Una comunidad informada —que no solo hace alarde de la palabra “libertad” sino que en realidad practica su componente más básico, la libertad de expresión— no debería ser una amenaza para nadie. Sin embargo, el Partido Republicano de Florida y sus partidarios cubanoamericanos están nerviosos ante la perspectiva de que la venta de dos icónicas estaciones radiales de noticias de Miami abra la conversación política monopolizada por los republicanos en las ondas de radio en español del condado. ¿De qué tienen miedo, de perder los medios de noticias falsas?
Porque, con la venta de las estaciones de legado, Radio Mambí y WQBA a la Latino Media Network, red recientemente formada, los republicanos de la Florida parecen estar perdiendo los portavoces más importantes que han utilizado para difundir desinformación entre los fieles cubanoamericanos y otros votantes hispanos de Miami-Dade.
¿ADIÓS DESINFORMACIÓN, HOLA DEBATE?
La información veraz ha sido difícil de obtener en la radio cubana.
Incluso los medios de comunicación pro-Trump, por ejemplo, se retractaron de las mentiras sobre la naturaleza del ataque del 6 de enero de 2021 al Capitolio y los resultados de las elecciones de 2020. No así la radio cubana de Miami, donde una locutora siguió culpando al movimiento Black Lives Matter y reiterando la mentira, sin evidencia, de que Donald Trump había ganado las elecciones y los demócratas cometieron fraude electoral.
Los presentadores de radio cubanos constantemente califican a candidatos demócratas, y a cualquier persona con puntos de vista opuestos, como socialistas y comunistas. Sus emisoras, sin verificación de datos, no rinden cuentas ante nadie. También han transmitido información errónea sobre la pandemia, cayendo en el pozo sin fondo de las teorías de conspiración de la derecha. Son un peligro para sus oyentes.
Los estadounidenses podrían verse tentados a preguntar: “¿a quién le importa?”. También se difunde información falsa en los medios de comunicación en inglés.
La diferencia es que, si bien las fuentes de noticias abundan en inglés, para muchos votantes que viven en un mundo insular y obtienen las noticias principalmente en español, la radio es en lo que confían, y las emisoras se aprovechan, sin oposición, de los temores de que Estados Unidos se convierta en aquello que dejaron atrás.
Durante décadas, los principales nombres de la radio cubana han ejercido una influencia sustancial en las elecciones locales, estatales y del Congreso, ayudando a políticos como el senador Marco Rubio a construir un perfil desde cero. Lo mantienen a él y a otros en el poder, sin importar cómo voten sobre temas sociales que van en contra de los mejores intereses de los electores.
La ofuscación ha sido una estrategia ganadora para los republicanos, que prefieren hablar de la libertad de Cuba que revelar a las personas mayores que sus votos en el Congreso o en la Cámara y el Senado de la Florida son la razón de los recortes de Medicaid.
DEMOCRACIA PARA CUBA Y MIAMI
La apertura a un periodismo más profesional, y un debate sólido sobre los temas, solo puede constituir una ventaja para Miami.
“Cuantas más fuentes de información haya, más informada estará nuestra comunidad”, dijo el veterano activista cívico cubanoamericano Rafael Peñalver. “No debemos temer los puntos de vista divergentes. Al contrario, eso nos fortalecerá como comunidad”.
Peñalver, abogado de Coral Gables, agregó: “¿No es eso lo que queremos para Cuba? Tener libertad de expresión y múltiples fuentes de noticias. ¿No es eso lo que hemos estado pidiendo todo el tiempo? ¿Que no haya monolito? El concepto de libertad de expresión es lo que hemos estado propugnando para Cuba. Entonces, ¿cómo podemos tener un punto de vista monolítico aquí [en la política estadounidense]?”.
La venta de las estaciones a un grupo compuesto principalmente por demócratas, incluido el filántropo multimillonario George Soros y dos ex funcionarios de la administración de Obama, además de la legendaria personalidad de la televisión latina María Elena Salinas y algunos republicanos decepcionados que forman parte del grupo llamado “Nunca Trump”, podría cambiar las reglas del juego para la política local, estatal e incluso nacional.
Es por ello que el gobernador Ron DeSantis desde Tallahassee, la vicegobernadora Jeanette Nuñez en Miami y el aparato mediático nacional de derecha han hecho eco a los líderes del grupo de exiliados cubanos que realizaron una conferencia de prensa el pasado miércoles en la sede de la Brigada 2506, donde satanizaron la venta.
“Manipulación electoral financiada por Soros”, lo tildó Fox News.
Esto, del partido que organizó el primer intento de golpe de Estado en la historia de Estados Unidos, y que todavía está tratando de encubrirlo. Esto, del partido que insertó candidatos falsos en las contiendas por el Senado de Florida.
NADA QUE VER CON LA LIBERTAD DE CUBA
En Miami, el grito de guerra contra la venta se lanza como una cuestión de libertad de Cuba, como si este digno objetivo fuera competencia exclusiva de los republicanos. Es obvio que, una vez más, están utilizando a Cuba para encubrir verdades incómodas sobre el Partido Republicano en cuanto a asuntos internos.
Algunos exiliados que protestan por la venta son veteranos luchadores por la democracia cubana que han olvidado que la causa ha sido históricamente una actividad bipartidista. Cuando usan la jerga racista de DeSantis, como atacar a quienes alertan sobre el racismo y la inequidad en una conferencia de prensa, es una indicación de que lo último que tienen en mente es una Cuba pluralista.
Los compradores dicen que la adquisición de 18 estaciones en todo el país es un intento de llegar a una comunidad hispana nacional que con demasiada frecuencia es ignorada. La idea es dar a las comunidades un foro, me dijo un portavoz, no impulsar un solo punto de vista.
Los republicanos, que han convertido todo en una reyerta partidista, no pueden culparse sino a sí mismos. Lanzaron la industria de hacer pasar las mentiras como verdades en Florida. Se fueron al margen de la democracia, prefiriendo luchar en guerras culturales más bien que en problemas reales, y están aprobando leyes que anulan la libertad de expresión desde el aula hasta la sala de juntas.
La radio cubana ha sido su cámara de eco; eficaz para manchar reputaciones, dividir y radicalizar a Miami. A los demócratas les ha llevado demasiado tiempo despertar, pero parece que finalmente están a la altura del reto de combatir la desinformación.
Por primera vez en décadas, los republicanos parecen estar del lado perdedor de las guerras radiales cubanas en Miami-Dade. De eso se trata todo el alboroto. No tiene nada que ver con la libertad de Cuba. Si fuera así, también estarían del lado de la democracia en Miami.