David Manzheley
El organizador de la orgía gay en Bruselas:
"Los invitados vienen de países cuyos gobiernos no les permiten ser libres"
David Manzheley es un joven alto y delgado, de 29 años, que prepara su doctorado en económicas desde un piso céntrico de Bruselas, a dos pasos de la emblemática Grand Place. Sin embargo, este hombre con la doble nacionalidad checa y polaca, es conocido en el barrio de ambiente de la capital europea, y entre la comunidad diplomática, por sus fiestas. De hecho, el viernes pasado la policía irrumpió en una de ellas, donde encontró a más de 20 hombres en una orgía en plena pandemia, donde identificó al eurodiputado conservador József Szájer.
Manzheley ha atendido a Público en el lugar donde organizó la orgía, un piso de alrededor de 100 metros cuadrados, viejo y con decoración del pasado Halloween. Un escenario que probablemente se aleje mucho de las residencias lujosas de la mayoría de los invitados a estos eventos, donde se citan "personas del cuerpo diplomático y de las instituciones europeas, pero también personal de las oficinas policiales y judicatura belga". Personas que buscan sentirse seguros y desinhibirse, "porque la mayoría de los invitados vienen de países cuyos gobiernos no les permiten ser libres", según explica el organizador.
Algo que ocurre en Hungría, donde el Ejecutivo de Víctor Orban inició una cruzada antigay desde el momento en el que accedió al poder. Una batalla que no hubiera sido posible sin el trabajo del ex eurodiputado conservador, de aspecto hípster, y arquitecto legal del régimen de Orban. Un hombre de ideas férreas e intransigente con el colectivo LGTBI y que, sin embargo, acabó formando parte de la orgía organizada por Manzheley el pasado viernes.
Un escándalo que llevó a dimitir y pedir disculpas a Szájer, de 59 años y padre de familia, además de miembro destacado del Fidesz, partido al que pertenece el primer ministro Viktor Orban. El portavoz del gobierno húngaro, Zoltan Kovacs, ha anunciado en su cuenta de Twitter que la actitud de József Szájer "no tiene cabida en los valores de nuestra familia política". "No olvidaremos ni repudiaremos sus treinta años de trabajo, pero sus acciones son inaceptables e indefendibles", ha añadido. "Después de esto, tomó la única decisión apropiada cuando se disculpó, renunció a su escaño y dejó Fidesz", ha concluido.
Los valores a los que hace referencia Kovacs aparecen en la Constitución húngara, que Szájer ayudó a redactar en 2011, donde se defiende la protección de la institución del matrimonio "como unión de un hombre y una mujer". Así, añade que la familia es la "base de la supervivencia de la nación" y la necesidad de proteger la figura del matrimonio y la relación entre padres e hijos. "Hungría debe de apoyar el cometido de tener hijos", concluye el epígrafe.
Un texto que ha sentado las bases para la redacción de algunas de las normas ligadas al colectivo LGTBI. Como ejemplo, establecer que solo las familias heterosexuales pueden adoptar a menores o la decisión de no reconocer el derecho de las personas trans a redefinir su género y que el único válido sea el de nacimiento. Una cruzada que ha ido más allá del plano legal y se ha instalado en cualquier parcela de la sociedad, como el deseo del gobierno de Orban de no participar en el certamen de Eurovisión más, por considerarlo "demasiado gay". Esta hubiera sido la primera gala que hubieran fallado por esta decisión homófoba, aunque la pandemia se encargó de que el certamen fuera cancelado.
El organizador de la orgía reconoce que no conocía a Szájer antes de este día, ni conocía su condición de eurodiputado. Explica que era una fiesta "pequeña", por la que llegaron a pasar 35 personas entre las 17 horas y las 21:30, hora en la que irrumpió la policía. Una entrada "agresiva, donde no se respetaron algunos de los derechos básicos de las leyes belgas", según David Manzheley. "Entraron de forma abrupta, más de 15 policías, y en esos momentos había 20 personas desnudas, a las que pidieron que se identificaran", ha denunciado.
"La policía nos trató como la Gestapo y creo que los comentarios homófobos por parte de algunos agentes son intolerables", lamenta. Adelanta que esta semana interpondrá una denuncia por la actitud del equipo que se encargó del caso. "De la policía belga esperaba que tuviera la decencia de explicar las cosas y no de entrar a la fuerza, ofendiendo e interrumpiendo en una orgía de 20 hombres desnudos y vulnerables teniendo sexo", explica.
Reconoce haber incumplido las normas establecidas por las autoridades belgas para poner freno a la pandemia del Coronavirus. Unas normas estrictas para frenar la segunda ola y que no van a relajarse de cara a las Navidades y que establece que cada familia puede recibir solo a una persona en su hogar. El organizador se defiende, sin embargo, aclarando que todos los asistentes a sus orgías "no tienen SIDA y han tenido que pasar el Coronavirus". "Por razones obvias no puedo pedirles documentos médicos, pero solo estaban invitadas aquellas personas con inmunidad ante el virus", ha aclarado. "Yo expliqué a los agentes que no tiene lógica que haya medidas para que la gente no se contagie, pero la ley no prevea normas para personas que están inmunizadas, como es nuestro caso", justifica.
Entre los invitados hubo dos personas que presentaron su pasaporte diplomático. La portavoz de la Representación Permanente de Estonia ante la Unión Europea ha confirmado a este periódico que uno de sus diplomáticos estuvo en la orgía. Lamenta que su compatriota no cumpliera con las restricciones belgas y ha trasladado las disculpas del afectado "por violar las medidas de control del virus".
Ante el hecho de que la Fiscalía haya abierto una investigación sobre los estupefacientes que encontraron en posesión al ex eurodiputado conservador, el organizador explica que él permite el consumo de alcohol, pero no el uso de drogas. "Aunque si alguien consume, es su responsabilidad", puntualiza. Defiende que la "idea detrás de la fiesta es que todo el mundo disfrute del sexo en libertad".
Manzheley reconoce que desconocía que Szájer fuera eurodiputado, "aunque siempre hay alguien de la institución en mis fiestas". Explica que no lo invitó directamente, sino que el representante húngaro participó en el evento a través de un conocido. Intenta no valorar el discurso homófobo del político, defendiendo que "muchas personas del Este- de Europa- tienen que adaptarse a las normas del propio país para sobrevivir". Algo que ocurre en países como Hungría, que mantiene una caza de brujas contra el colectivo LGTBI, movimiento que Szájer ha ayudado a construir.
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