El Gobierno cubano suele atar cualquier "logro" del país y de sus nacionales a la Revolución y a la "superioridad" del sistema socialista: Si Cuba eliminó el analfabetismo en 1961, no tuvo nada que ver que en 1958 ya fuera la nación más alfabetizada de América Latina. Si el país logró controlar la expansión del Covid-19 —o al menos eso parecía durante los primeros meses de la pandemia— fue gracias a la Revolución y al socialismo. Incluso, si los cubanos emigrados tienen éxito profesional, a juicio de las autoridades se lo deben a la Revolución…
Sin embargo, esta fórmula no parece aplicar para los derechos de las minorías. En ese terreno, comparado con otros países, la Revolución y el sistema socialista parecen en Cuba más bien un obstáculo. Es el caso de la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo.
En los países en los que existe el matrimonio igualitario (30 hasta el momento, 16 en Europa) no se ha producido ninguna revolución ni se ha eliminado la economía de mercado, pese a que en muchos de ellos ha sido aprobado por partidos de izquierda o liberales.
En España, por ejemplo, fue el Gobierno del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), el que abrió las puertas a este tipo de unión en 2005, tras ganar las elecciones en 2004. En Argentina, primer país latinoamericano que aprobó el matrimonio homosexual, la Ley de matrimonio igualitario se sancionó durante la Presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, en 2010. En Brasil, la aprobación llegó durante la presidencia de Dilma Rousseff.
Los derechos de la comunidad LGBTI generalmente han estado entre las reivindicaciones de los partidos de izquierda o más alejados del conservadurismo. En Cuba, "faro" durante mucho tiempo para la izquierda internacional y todavía para una buena parte de esta, los mismos que llevaron cabo la Revolución e implantaron el socialismo, expulsaron a los homosexuales de centros laborales y de estudios, y los metieron en campos de trabajo forzado.
Esos "revolucionarios" que se han mantenido en el poder desde 1959, pese a que se declaran de izquierda aún no han garantizado ese derecho a lesbianas y gays cubanos.
"El pueblo no está listo"
El argumento para no haber aprobado aún el matrimonio igualitario en Cuba es que el pueblo, machista y patriarcal, no está listo para ese paso.
El exdiputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular Luis Ángel Adán Roble no cree que haya forma de determinar si un pueblo está preparado para un cambio, pero entiende que siempre se van a suscitar opiniones tanto negativas como positivas.
"Es un tema polémico, la sexualidad es compleja en sí, pero ello no puede ser una excusa para privar de esos derechos a grupos humanos que han sido discriminados históricamente. Aparejado al tema del matrimonio creo deben venir cuestiones como la aprobación de una Ley de Identidad de Género, Adopción y Fertilización Asistida para mujeres solteras o lesbianas que deseen convertirse en madres", opina.
La abogada y activista por los derechos de la comunidad LGBTI y de la mujer Lidia Moreno considera que el pueblo sí está preparado.
"La Encuesta Nacional Sobre Igualdad de Género en Cuba, aplicada por el Centro de Estudios de la Mujer y el Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la ONEI en 2016, lo demuestra. Un 77% de las personas comprendidas entre 15 y 74 años de edad se pronunciaron a favor de que las personas no heteronormativas disfruten de iguales derechos respecto a las personas heterosexuales", recuerda Moreno.
"Ese porciento puede haberse corrido a raíz de la 'consulta popular'" sobre el proyecto de Constitución que se llevó a referéndum el 24 de febrero de 2019. El Artículo 68, que introducía el matrimonio igualitario y resultó finalmente eliminado, "fue muy polémico y fue de los que alcanzó mayor visibilidad. Determinar en qué medida pudo influir en este porciento es especular. No obstante, considero que aún está a nuestro favor".
¿Por qué entonces no se ha aprobado el matrimonio igualitario en Cuba?
Lidia Moreno piensa que "el conservadurismo, los fundamentalismos políticos y religiosos hermanos del patriarcado" han influido. "Han estado presentes en las decisoras y los decisores de políticas públicas y en algunos miembros del Parlamento”.
"Hoy contamos con una Constitución que dejó una puerta abierta al reconocimiento de las uniones matrimoniales entre personas del mismo género, pero lo están demorando por varias razones. Una de ellas, la pandemia que vivimos mundialmente. Se han podido reunir vía online y no se pronuncian por esa opción. Siendo optimista, tendremos disfrutaremos de ese derecho en alguna fecha de 2022", calcula Moreno.
Adán Roble también considera que la aprobación del matrimonio igualitario en Cuba se ha retrasado debido a la presión que ejercieron grupos religiosos, primeramente, "y la actitud pasiva del Estado ante ello".
"Ahora, casi al cumplirse los dos años de aprobada la Constitución, no vemos medidas o acciones por parte de las instituciones en aras de fomentar el debate sano e instructivo", advierte.
¿Cuál es el poder real de las iglesias en Cuba?
En 2029, durante la llamada "consulta popular" previa al referéndum para la aprobación de la nueva Constitución, iglesias cubanas, principalmente protestantes, realizaron una intensa campaña contra la posible autorización del matrimonio entre personas del mismo sexo.
Con la eliminación del Artículo 68, la forma de constituir el matrimonio en Cuba quedó postergada para el nuevo Código de Familia, que debe presentarse en marzo de 2021. Curiosamente, esta es la única, entre 70 normas jurídicas, que se llevará a referéndum.
Muchas personas atribuyen a la oposición de las iglesias la renuencia del Estado cubano a aprobar el matrimonio homosexual. ¿Tienen más fuerza las iglesias en Cuba que en España, Argentina, Brasil y México (que aún no permite el matrimonio homosexual en todo el país, pero sí en 20 estados a nivel estatal y en algunos municipios)?
¿Son más fuertes las iglesias cubanas que las de Estados Unidos, donde las parejas homosexuales pueden casarse en todos los estados desde 2015?
Si las iglesias cubanas son tan fuertes, ¿por qué no han conseguido introducir la religión en los sistemas de enseñanza o tener sus propias escuelas, sus propias emisoras radiales y sus propios canales de televisión, en vez de esperar que el Estado considere conveniente transmitir selectivamente algunos eventos religiosos en la televisión estatal?
Es evidente que para el Gobierno cubano la férrea oposición de las iglesias evangélicas al matrimonio igualitario constituye una útil punta de lanza para su propia aversión a permitir que dos personas del mismo sexo se unan de manera legal.
Mientras autoriza una marcha anual contra la homofobia bajo vigilancia del estatal Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) y abre un hotel de lujo destinado a exprimirle el bolsillo a la parte más solvente de la comunidad LGBTI, la cúpula militar cubana coloca los derechos de esta minoría en manos de una mayoría que espera sea tan retrógrada como las iglesias más conservadoras.