El dictador Raúl Castro, con la asistencia obediente de su principal ayudante, Miguel Díaz-Canel, y demás jerarcas "revolucionarios", están empujando a Cuba hacia un final traumático y no civilizado del castrismo.
El general de cuatro estrellas, sin haberse ganado ni una sola, repite la consigna de los peores tiranos de los tiempos modernos desde que la pronunció su autor, el rey Luis XV de Francia: "Después de mí, el diluvio" ("Après moi le déluge"). Y así fue, porque 15 años después de su muerte estalló la Revolución Francesa.
Castro II igualmente está actuando de manera cada vez más irresponsable y criminal, sin importarle la suerte de los cubanos, ni su futuro. A su negativa a liberar las fuerzas productivas y realizar cambios imprescindibles se suma el recrudecimiento de la represión política y social. Quiere pasar a la historia como Raúl "El Cruel".
Por ejemplo, los apagones medievales que colmaron la copa de la indignación popular se producen porque el Gobierno, en vez de invertir en el mantenimiento técnico, el reemplazo de plantas totalmente depreciadas luego de casi 40 años de explotación sin el debido mantenimiento, y en el desarrollo de esa industria vital, invierte miles de millones de dólares en construir hoteles de lujo para endulzar más la dolce vita de los vividores que usurpan el poder.
La violencia genera violencia; el derecho a defensa propia
Pero la obcecación represiva engendra su contraparte. Es ley de vida que la violencia genera violencia. Dicho de otra manera, la violencia dictatorial genera respuestas violentas que la gente percibe como derecho de defensa propia.
No son muchos quienes creen que las constantes averías gruesas que sacan del sistema electroenergético a las plantas generadoras son todas accidentales. Algunos piensan que, si bien el abandono y deterioro técnico de esas plantas es enorme, tantas roturas a la vez, incluso al día siguiente de hacerse las reparaciones levantan sospechas. ¿No? Además, si son accidentales, el Gobierno sale peor parado por haber causado semejante desastre.
Ocurren otros accidentes no muy bien explicados por los burócratas, que paralizan fábricas, incluyendo las plantas de níquel de Moa, o vuelan en pedazos instalaciones turísticas de cinco estrellas, como el hotel Saratoga, en una explosión que estremeció a media Habana, supuestamente por una fuga de gas, pese a que no hubo fuego, cosa imposible en una explosión de gas.
Tampoco los cubanos están del todo convencidos de que fue un rayo lo que provocó el incendio que destruyó gran parte de la Base de Supertanqueros de Matanzas. Muchos dudan si fue por negligencia que el sistema de pararrayos no estaba activado, o si fue desconectado a propósito.
Y se sabe que fueron intencionales los incendios que devoraron cuatro ranchones, y el que consumió a fines de julio el Archivo del Tribunal de Centro Habana (¿oficiales judiciales y policiales ya están destruyendo pruebas comprometedoras?).
También se apedrean tiendas, farmacias, etc. En Remedios dos personas pintaban consignas contra la dictadura en la vivienda de un gran esbirro. Al ser sorprendidas por el agente, le cayeron a pedradas al represor y este les hizo dos disparos, según relató un testigo que no informó su nombre.
Pero no se trata aquí de apoyar las acciones violentas que empeoran el agobiante sobrevivir de los cubanos, sino de mostrar cómo se expresa ya en Cuba el axioma de que violencia engendra violencia. Y poner en evidencia que el tirano y sus secuaces son los responsables de que el país se pueda hundir en un precipicio.
"El pueblo está cansao" fue una de las consignas que recientemente gritaron los manifestantes en las calles de Nuevitas, Camagüey, en protesta por los insoportables apagones, y también contra la tiranía con gritos inequívocos como: "Patria y Vida", "Libertad", y el ya clásico “Díaz-Canel, singao".
Pero esta vez ocurrieron dos cosas a tener en cuenta: 1) la policía local, al ver tanta gente encolerizada, se asustó y no intervino; cuando llegaron los esbirros boinas negras tuvieron que retroceder por una lluvia de piedras lanzadas por los manifestantes; y 2) al día siguiente agentes policiales arrestaron en el barrio Pastelillo (Nuevitas) a cuatro jóvenes y se los iban a llevar presos cuando vecinos blandiendo machetes como mambises avanzaron hacia los esbirros y estos tuvieron que soltar a los jóvenes.
¿Dónde y de qué magnitud será el próximo estallido popular?
Ese estallido social en Nuevitas fue el mayor desde el 11J. ¿Dónde y de qué magnitud será el próximo? La dictadura, lejos de reflexionar ante este nuevo mensaje caliente del pueblo ya "cansao" de tanto abuso y hacer algo por poner fin a tanto malvivir, se lanzó sobre los manifestantes a golpearlos, incluso a dos niñas de 11 años que se abrazaron a su papá para que no se lo llevaran preso.
En fin, "El Cruel" es cada vez más cruel. Y ahora a pulso, pues todos saben que el socialismo no funciona, y no hay discurso ideológico ni político. Aquel artífice de la gran estafa de la "revolución tan cubana como las palmas" ya no está para embaucar a la gente con su verborrea. El país, en ruinas, se está vaciando, el éxodo de cubanos hacia el exterior impone récords constantemente.
¿A dónde conduce todo eso? Nadie puede saber qué va a pasar en Cuba. Los oráculos se quedaron atrapados en las mitologías antiguas. Pero sí está claro que si la dictadura sigue sembrando terror, hambre y odio en la población, habrá violencia. El hartazgo de la gente, sobre todo de quienes no reciben remesas, ni "mulas" con dólares y paquetes con bienes de consumo, llegó al tope.
Frescos están aún en la memoria cubana los gritos de "¡Asesino!" que en Palma Soriano decenas de manifestantes el 11J lanzaron en su cara, en vivo, al esbirro insigne de la dictadura, Ramiro Valdés, fundador de la siniestra Seguridad del Estado en 1959.
Es bueno recordarles a los esbirros castristas que apalean en las calles a civiles indefensos que, si a los represores durante el machadato y el batistato les fue muy mal luego de ser derrocadas esas autocracias, a ellos no les va a ir mejor.
Ya muchos han sido registrados en la lista negra de represores cubanos que confecciona la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FDHC), incluidos dos de los principales esbirros de Nuevitas: Roberto Conde Silverio, primer secretario del PCC en la provincia de Camagüey; y el verdugo "seguroso" Allen Velázquez, que dirigió la golpiza propinada a niñas de 11 años ya mencionadas, y luego la paliza que le dieron a su papá, ya arrestado.
Castro II sí ordenaría masacrar a los manifestantes en las calles
En un nuevo estallido social y político los esbirros del MININT y las boinas negras podrían ser desbordados por los manifestantes. Y todo indica que Castro II sí dará la orden de sacar al Ejército, con tanques incluidos, para aplastarlas.
Pero, ¿cumplirían los oficiales subordinados en el terreno al frente de las tropas y los tanques la orden de masacrar mujeres, hombres, ancianos y adolescentes indefensos? ¿Para defender a quienes los hambrean? ¿Se fracturaría el alto mando militar y generales se le enfrentarían al dictador y a los generales que apoyasen la orden de genocidio?
No importa las respuestas que puedan tener estas interrogantes, todas tienen tufo a violencia. Hay que exigir a Castro II y sus apandillados que dejen de abusar y reprimir, ¡YA!
¿Cómo lograrlo? Hay vías que funcionaron en la caída del comunismo en Europa. De ese tema me ocuparé en otro artículo.