En torno a 125 personas, entre las que se encuentran sacerdotes, maestros, administradores eclesiásticos y voluntarios antiguos y actuales, se han identificado públicamente como homosexuales y queer, reclamando de tal modo a la Iglesia que no ignore sus demandas y elimine las «declaraciones obsoletas de la doctrina de la Iglesia» en lo que respecta a la sexualidad y género.
Todo ello se ha llevado a cabo a través de una serie de demandas por redes sociales bajo el nombre #OutInChurch, que se podría traducir como «Fuera y dentro de la iglesia». Así pues, esta comunidad solicita la reforma del derecho laboral eclesiástico, de manera que en el futuro la orientación sexual no sea un motivo de despido o marginación.
Además de pedir esta igualdad de derechos, los firmantes de tal iniciativa también reclaman que la propia iglesia asuma la responsabilidad por su discriminación contra las personas LGTBQ a lo largo de toda la historia, dirigiéndose directamente al obispo para que asuma dicha responsabilidad en nombre de toda la institución.
Ante tal propuesta, pretenden eliminar de la doctrina eclesiástica alemana todo enunciado difamatorio sobre el sexo o la sexualidad, permitiéndoles así poder participar en todos los sacramentos y empleos de la Iglesia Católica.
Afirman por lo tanto que la comunidad eclesiástica es responsable también del respeto a nivel mundial de los derechos humanos de las personas que se identifican con el termino «queer», ordenando así una revisión completa de aquellos «enunciados difamatorios y no acordes a los tiempos» sobre la identidad sexual y el sexo sobre la base de los actuales conocimientos sobre la ciencia humana y la teología.
Gracias a #OutInChurch se hace un llamamiento a todas las personas de la comunidad LGTBQ+ que se consideren afectadas por esta temática y trabajen de forma regular para la Iglesia, para que se sumen a esta lucha. De igual modo, se cita a los obispos de todo el país alemán a que apoyen también este manifiesto.
Dentro del ámbito católico, el sacerdote Bernd Mönkebüscher, el cual estuvo durante el año pasado ofreciendo su bendición a parejas homosexuales en su parroquia, ha señalado en una agencia alemana que esta iniciativa se inspira en otra muy similar que han llevado a cabo recientemente 185 actrices y actores alemanes que hicieron pública de manera conjunta su condición de queer y denunciaron una serie de discriminaciones en su ámbito laboral.
Aún así, este sacerdote ha subrayado que esta problemática es mucho mayor en centros católicos, asegurando además que aquellos trabajadores que quieran contraer matrimonio con personas de su mismo sexo, «pierden inmediatamente su trabajo».
Al igual que Bernd, alrededor de 20 asociaciones y organizaciones religiosas han expresado su apoyo a dicha iniciativa en una declaración común en la que recalcan que resulta inaceptable que quienes trabajan en la Iglesia tengan miedo a llevar una vida privada clandestina «por no atenerse a la imagen sexual normada de la Iglesia».
Entre los participantes de dicho manifiesto se encuentra el Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK), La Federación de Mujeres Católicas Alemanas (KDFB), el Foro de Teólogas Católicas y la Comunidad de Trabajo de las comunidades Universitarias Católicas.
Hace poco menos de un mes que el Vaticano dejó claro que las parejas homosexuales no entran en los planes de Dios. Ante la práctica de bendecir uniones entre personas del mismo sexo, el Papa ya dictaminó también que tales acciones no eran válidas.
Pese a tales declaraciones, parroquias alemanas y estadounidenses han seguido con este tipo de prácticas, llegando incluso a proponer institucionalizar el matrimonio homosexual. Sin embargo, como respuesta a ello, la oficina doctrinal del Vaticano, la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) se negó rotundamente.
El Papa por su parte, agregó a esta negativa que «no pretendía ser una forma de discriminación injusta, sino más bien un recordatorio de la verdad del rito litúrgico» del sacramento del matrimonio.