CULTURA
El oscarizado cineasta Dustin Lance Black comparte con el mundo cómo el amor hizo que él y su madre, una mormona conservadora, llegasen a entenderse y lo hace a través de su biografía ‘niño de mamá’, que verá la luz el próximo 22 de octubre. “No quería que mi madre se diese cuenta de mi condición. Temía perder a la persona que más amaba”
Una familia mormona, un secreto y un Oscar
La historia de cómo el cineasta Dustin Lance Black logró que su madre aceptara su homosexualidad
Mi madre había crecido en el sur. Luisiana y Georgia. Había sido profundamente religiosa. Bautista, luego mormona. Había trabajado para el ejército de los Estados Unidos. Había votado por Ronald Reagan y por Bush padre. Ahora yo había pasado décadas viviendo en esa perversa ciudad a la que se había negado a que fuéramos cuando tenía 13 años".
"Me había metido en las artes. Vamos, había luchado por causas progresistas como el matrimonio igualitario. Para personas ajenas, en este momento y en esta época, mi madre y yo deberíamos haber sido enemigos. Nuestra casa debería haber estado dividida: norte vs. sur, red vs. azul, conservador vs. progresiva, costa vs. montaña o llanuras, o como quieras nombrar esas tribus. En vez de eso, mi madre y yo nos alimentábamos. Su aceite iluminaba mi lámpara, y al final el mío hizo lo mismo con la suya. Las herramientas que aprendí a blandir al crecer en su hogar conservador, cristiano, sureño y del ejército fueron las mismas que usaba para librar batallas que me habían sacado de un destartalado apartamento de protección oficial donde los disparos fueron mi canción de cuna para viajar en sueños a los mayores escenarios del mundo, y a la primera fila del Tribunal Supremo de los Estados Unidos para luchar por la igualdad de las personas LGTBQ".
"Aunque mi madre y yo habíamos tenido nuestras diferencias políticas y personales a menudo, en nuestra familia nos había guiado mediante su ejemplo, infundiéndonos una actitud proactiva que solía desafiar a la razón. Un optimismo que muchos considerarían ridículo, ignorante e ingenuo, pero un optimismo que en ocasiones escandalizaba a nuestros vecinos y a nuestro mundo, con su descarada veracidad. Ella era mi razón. No es algo que haya compartido hasta ahora, y sé que a algunos les parecerá una tontería, pero a menudo esperé que nuestra relación fuera como una piedrecita lanzada a un estanque, que rompiera la superficie y que enviara ondas expansivas hasta la orilla. Si mi madre y yo lográbamos encontrar los puentes que nos separaban, entonces quizás también podrían encontrarlos nuestros vecinos y nuestros seres más queridos. Quizá nuestras Américas divergentes no estuvieran abocadas a destruirse como nos hacían creer nuestros telediarios y nuestros políticos. Quizá podríamos vivir en un plano superior a la política".
Cuando Dustin Lance Black (Sacramento, EE UU, 47 años) tenía siete años, se sintió atraído por un chico de su calle. El cuerpo se le congeló al pensar que “acabaría en el infierno”. Esta es una de las anécdotas que el director y oscarizado guionista —famoso por películas como Mi nombre es Harvey Milk (2008), sobre el primer político abiertamente homosexual de EE UU— ha reflejado en su biografía Niño de mamá (Ediciones Camelot), una obra que llegará en español a nuestras librerías el 22 de octubre. En ella, Black reflexiona “sobre la necesidad de crear puentes entre las diferentes ideologías de nuestra sociedad”, según nos cuenta desde su casa en Londres. A su vez, pone el foco en la inspiradora relación que tuvo con su madre, Roseanne Bisch (Luisiana, 1948-2014), una mujer de confesión mormona e ideas conservadoras a la que inicialmente le costó mucho entender a su hijo.
Bisch creció en una zona rural del sur de EE UU. Abandonada por Raul Garrison, su primer marido y padre de sus tres hijos —Marcus (fallecido en 2012 a los 42 años por un cáncer de vejiga), Todd (42 años) y el propio Dustin—, trabajó primero en el Ejército y luego como técnico de laboratorio en un hospital. Su difícil situación hizo que se aferrara a sus creencias mormonas. Una tabla de salvación para ella, pero un camino directo a la depresión para el artista, que se convirtió en un niño con pensamientos suicidas e infeliz. Aunque esto no duró para siempre.
En 1995 Black volvía a casa por Navidad tras su primer año de estudios cinematográficos en la Universidad de California. Como en toda cena navideña que se precie, comenzaron a discutir sobre política. Bisch despotricaba sobre el presidente Bill Clinton y su intención de derogar la política militar “Don’t ask, don’t tell”; una ley que prohibía a cualquier homosexual o bisexual revelar su orientación mientras sirviera en el Ejército. “No quería que mi madre se diese cuenta de mi condición. Temía perder a la persona que más amaba en el mundo”, nos cuenta. Pero sus sentimientos lo traicionaron y las lágrimas lo delataron.
“Tardó un año en entenderlo. Voló a California para verme y allí conoció a muchos de mis amigos homosexuales. Ellos pensaron que mi madre me había aceptado, así que la tomaron como a una santa. Se sentaron con ella y comenzaron a contarle lo difícil que había sido para ellos no tener el apoyo de sus familias. Cuando se fueron, me abrazó en silencio. En ese momento supe que me quería tal y como soy. Los casi 50 años de creer que los homosexuales están enfermos desaparecieron en una noche al escuchar las historias de personas reales, narradas desde el corazón”.
Black nos confiesa que aquí reside el secreto de “construir puentes en un mundo demasiado dividido”. “Tratamos de tener razón siempre en todo. Y no podemos combatir el odio con el odio. Es la lección que he tratado de aprender de ella. Por eso soy ‘un niño de mamá’, porque creo que es nuestra responsabilidad seguir escuchando historias y compartiendo las nuestras para unir a las personas”.
Para él, fundador de la junta directiva de la Fundación Americana para la Igualdad de Derechos, escribir este libro no fue fácil. “Tuve mucha ansiedad. Cuando hago un guion, la gente puede criticar mi trabajo pero al final no es mi historia. Mientras que con este texto la gente me juzgará a mí o a mi familia”. Aunque esto no ha ocurrido. El norteamericano ha recibido mensajes de agradecimiento de medio mundo, especialmente de países como Irán, Chechenia o Uganda, donde los derechos LGTBIQA+ aún son una utopía. Incluso a finales de junio la productora de Steven Spielberg, Amblin TV, iniciará el rodaje de la adaptación de su biografía, que verá la luz en 2022.
Hoy, Dustin Lance Black vive con su marido, el saltador de trampolín olímpico Thomas Daley (Reino Unido, 27 años), y su hijo de cuatro años, Robbie. Cuando le preguntamos qué le gustaría que su pequeño heredase de él, sonríe: “El coraje de mi esposo y mi curiosidad. La curiosidad es la clave para tener una existencia feliz y llena de vida. Y si vas a hacer cosas notables, debes tener curiosidad. Creo que el miedo y el odio no existen si eres curioso. Es una forma de abrir tu mente, inclinarte y escuchar”.
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