«El régimen continúa violando los DD.HH. en
Cuba ante la falta de un consenso global que lo condene»
Juan Pappier, investigador sénior de la División Américas de HRW, habla sobre la represión en la isla en 2021, la disfuncionalidad de la comunidad internacional para apoyarla y cómo cree que será el año 2022. «El embargo de los EE.UU., que genera una enorme distracción, permite a Cuba mostrarse como una víctima, cuando en realidad ellos son responsables de grandes violaciones de DD.HH.»
Esta semana Human Rights Watch (HRW) ha presentado su informe sobre la situación de los derechos humanos en el mundo en 2021, en el que denunció el aumento de la represión y el «buen momento» del que disfrutan los autócratas, ante la falta de compromiso de los líderes democráticos, más preocupados en intereses «cortoplacistas». En el informe, la ONG se refiere también al retroceso alarmante de las libertades básicas en América Latina, así como del papel «extraordinario» de los defensores de los DD.HH. y periodistas a la hora de exponer los abusos, por lo que hace un llamamiento para seguir apoyando «los esfuerzos cruciales» que realizan estas personas para proteger el Estado de derecho, las libertades fundamentales y las instituciones democráticas en un periodo de graves riesgos para la región»
En el apartado dedicado a la violación de derechos en Cuba, la ONG subraya la continuidad de la represión en 2021. Un año marcado por las mayores protestas civiles en las últimas décadas, lo que desencadenó una extraordinaria campaña de represión –visibilizada por las redes sociales en todo el mundo–. En su informe, HRW denuncia las detenciones arbitrarias y encarcelamientos de corta duración, el control de los medios de comunicación y la restricción del acceso a información procedente del exterior, así como el bloqueo de webs y blogs dentro de la isla. También se refiere a los «procesos penales sumarios» que sufren aquellas personas detenidas por participar de forma pacífica en las manifestaciones del pasdo 11 de julio.
«El año 2021 en Cuba estuvo marcado por estas protestas históricas y por un aumento de demostraciones de la ciudadanía de que ha perdido el miedo y de que quiere un cambio, pero también por una brutal represión del régimen, que está aferrado al ‘statu quo’, no quiere aceptar este cambio y lo está frenando a fuerza de represión, censura y de obligar a cualquier que se atreva a censurar al régimen al exilio», explica a ABC, Juan Pappier, investigador sénior de la División para las Américas de HRW.
La explosión de protestas en Cuba, pusieron a esta, gracias a las denuncias en redes sociales y el trabajo de periodistas independientes, en la agenda internacional, aunque esto no ha logrado que se produzca ningún cambio sustantivo en el país en la mejora de los derechos humanos. «Hasta ahora la respuesta de la comunidad internacional sobre Cuba ha sido disfuncional. Por un lado, está el embargo de los EE.UU., que genera una enorme distracción, porque permite a Cuba mostrarse como una víctima, cuando en realidad ellos son responsables de grandes violaciones de DD.HH. Y, por otro, tenemos una política de la Unión Europea que condena el embargo, que tiene a veces voces fuertes en relación con Cuba, pero no son consistentes», señala Pappier.
A esto se suma, el papel de la Alta Comisionada de la ONU, Michelle Bachelet, «que ha tenido una posición bastante débil sobre Cuba. Solo se ha pronunciado una vez a lo largo de su mandato». En su opinión, esta «falta de consenso global para condenar la violación de DD.HH.» es lo que permite que el régimen siga cometiendo estas violaciones. HRW defiende el levantamiento del embargo, «terminar con esa distracción», y lograr «una política multilateral y coordinada de condena» contra lo que sucede en Cuba.
¿Cree usted que al régimen le importan las condenas internacionales?. «Le da igual la condena de algunos actores, pero creo que sí le importa la condena de la UE, de Bachelet y de gobiernos de centro-izquierda en América Latina».
Lo cierto es que la UE tiene un instrumento, el Acuerdo de diálogo político y cooperación con Cuba, que según una de sus cláusulas debe interrumpirse si se violan los derechos de la ciudadanía. Se trata de un recurso para ayudar a la isla económicamente, al mismo tiempo que se vela por el bienestar de la población. A pesar de la represión del régimen, hasta el momento la UE no ha echado mano de esa cláusula. «Hasta ahora el diálogo de la UE con Cuba no ha logrado dar resultados importantes. Eso está claro», admite Pappier.
En cuanto a cómo cree que puede ser el año 2022, que ha comenzado con la celebración de más jucios, en los que se piden condenas de hasta 30 años por participar en las protestas del año pasado, y en los que se va a enjuiciar incluso a menores de edad, bajo la acusación de sedición –lo que puede conllevar una condena de 15 años de cárcel–, confiesa que «no soy muy optimista sobre la situación en Cuba. Todas las voces críticas que se han atrevido a alzar la voz, ya sean los líderes del Movimiento San Isidro (MSI) o del 27-N, o periodistas y activistas, que se han atrevido a denunciar abusos, están en su mayoría o bien presos o exiliados. Por eso va a ser muy difícil lograr coordinar a la sociedad civil cubana, a los que quieren que haya un cambio en Cuba, para que puedan realizar manifestaciones y expresiones de descontento. Creo que gracias a esa respuesta disfuncional de la comunidad internacional, Díaz-Canel se está saliendo con la suya», lamenta
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