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General: “VIDA”, NO “MUERTE”
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 05/03/2021 15:34
 “VIDA”, NO “MUERTE”
                 Por Francisco Almagro Domínguez
Un viejo chiste anticomunista cuenta que dos perros alemanes se encontraron sobre el oprobioso muro de Berlín, hoy derribado, museable. El perro oriental, llamado democrático, estaba limpio y perfumado, gordito, saludable. En cambio, el perro occidental lucia sucio, con garrapatas, flaco. El perro comunista dijo al perro capitalista que quería brincar al otro lado. El perro capitalista, sorprendido, dijo no entenderlo; en su país tenía comida, educación y salud gratis. Entonces el perro alemán comunista dijo que sí, era cierto, pero él quería ladrar.
 
Ciertamente, los chistes nos ayudan como pocas cosas a entender la verdad, en ocasiones oculta y tergiversada, de los hechos. Con frecuencia la propaganda comunista habla de un capitalismo que la mayoría de la población cubana desconoce, pues más del 80 % nació después de 1959. Propaganda diríase uniformadora, sin fisuras, que no maneja las estadísticas pre-involucionarias comparadas en esa época con otros países del área, y en tiempos de escasa industrialización.
 
Pero sí, la vida del perro capitalista es dura. Nadie llevará comida a su boca a no ser que se la busque. Tampoco habrá un dueño que enseñe donde y cómo hacer sus necesidades. La salud será un problema que debe resolver. Podrá ir al veterinario. Pero lo evitará: el veterinario tiene que comer, y el dueño no puede pagar sus excesos hipocondriacos. Si quiere ser adoptado, vivir en un hogar, el cánido capitalista será simpático, agradará a las visitas. Ladrará con medida.
 
El perro comunista lo tendrá todo -o creerá que lo tiene. El dueño, para que no moleste, dará comida a su hora, y lo llevará al veterinario aunque no haga falta. El perro creerá tener salud. Salud tiene el dueño. También lo enseñará a no ladrar. Y si lo intenta, cortará sus cuerdas vocales. Puede parecer un buen negocio: a cambio del ladrido, educación, salud y comida. Cambiará ser “perro” por ser una “cosa”. Es el dilema antológico desde los días del drama griego, lo cual viene recreándose en toda manifestación cultural, y que con el Fausto de Goethe alcanza la cima de la literatura universal: entregar al alma al Diablo.
 
No hay perro sin felicidad como no hay ser humano sin “ladrido”. No importa que tan bien se coma, salud tenga, techo cobije. Escoger es lo que diferencia al ser humano de la bestia. La persona nace dotada por la naturaleza para buscar su felicidad sin dañar la felicidad de los demás. Los animales no poseen esa conciencia. Ni siquiera el contraste entre vida y muerte, aunque esto último lo presienten. Tampoco tienen ambiciones. Solo instintos. Nada más allá de lo esencial como alimentarse, descansar y reproducirse.
 
Lo que sucede con los regímenes totalitarios es que “animalizan” a sus ciudadanos. La conocida pirámide de Maslow, allí donde las necesidades espirituales de los humanos están en lo más elevado, parece cortada casi a rente de la base, es decir, en lo más perentorio. Porque aun cuando cultura, educación, salud y otras áreas de aparente humanización parecen espirituales, buscan “amaestrar” al ciudadano para que no “ladre”, o lo haga de la manera y en la forma en la cual los dueños disponen.
 
“Vida” y no “muerte” porque miles de cubanos ya han muerto sin conocer la agridulce experiencia de valerse por sí mismos, de tener derecho a ejercer en absoluta libertad sus credos políticos y religiosos, de tener su propia empresa o trabajar para otro, comprar una casa, un automóvil, o no tener sino un cuartucho alquilado y montar en tren, en ómnibus, en bicicleta si ese el deseo, la necesidad.
 
‘Vida” es escoger el canal de televisión preferido, leer el articulo deseado, o no leer nada. “Vida” es aprender a escoger sin mirar el precio, material, social y político de las cosas. Y hacerse responsable por ello. “Vida” es poder decir que no, sin miedos, o con ellos, pero sabiendo que existen y pueden ser administrados.
 
La reciente canción “Patria y Vida” es un gran ladrido en medio de una sociedad que despierta de un prolongado amaestramiento. Un pueblo que para volver a chillar tuvo que mudarse de barrio, soportar otro clima, aprender costumbres diferentes, incluso sufrir maltratos inconfesables. Si le preguntaran a la mayoría si quisieran regresar donde hay comida, salud y diversión gratis dirían que no. Prefieren la “vida de perros”, como dicen se vive del lado occidental de la muralla del oprobio.
 
La etología o ciencia del comportamiento también nos enseña que cuando un animal amaestrado comienza a sentir que no lo alimentan bien, bañan poco y adquiere pulgas, su obediencia decrece. Percibe, a través de los sentidos, carencia de amor. La ciencia de la conducta muestra con elocuencia, además, que lo aprendido se extingue sin refuerzos. Hasta el animal más pacífico se torna agresivo y desobediente cuando siente maltrato, desidia.
 
Hay muerte en vida para los seres humanos cuando esta prohibido “ladrar”.  Por eso “muerte” por “vida” disgusta tanto a los dueños.
 
 


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