ROBERTO ÁLVAREZ QUIÑONES
Todo indica que a Raúl Castro y a su principal asistente, Miguel Díaz-Canel, los acecha el espectro de Nicolae Ceausescu y les preocupa correr la misma suerte que el ajusticiado dictador comunista rumano. Es lo que se infiere de la orden que han dado al Ejército Oriental de reclutar a graduados de preuniversitario para convertirlos en solo cinco meses en tenientes y capitanes.
El insólito llamado militar ha sido difundido en Las Tunas por la radioemisora local Radio Libertad y reportado por el periodista independiente Alberto Méndez. Se está convocando a jóvenes bachilleres de hasta 24 años de edad para formarlos como oficiales al mando de tropas de infantería y de fuerzas blindadas, incluyendo escuadrones de tanques.Se les ofrece un sueldo mensual de 7.050 pesos (293.75 dólares), o sea, casi 2.000 pesos más que el salario de 5.060 pesos (210 dólares) de un médico residente.
No se forma un oficial de infantería o de tanques en 150 días
Para empezar, no es posible formar en 140 días para fines militares profesionales a un capitán o un teniente de infantería, o de fuerzas blindadas. Los oficiales al mando de tropas y tanques en todas partes del mundo, y en la propia Cuba, son egresados de academias militares en cursos de dos a tres años de duración (jamás cinco meses), o de universidades a las a que acceden estudiantes ya graduados como cadetes en las que cursan carreras de Ingeniería y otras especialidades aplicadas al ámbito militar.
Si a un teniente egresado de la prestigiosa academia militar estadounidense de West Point, luego de haber estudiado allí durante cuatro años, le comentan que en Cuba se forman tenientes en cinco meses se reirá de buena gana con lo que considerará una buena broma.
No hay que ser muy suspicaz para concluir que el propósito de este reclutamiento relámpago de jóvenes bachilleres no es el de prepararlos como tenientes y capitanes regulares propiamente, sino como esbirros y carne de cañón en las calles para aplastar una eventual rebelión nacional.
Pero lo más significativo es que el inusual reclutamiento se ha iniciado en la región oriental de la Isla, tierra "caliente" históricamente en lo social y político, donde (en Palma Soriano) el 11 de julio de 2021 le gritaron "Asesino" en su cara al mismísimo Ramiro Valdés, el esbirro insigne de la dictadura.
A priori alguien podría pensar que la causa de este llamado urgente es que el también conocido como "Señor Ejército" (Ejército Oriental) se está quedando sin oficiales para el mando de tropas de infantería y de escuadrones de tanques.
Pero dada la explosiva situación de rechazo popular a la dictadura, con decenas de airadas protestas diarias y cacerolazos por toda la Isla, incluidas con particular fuerza las seis provincias que cubre el Ejército Oriental (Camagüey, Las Tunas, Granma, Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo), se advierte que ese apuro por "producir" tenientes y capitanes como si fueran chorizos tiene tufo político-represivo interno, y no parece ser para la "defensa del país".
Es más, si el reclutamiento fuese causado por una estampida de oficiales que se niegan a seguir en el Ejército como cancerberos del régimen, sería alarmante y más peligroso, pues sería la primera vez que eso ocurre en los 63 años de castrismo.
En fin, no hay que darles muchas vueltas al asunto, Castro II y sus cómplices millonarios como él tienen miedo y se están preparando para eventualmente lanzar a las calles, ya no solo a tropas especiales antimotines, sino a fuerzas regulares y tanques para a aplastar cualquier nuevo estallido social. Pero arman con ello un boomerang, porque mientras más abusen, y más odio y terror desaten contra el pueblo, será peor para los abusadores. Así lo muestra la historia. Es ley de vida. En Cuba ocurrió al caer el dictador Gerardo Machado y luego el también dictador Fulgencio Batista.
¿Masacrarán a civiles desarmados los nuevos oficiales?
A los tres ejércitos del régimen (Occidental, Central y Oriental) les resulta fácil reclutar soldados mediante el Servicio Militar Obligatorio, pero no pueden formar oficiales que manden tropas y tanques si estos no tienen cierto nivel educacional y profesional para luego ser jefes. Y a propósito, son esos jóvenes más preparados los que más rechazan a la dictadura.
El dictador y su claque insisten en captar lo que el castrismo denomina oficiales subalternos, (subteniente, teniente, primer teniente y capitán). Desde mayor hasta primer coronel son primeros oficiales, y arriba, como oficiales superiores, están los generales de una a cuatro estrellas.
Pero ojo, son los capitanes y los tenientes los más importantes para la dictadura en estos momentos, pues son los que al final en el terreno estarían al mando de los pelotones y compañías de infantería y de los tanques lanzados a las calles a masacrar a sus compatriotas civiles desarmados.
Y otro ojo: ¿Están tan seguros Castro II y su gentuza de que esos bachilleres que quieren reclutar estarán dispuestos a disparar a mansalva contra mujeres, hombres y adolescentes en las calles para defender a los verdugos que los hambrean y obligan a emigrar ya en proporciones bíblicas?
Lo que sí es seguro es que los déspotas de la cúpula castrista temen que, dado el agravamiento del hambre, la escasez de todo y los apagones, se produzca en cualquier momento una gran rebelión multitudinaria que los boinas negras, la Policía y las brigadas de matones civiles no serían capaces de sofocar. Saben que en esta ocasión, las protestas no serían para marchar pacíficamente, sino para lograr cambios profundos en la Isla.
"Remember Ceausescu"
Inevitablemente Raúl "El Cruel", Díaz-Canel, Ramiro Valdés, Alvaro López Miera y muchos otros cabecillas de la dictadura totalitaria por estos días seguramente recuerdan a Ceausescu, quien se sentía invulnerable como Superman, muy confiado y seguro con su inmensa y tenebrosa maquinaria represiva.
Al igual que Fidel y Raúl Castro, Ceausescu se negó a rajatabla a realizar reformas cuando la perestroika de Mijail Gorbachov en la Unión Soviética. Hizo todo lo contrario, recrudeció la represión implacable, cuyo aparato encargado era uno de los más grandes y brutales del mundo. Se estima que el déspota rumano asesinó a unos 66.000 rumanos en los 24 años que usurpó el poder. Sin embargo, a fines de los años 80 el rechazo al déspota fue creciendo de manera indetenible y a mediados de diciembre de 1989 ordenó tirar a matar a los manifestantes en las calles. Y, si bien inicialmente los esbirros mataron a unos cuantos manifestantes, al final fue Ceaucescu el que tuvo que huir despavorido.
Antes el tirano nombró a un nuevo ministro de Defensa, el general Victor Stanculescu, quien lo que hizo fue ordenar el cese de la represión de los manifestantes. Acto seguido le facilitó un helicóptero militar a Ceausescu en el que huyó, el 22 de diciembre, junto con su esposa Elena (tan genocida como su cónyugue). Pero fueron capturados y fusilados por 80 soldados. Recibieron 120 balazos y se cumplió la frase bíblica: "Quien a hierro mata, a hierro muere”.
A quien le sirva el sayo que se lo ponga. Castro II y su principal asistente, "Díaz-Canel sin…" lo saben. Y si piensan que su maquinaria represiva es más completa y eficiente que la de Ceausescu, piensen también que la crisis cubana y la temperatura de la caldera político-social y económica en Cuba es hoy mucho más grave que la de Rumanía hace 33 años.
La advertencia es válida: “Remember Ceausescu”.
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