¿Qué les habría ocurrido a Fidel y a Raúl Castro si se hubieran tragado un tornillo, una arandela o una cuchilla, para evadir el Servicio Militar? Estas acciones pueden considerarse evasión de las obligaciones y son sancionadas por el Artículo 20 de la Ley de los Delitos Militares. Sin embargo, los hermanos Castro no habrían sido castigados. De hecho, no habrían tenido que recurrir a esos métodos, porque antes del triunfo de la Revolución el Servicio Militar no era obligatorio y ninguno de los dos lo pasó.
El Servicio Militar General (SMG), como originariamente se le llamó, es obligatorio en Cuba desde junio de 1963. La idea cobró fuerza desde que se llamó a la movilización general en octubre de 1962, durante la crisis provocada por la instalación de misiles soviéticos con ojivas nucleares en Cuba, y posteriormente, durante la llamada "Lucha Contra Bandidos".
En 1963 se estableció una orden militar cuyo contenido jamás fue publicado, ni siguiera en la Gaceta Oficial de la República, pero que dispuso la preparación militar obligatoria para los hombres.
Miles de "negados", como se les llamó entonces en los barrios a los hombres que, por diversos motivos, incluyendo los religiosos, decidieron no acudir a esa preparación obligatoria, tuvieron que abandonar el país so pena de sufrir linchamientos morales y físicos incitados por el castrismo o ser encarcelados. Aunque no existía el delito de negación a cumplir deberes del Servicio Militar, se les enviaba a prisión por otras causas.
Las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP) fueron campos de trabajo habilitados desde noviembre de 1965 hasta mediados de 1968. Unos 25.000 hombres, jóvenes principalmente, entre ellos religiosos, homosexuales, hippies, con actitudes "elvispreslianas" o con "problemas ideológicos" tenían que ser "reeducados", según el Gobierno revolucionario, necesitado de mano de obra estable.
Miles de jóvenes fueron sacados de sus casas y trasladados por militares a Camagüey para realizar trabajos forzados, principalmente en el corte de caña. Los albergaban en especies de barracones cercados, custodiados por militares las 24 horas.
En agosto de 1973 se aprobaron la Ley No. 1.253 (Ley del Ejército Juvenil del Trabajo), la Ley No. 1.255 (Ley del Servicio Militar General y su Reglamento) y el Decreto Presidencial No. 3732. Se hicieron cumplir a partir de 1974 y sirvieron para enviar a la cárcel a cientos de hombres por negarse a cumplir el Servicio Militar.
Con el respaldo de la Constitución, en 1976, se dictó una ley para regular el Servicio Militar General entendiéndose que el hombre que se negara a la defensa de la Patria Socialista sería considerado como cubano "traidor".
A diferencia de países como España y Estados Unidos, en los que se activa la obligatoriedad del Servicio Militar en caso de emergencia nacional, en Cuba no hace falta ninguna emergencia para que el servicio sea obligatorio.
Pese a que Fidel Castro siempre justificó el hecho de mantener el país en pie de guerra permanente con una invasión de los Estados Unidos, esta nunca se ha producido. Tras la fallida invasión por Playa Girón en 1961, que no fue una invasión norteamericana sino de cubanos que deseaban derrocar el comunismo —del mismo modo que Fidel Castro retornó a Cuba en el yate Granma para derrocar a Batista—, las únicas guerras en las que el Comandante en Jefe involucró al país ocurrieron a muchos kilómetros de suelo cubano.
El Gobierno cubano solo reconoce 2.000 muertes en las guerras en suelo africano, entre 1975 y 1991, una cifra que ha sido cuestionada por historiadores.
Pero es justo reconocer que Fidel Castro no fue el primero en movilizar tropas cubanas para participar en una guerra que nada tenía que ver con la Isla. El historiador Dimas Castellanos recuerda que "en 1951, durante la guerra entre Estados Unidos y Corea, Cuba por su alianza con Estados Unidos declaró la guerra a ese país. Para esa guerra se llegaron a movilizar tres compañías del Ejército Regular y nunca se ejecutó". La sociedad civil de la época se movilizó contra el envío de tropas a Corea, y de la misma forma se habría movilizado contra la activación del Servicio Militar, explica Dimas Castellanos. "Creo que por eso tampoco los Castro lo pasaron", concluye.
Tampoco ahora existe ninguna amenaza de invasión extranjera contra Cuba. El único peligro que enfrentan quienes ostentan el poder en la Isla proviene del descontento popular causado por las políticas erráticas del Gobierno que han conducido al agravamiento de la eterna crisis económica que asola al país y la represión contra quienes se atreven a manifestar su inconformidad.
Sin embargo, pese a la falta de una amenaza real y al azote de la pandemia de coronavirus, el Gobierno priorizó la incorporación de los jóvenes al Servicio Militar. Durante el VIII Congreso del Partido, el Raúl Castro propuso la extensión del carácter obligatorio de este a todos los jóvenes, incluyendo las mujeres, que quieran cursar estudios universitarios.