POR DONALD PADGET

La mañana que hablamos, Daley luce relajado y confiado con su característica personalidad burbujeante y su sonrisa efervescente en exhibición persistente. Ha transcurrido la mayor parte de un año desde que se llevó a casa una medalla de oro olímpica en el evento de clavados sincronizados de plataforma de 10 metros masculino con su compañero Matty Lee en los Juegos Olímpicos de verano en Tokio. El estado de ánimo que se muestra en la casa de Daley en Londres esta mañana puede describirse mejor como tranquilidad organizada.

 

Vestido con una camiseta blanca con un corazón de arcoíris cosido que parece que incluso podría ser obra del propio Daley, el joven de 27 años exuda la confianza de un campeón que, sin disminuir la velocidad como padre, esposo, atleta. , y activista, todavía ha encontrado tiempo para apreciar los frutos de sus esfuerzos de toda la vida.

 

“Lo gracioso es que no creo que un campeón necesite ganar. Creo que [ser] un campeón es una actitud”, dice Daley. “Es una actitud de hacer lo mejor que puedas, pero sin sacrificar tu integridad y sin sacrificar tu moral ni a ti como persona”.

 

Daley agrega que si bien ser un campeón "no se trata de las medallas de oro", todavía disfruta todo lo relacionado con su reciente medalla de oro.

 

“Inicialmente, ir a los Juegos Olímpicos era mi sueño y representar al equipo [Gran Bretaña]. Una vez que comencé a creer que algún día podría ganar una medalla de oro olímpica, ese era mi objetivo”, dice Daley sobre su búsqueda de décadas para ser el mejor en su deporte.

 

Obtuvo medallas olímpicas de bronce en 2012 y 2016, pero el oro olímpico siguió siendo esquivo hasta el año pasado. Daley se secó las lágrimas mientras él y Lee recogían sus medallas. El impacto emocional del momento permanece con él, ya que Daley a veces se esfuerza por describir la intensidad del momento.

 

"Fue como una de esas cosas en las que pones tu vida y tu alma y todo en ese deporte durante tanto tiempo que cuando finalmente lo haces, se siente como...", se apaga momentáneamente. “Sí, se siente como si nada más pudiera compararse, honestamente”.

 

Ganar esa medalla fue un proceso estresante, y una de las formas en que Daley lidió con la ansiedad de la competencia fue con su nueva pasión por el tejido y el ganchillo, una afición que se hizo viral en los titulares en los días posteriores a su victoria olímpica.

 

Hizo una broma clásica del Día de los Inocentes este año cuando publicó en las redes sociales una nueva línea de calentadores de ganchillo para la venta. Si bien su breve incursión en el mundo de la ropa dickwear de diseñador fue una broma, resulta que Daley se ha visto inundado con solicitudes de calcetín schlong. Ahora, rutinariamente, crea un calcetín para gallos como regalo de cumpleaños para sus amigos.

 

"Literalmente tengo órdenes aquí", se ríe Daley, sosteniendo un puñado de guantes de misiles multicolores. “Cada vez que es el cumpleaños de un amigo, siempre reciben un poco de calor”.

 

Toda esta charla conduce inevitablemente a la pregunta de cómo se obtienen las medidas correctas de longitud y circunferencia para la prenda. ¿Daley pide estadísticas? ¿Adivina? ¿Rompe su regla y lo descubre por sí mismo? Los gays que preguntan quieren saber.

 

“Curiosamente, hay un patrón en línea que sigo”, dice Daley, llamándolo un patrón de “talla única”.

 

“Pero sí, es algo bastante divertido. Quiero decir, no creo que nadie los use nunca”, dice Daley con ingenuidad. “Son solo un pequeño regalo novedoso”.

 

Después de ganar en Tokio, Daley tomó su medalla de oro y su nueva habilidad para tejer y regresó a casa con su esposo, el guionista ganador del Oscar ( Milk ), Dustin Lance Black, y su hijo, Robert "Robbie" Ray Black-Daley. A pesar de todo lo que estaba pasando en su vida personal y profesional, Daley no tardó mucho en usar su nueva plataforma global para arrojar luz sobre el odio y la violencia anti-LGBTQ patrocinados por el estado.

 

En los Attitude Awards del año pasado, llamó a los países que criminalizan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, a menudo con sentencias de muerte, y aún así se les permitió competir en los Juegos Olímpicos. Abogó por prohibir a esos países de futuros Juegos Olímpicos, aunque admite que sería una política difícil de implementar.

 

“Es un tema muy matizado porque no quieres castigar a los atletas porque no son los atletas los que están inventando las leyes. Pero sí creo que… debería haber un cierto estándar que el [Comité Olímpico Internacional] impone a los países en términos de protecciones básicas para los atletas homosexuales y para las personas que están en [esos países]”.

 

El activismo de Daley no disminuirá pronto. Él ve un progreso real logrado cuando las figuras deportivas usan su visibilidad para abogar por el bien común, incluso si eso significa salir de la burbuja deportiva para enfrentar los problemas políticos y sociales del día.

 

“Creo que es importante que los deportistas utilicen su plataforma para confrontar asuntos políticos porque, al final del día, cuando tienes éxito en el deporte, tienes una plataforma”, dice. “Y tienes una plataforma para compartir las voces de las personas que pueden no tener [una]”.

 

También considera que ganar como atleta es quizás la herramienta más efectiva contra fanáticos como los presentadores rusos que se burlaron de Daley y de la levantadora de pesas mujer trans de Nueva Zelanda, Laurel Hubbard, durante los juegos del año pasado. Como lo ve Daley, el hecho de que hablen de él es una prueba de que ya está cambiando la narrativa en esos países, obligando a los líderes de opinión en los medios y en otros lugares a admitir que existen atletas LGBTQ y que uno de ellos acaba de ganar una medalla de oro olímpica. Mientras que otros pueden ver odio, Daley ve una afirmación a regañadientes para todos los atletas LGBTQ. Y eso sucedió en parte porque estaba dispuesto a competir, y pudo ganar, como atleta gay.

 

“Creo que hay algo realmente poderoso en ir a los Juegos Olímpicos y estar allí como parte de la comunidad LGBT y no solo estar allí sino también hacerlo bien para que realmente cree algún tipo de visibilidad en todas partes del mundo. Porque digamos que si hubiéramos quedado en último lugar, ¿hablaría la televisión rusa de algo LGBT en primer lugar?”. Dice Daley.

 

Daley irrumpió en la escena internacional a los 14 años cuando compitió en los Juegos Olímpicos de 2008 en Beijing. Una lección que Daley no se dio cuenta de que había aprendido hasta hace poco es cómo la inocencia de su juventud lo benefició en esas primeras competencias internacionales.

 

“Podría participar en esas competencias, y realmente no sabía la grandeza de eso”, observa en retrospectiva. “No sabía la escala de esto. Podría ir allí y decir,  Oh, solo estoy aquí buceando y haciendo lo mío y disfrutándolo . Así que no tenía ninguna presión ni expectativas porque todavía no sabía nada de eso”.

 

En sus nuevas memorias,  Coming Up for Air,  Daley detalla algunos de los desafíos que enfrentó para convertirse en campeón. Lo hace no para ganarse la simpatía sino para mostrar cómo superó esos baches en el camino para seguir avanzando. Coming Up for Air  también sirve como un manual de instrucciones para vivir una vida con propósito. Los títulos de los capítulos incluyen "Coraje", "Resistencia" y "Resiliencia" junto con "Propósito", "Amabilidad" y "Perspectiva".

 

“Cada capítulo es una historia sobre una lección que aprendí”, dice Daley, y agrega: “Espero que las personas puedan tomar lo que he experimentado en el deporte y aplicarlo en otras áreas de su vida. también."

 

En las memorias, Daley también revela su batalla contra los trastornos alimentarios.

 

“Me dijeron antes de los Juegos Olímpicos de 2012 que estaba gorda y que tenía que perder peso”, explica Daley. “Y especialmente cuando estás buceando, todo está a la vista. No tienes dónde esconderte, y fue la primera vez que pensé que alguien había mirado mi cuerpo de una manera que no era solo una herramienta de rendimiento, sino que lo miraba como '¿Está gordo o no?'".

 

Daley dijo que se volvió "extremadamente consciente" de su cuerpo y "tomó algunas medidas bastante extremas para perder peso". Dice que parte de la inseguridad de su cuerpo es resultado directo del entrenamiento necesario para ser un atleta de élite.

 

“En la temporada baja, tiendes a ganar peso y músculo, y luego pasas la temporada de rendimiento”, explica Daley. “Así que tu cuerpo está cambiando constantemente todo el tiempo, y lo que es realmente difícil es que sabes cómo puede lucir tu cuerpo cuando estás en los Juegos Olímpicos o en los Campeonatos del Mundo. Así que sabes cómo  quieres  que se vea, y sabes que vas a llegar allí, pero a veces es muy difícil mirarte a ti mismo y sentir que  Oh, no estoy allí, y siento que tengo un largo camino por recorrer , y es solo esta batalla constante en tu cabeza”.

 

Dada su experiencia, Daley simpatiza con otras personas que luchan con su imagen corporal.

 

“Creo que no importa a quién le preguntes, las personas siempre tendrán algo en su cuerpo que no les gusta”, dice, señalando que incluso aquellos que parecen tener el cuerpo perfecto admiten que “tendrán algo que quieren ser”. mejor."

 

Un área de la vida de Daley que no podría ser mejor es su familia. Robbie cumple 4 años en junio. Daley se inclina hacia adelante emocionado. Claramente está complacido con la oportunidad de hablar sobre su hijo y el tiempo de calidad en familia con Robbie y Black que ha disfrutado recientemente.

 

“Va a empezar la escuela en septiembre, lo cual es una locura”, dice de su hijo.

 

Daley lamenta algo demasiado identificable para los padres de niños pequeños. "Todo va muy rápido con Robbie" y "parece que fue ayer cuando era un bebé", mientras que "parece que ya es un adulto", dice. Aún así, ciertamente ama su vida como padre.

 

"La mejor parte es ese amor que sientes y ese amor que te dan y... [cómo] te derriten el corazón en todos los sentidos, que es lo mejor que hay", dice Daley. “Ayuda a poner las cosas en perspectiva de lo que realmente importa más. La parte más difícil es esa sensación constante de que lo vas a estropear y que vas a decir una cosa que luego los llevará en una dirección determinada. Solo quieres lo mejor para tus hijos, y creo que eso es lo difícil: asegurarte de que siempre estás haciendo lo mejor que puedes”.

 

Daley le da crédito a Dustin Lance Black por contribuir a su crecimiento y éxito continuo, ayudándolo a poner en perspectiva los altibajos de la vida.

 

"Han pasado nueve años y nos acercamos a nuestro quinto aniversario de bodas, lo que de nuevo parece que se ha ido increíblemente rápido", dice Daley, y agrega que tiene una conexión especial con Dustin Lance Black.

 

“Pude hablar con Lance sobre esas cosas de una manera que él entendió”, dice Daley sobre su decepción emocional posterior a la medalla en 2012. “Como cuando ganó un Oscar y luego tuvo una pequeña depresión, y él había perdido a su hermano, y yo había perdido a mi padre, y pudimos conectarnos en tantos niveles. Ambos teníamos este nivel similar de ambición y queríamos poner nuestras vidas [en orden], y sabíamos lo que se necesitaba para estar en la cima de tu juego en cualquier campo que fuera”.

 

Si bien Daley se quedó momentáneamente sin palabras cuando se le preguntó acerca de sus emociones después de ganar una medalla de oro, era evidente que Daley no tenía suficientes palabras para describir las recompensas de la vida como padre y esposo.

 

"Ha sido increíble", dice Daley felizmente. “Es algo realmente mágico”.