“Ahora existe Internet, cualquier información se puede obtener en cuestión de minutos de cualquier parte del mundo; un científico nuestro en un centro de investigación puede buscarla lo mismo en China, que en Japón, que en cualquier otro lugar, y eso sí que no se puede bloquear. No nos pueden bloquear la obtención de conocimientos”.Fidel Castro, clausura del quinto congreso del partido comunista, 1999.
El tardocastrismo ha degenerado a Cuba en San Macondo de los absurdos, donde el maniatado poder judicial acaba de dar un sonoro varapalo al presidente Miguel Díaz-Canel, al mentecato premier Marrero Cruz, y sicarios del vacío, con el Decreto-Ley 35, la respuesta oficial a las ansias de libertad de los cubanos.
La casta verde oliva y enguayaberada acaba de tipificar como delito la "difusión dañina, a través de las infraestructuras, plataformas o servicios de telecomunicaciones /TIC, de contenidos que atentan contra los preceptos constitucionales, sociales y económicos del estado, incite a movilizaciones u otros actos que alteren el orden público; difundan mensajes que hacen apología a la violencia, accidentes de cualquier tipo que afecten la intimidad y dignidad de las personas".
El mandatario Díaz-Canel llamó a la guerra civil en la televisión que pagan todos los cubanos, delito de lesa humanidad; Marrero acaba de insultar a médicos y personal sanitario, mintiendo para intentar escabullir su responsabilidad en el desastre sanitario.
Con el Decreto-Ley 35 (Araña en la charada) van a tener que disolver el partido comunista, el gobierno y cerrar Granma, Cubadebate y la Mesa Redonda; los mayores incitadores de odio entre cubanos y difusores de mentiras a granel, en vano empeño por maquillar el fracaso comunista.
El cerrojazo, ya ensayado con el apagón digital del 11J, tiene la ventaja de que la generosa y solidaria emigración no tendrá que recargas los móviles de sus familares rehenes en Cuba porque carece de sentido pagar para que el navegante no pueda hacerlo libremente y sabiéndose vigilado por el coronel Abel González Santamaría y sus huestes.
Las prisas nunca son buenas, pero el miedo que recorre la espina dorsal de la dictadura más antigua de Occidente es más fuerte que la sensatez y ya se ponen a legislar contra si mismos, creyendo que los cubanos se van a arratonar con leyes mordazas, como los decretos-leyes 35, 340 y 379; reencarcelando a Ferrer, presionando a los familiares de los detenidos por la justa rebelión del 11J y negociando exilios con opositores. de las últimas hornadas.
Un gobierno acorralado, incapaz y carente de legitimidad podrá cometer cuantas fechorías considere necesarias para protegerse del pueblo, pero no conseguirá el respeto y afecto de la mayoría de los cubanos, abandonados a su suerte en medio de la pandemia de coronavirus, que agrava la pobreza y desigualdad, el hambre de alimentos, medicinas y oxígeno.
A los cubanos no los van a callar ni en Internet ni en las calles porque la mayoría está harta de sufrir experimentos y ocurrencias baldías y soportar a un gobierno que ya teme hasta su sombra.
La política de comunicación de la oficina de prensa de Díaz-Canel -asesorada por el fallido gobierno español, del que copian hasta etiquetas- y del departamento Ideológico del partido comunista está lastrada por la mentira, la vacilación y un espíritu reactivo que los pone a remolque de cubanos, medios independientes y hasta de telenovelas extranjeras.
El acto de censura de un fragmento de una telenovela brasileña que transmite la televisión cubana, referido a la libertad, la disidencia y la represión parece cosa de la CIA, como fue el desmentido a un meme sobre Díaz-Canel y un niño que lo reprende por haber encarcelado a sus padres el 11J, o las negativas oficiales a reconocer enterramientos en fosas colectivas.
Algunos en los entornos de Díaz-Canel y Rogelio Polanco deberían saber que cuando un gobierno pone el foco sobre algo negativo, solo consigue hacer el ridículo y amplificar su efecto, pues otorga credibilidad a lo que intenta tildar de mentira o bola contrarrevolucionaria; a la vez que se duele.
El tardocastrismo lleva mes y pico enfrascado en desmentir a dirigentes y prensa provinciales, a ciudadanos y medios alternativos y nadie les cree; por eso es que quieren reducir al mínimo la libertad en Internet y redes sociales de los ciudadanos, que ya saben que cuando la mentira oficial habla de complejidad con el oxígeno y aparece Díaz-Canel al lado de unos balones rellenados por rusos, es que están muriendo cubanos asfixiados.
Hace una semana, Cubadebate tradujo y publicó un artículo de The Progressive Magazine, donde su autor acusa a Estados Unidos de usar Internet para silenciar a los cubanos, premonitorios los ñangaras esos; que Dios les conserve el oído porque la vista no se las salva ni el eminente Orfilio Peláez.
Una revolución iniciada con un frenesí colectivo que enloqueció hasta aquellas palomas posadas en la charretera del hijo pródigo, acabará en el retablo-sainete de San Macondo de los absurdos, donde Melquíades desplazó a la dinastía Buendía, encerrada cual Bernarda Alba en el far west habanero; mientras Remedios levita en La Piragua, tras ser maquillada y vestida por Humbertico López y Lázaro Manuel Alonso, cadetes de la apocalipsis, que la empinan cual papalote de Silvio Rodríguez.