El juez que autorizó el cambio registral de sexo:
«Tuve que despojarme de prejuicios. Él es un niño»
Qué gana la sociedad con que yo diga a ese niño, aunque sólo tenga ocho años, que le condene a vivir toda su vida con algo que no quiere? Es absurdo, la sociedad no gana nada», reflexiona
Consciente de la controversia que ha suscitado el auto autorizando el cambio de sexo registral a un menor trans de 8 años, en una resolución sin precedentes en España, el magistrado del registro civil de Orense, Darío-Carpio Estévez, confía en que esta decisión sirva para abrir un debate en la sociedad, en un tema tan sensible mientras defiende la necesidad de que la legislación se adecue «a la sociedad» y donde la justicia «no vaya a remolque» de los cambios sociales. Con amplia experiencia en la judicatura, ve necesario más avances en la justicia consciente de que la sociedad «lo demanda». En el caso de Alejandro, Carpio sostiene que no tiene ninguna duda de que tomó la decisión correcta tras asegurar que todo lo que analizó le llevó a concluir que el niño «se siente varón» y «piensa como un varón».
En la actualidad, la ley trans reconoce la autodeterminación de género, es decir, el cambio de sexo en el Registro Civil sin necesidad de informe médico o psiquiátrico ni tratamiento médico hormonal, pero únicamente a mayores de doce años.
¿Estamos hablando de un auto sin precedentes en España. ¿Cómo se prepara uno para abordar un tema de este calado?
Lo primero que pensé es que tenía que despojarme de cualquier prejuicio moral ético. Quise descontaminar, que no hubiera nada de mi forma de pensar o de proceder que pudiese influir a la hora de dictar una resolución. La reflexión que me hice fue la siguiente: «Qué gana la sociedad con que yo diga a ese niño, aunque sólo tenga ocho años, que le condene a vivir toda su vida con algo que no quiere. Es absurdo, la sociedad no gana nada. Tenía claro que aquí había esa disonancia, el tiene esa estabilidad emocional, se comporta como niño.
¿En qué se fundamentó para dictar este auto?
Tenía claro que tenía que fundamentarlo muy bien, pues sabía que podía haber polémica. Me apoyé en la sentencia del Tribunal Supremo 685/2019 de 17 de diciembre, que establece que el menor que desee cambiar de sexo en el registro debe tener la madurez suficiente en su comportamiento «como varón» y que haya «una continuidad en su situación estable de transexualidad». En este caso se saben los dos supuestos que establecía el Supremo, yo cogí esa vía, quedaba lo más complicado, la edad del menor.
¿Qué aspectos tuvo en cuenta?
Primero, todas la condiciones sociales del niño, su forma de pensar, como iba pensando y actuando. Aquí había una disonancia del libro y mantenida a lo largo del tiempo. El siempre habló como niño, comentaba que sus mejores amigos son niños, eso unido a lo que declararon los padres, está claro que él piensa como un varón. Su madre comentó que con cuatro años no quería vestirse como una chica. Para él, no existe otro mundo, su comportamiento, forma de actuar de pensar y sus sentimientos son los de un niño.
Uno de los aspectos más difíciles de juzgar fue la edad del menor. ¿Qué opinión le merecen las críticas relativas a que no tiene la suficiente madurez para decidir?
En mi caso, me apoyé en informes médicos y los forenses también se pronunciaron. Ellos se remitían a la OMS, y lo que dice la OMS es que en ningún caso puede ser motivo de patologización. Además, había informe del centro educativo.
¿Qué le llamó la atención de la entrevista que mantuvo con él?
Lo primero, es que no tenía nada preparado. Tiene 8 años, pero es un niño muy despierto, tenemos que tener en cuenta que estamos hablando de otro tipo de madurez, no como la entendemos nosotros. Después de hablar con él, en un entorno donde se sintiese cómodo, entiendo que sí la había. Tanto por su forma de explicarse como de pensar, se ve que es muy despierto. Tú lo ves y parece que tiene 14 o 15 años. Al final, la conclusión es que su vida es esa, la de un chico y no la de una chica.
En el auto hace referencia a dictámenes previos del Supremo y de la OMS
Tomé como referencia lo que decía el Supremo y la Organización Mundial de la Salud. Y la OMS lo que dice es que la transexualidad no es una patología, por tanto, había que despatologizar este caso para resolver de la mejor manera posible. Encajonarte en ciertas consideraciones, no tenía sentido. La justicia no puede ser un freno, a mi modo de ver, sino que tiene que ir con la sociedad, que evoluciona y a pasos agigantados. Si hay más casos de estos, será por algo, es una realidad que no podemos negar.
¿Ve necesario que haya un cambio en la Justicia y en las leyes?
La Justicia tiene que abrirse a la sociedad. La sociedad esta demandando que se muevan las cosas, que haya debate y que la gente pueda decidir y, por eso, creo que es necesario ir adecuando la legislación, máxime cuando la justicia siempre va a remolque de la sociedad. La sociedad demanda cambios. Si el libre desarrollo de una persona se merma o se impide, es una sociedad que no avanza. Hay que ser empáticos, no sé si lo que hay es ignorancia o falta de conocimiento, pero no se puede negar derecho a una persona a definir su identidad. Si el libre desarrollo de una persona se merma o se impide es una sociedad que no avanza, no podemos negar un derecho a una persona por el mero hecho de ser menor, si él se siente así y quiere vivir así quién soy yo para decir lo contrario. No cabía eso.
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