro de un universo que pronto se integró a la vida productiva estadounidense.
Es desde la categoría de los indeseados donde surge la historia de Tony Montana, Scarface; un marielito que se transformó en uno de los varones de la droga en épocas del llamado “Boom de la cocaína” a principios de los ochentas.
Recuerdo que un viernes mi amigo CGG (saludos Charlie) me dijo: “Vamos a ver una película que me prestaron, pero llévate impermeable y paraguas, por que salpica sangre a los bestia”. La película era un Beta, que en ese entonces circulaban de mano en mano (olvídense del concepto de “piratería”), de una calidad bastante mediocre.
La película tenía todos los elementos de una tragedia griega; el camino y la llegada a la cima, para más tarde caer, de un cubano llegado a Florida durante la migración de Puerto Mariel. El elemento más reconocible, y que fue la firma de la cinta, fue la violencia intrínseca del narcotráfico: no solo la tortura o el asesinato a sangre fría, si no la simple actitud del protagonista ante su mujer y sus “amigos”. Creo que entre los récords que detenta Scarface es que es una de las películas que más veces se ha dicho la palabra fuck antes del advenimiento de South Park o Quentin Tarantino.
La historia surge basada en la cinta del mismo nombre de la década de los treintas, sin embargo reescrita para los tiempos actuales por Oliver Stone (quien se encontraba luchando contra su propia adicción a la cocaína), llevada a la pantalla por el genial Brian De Palma y con los estelares de Al Pacino, Steven Bauer y Michelle Pfeiffer; la cinta tuvo problemas con la censura desde un principio.
A la primera versión le dieron clasificación “X” que era una garantía de fracaso por que no solo dejaba fuera al público joven si no que también los más conservadores evitarían verla. Para quitarle este estigma De Palma optó por “cortar” las partes más violentas (entre ellas la icónica escena de la sierra de cadena) sin embargo el organismo rector se negó a cambiar la clasificación. De Palma solicitó una audiencia donde los convenció que, debido a la temática de la cinta, era necesario que más gente la viera para así conocer el lado oscuro del negocio de las drogas
De Palma no solo obtuvo la clasificación “R” (los menores de 16 podrían entrar, pero acompañados por un adulto) si no que, sin decirle a nadie, utilizó la versión original sin cortes. La película fue estrenada en diciembre de 1983 y mientras que por una parte fue bien recibida, en general recibió muchas críticas por su alto contenido de violencia y un lenguaje altamente profano.
Como casi todas las películas de su tipo, Scarface se transformó en una cinta de culto; la imagen de Tony Montana causó mucho resentimiento, el estereotipo del latino malo, criminal y cínico, caló muy hondo en la comunidad cubana al grado que fue imposible filmar en las calles de Miami y De Palma optó por realizarla en Los Ángeles.
Creo que mucho del éxito de Scarface es que no solo se alejó de los estereotipos del crimen y de la violencia (Tony Montana parecía en la pantalla un verdadero criminal), si no que a su vez sentó un precedente y una base sobre la que iban a actuar las siguientes generaciones de directores. Una encuesta realizada por el American Film Institute colocó a la película entre las diez mejores películas de gangsters de todos los tiempos.
La impronta que Scarface dejó en el colectivo popular es muy fácil de medir gracias a que hace solo unos tres años salió la versión del juego Scarface: The world is yours para PC, Playstation, Wii y Xbox que fue muy bien recibida; el juego ha vendido más de dos millones y medio de copias a más de 20 años del estreno de la película.