"Hay ron y cigarros", pregona un anciano mientras camina de una esquina a otra por la calle Reina de La Habana. "El ron a 600 y los cigarros a 100", detalla a un transeúnte que se acerca, interesado.
"Ese ron no será invento, ¿verdad?", pregunta el joven. "̈¡Qué va! Lo dieron por la libreta en la bodega y lo estoy vendiendo para ver si escapo este fin de año", responde el vendedor. En portales y esquinas de la capital, se repite la misma escena: jubilados que tratan de sacarle algo de dinero con la venta de esta bebida alcohólica adquirida "por la libreta" y muy buscada en la Isla estos días a falta de cervezas o sidras. Y lo mismo con los cigarros.
La distribución "normada" incluye por persona una botella de ron, envasado en plástico de litro y medio y a un precio de 132 pesos, y cuatro cajas de cigarrillos fuertes de la marca H. Upmann, a 17,50 pesos cada una. Por la izquierda, los productos son revendidos a cinco veces más su costo.
"Ron Bocoy sellado de la bodega, 1,5 litros a 700 pesos. Víbora (no me desplazo), interesados al privado". De anuncios como este se han llenado los sitios de clasificados y las redes sociales. Otro usuario de Facebook ironiza a propósito de la repartición de la bebida: "1,5 de ron por la bodega por fin de año para tener al pueblo anestesiado. Demasiado tarde, sigan dando coletazos".
Francisco Silva Herrera, director general de venta de mercancías del Ministerio del Comercio Interior, declaró este lunes que para garantizar la comercialización del ron se destinaron 655.000 cajas. El entusiasmo con la idea de comprar la botella de ron para luego poder revenderla duró poco, pues la bebida no es de buena calidad.
"Yo no he podido salir del ron, nadie quiere comprarlo porque ya se sabe que es malo", confiesa una vecina en Luyanó. "Veré si sucede un milagro y consigo los ingredientes para hacer una crema de vie".
En cualquier caso, la venta de ron por el mercado racionado aviva, una vez más, los fantasmas del Período Especial. Durante la crisis de los años 90, el producto, uno de los emblemas de la industria nacional, también se vendía de manera controlada por cada núcleo familiar. Podían faltar los huevos o el pollo, pero el alcohol llegaba puntualmente.
"¿Para qué tanto ron?", lamenta otro residente en Centro Habana. "Si en verdad quieren ayudar, que den un pedazo de carne para el 31".
La inflación resultante de la llamada Tarea Ordenamiento ha provocado que muchos cubanos salgan a vender lo que tengan a mano, pues casi finalizando el año muchos aún no saben que van a cenar el 31 de diciembre. No sin consecuencias.
Mario, un vecino de El Vedado habanero, fue multado esta semana con 8.000 pesos por vender los cigarrillos correspondientes a la cuota. El joven los tenía expuestos en la ventana de su casa y la inspectora que lo sancionó se hizo pasar por una compradora.
"No puede vender ningún producto de los que se distribuyen en la bodega", le informó la funcionaria. "Pues no lo entiendo. Si no fumo, ¿por qué no puedo venderlos para resolver otras necesidades?", se atrevió a contestarle Mario, que asegura que reclamará el castigo a las instancias pertinentes.
A pesar de que no todos los cubanos beben alcohol o fuman, todos recibirán este fin de año el ron y los cigarros que no tienen permitido vender. Mientras tanto, la respuesta del Gobierno a las preocupaciones de la población por la escasez de alimentos y los altos precios, ha sido el anuncio de que se va a distribuir de manera adicional una libra de pollo y tres libras de arroz por persona.
FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AÑO NUEVO 2022