Pablo Milanés firma Manifiesto de la
Sociedad civil cubana que pide “cambios profundos y urgentes”
“Los abajo firmantes nos manifestamos a favor de cambios profundos y urgentes que saquen al país de una crisis sin precedentes y eviten un enfrentamiento entre cubanos con trágicas consecuencias”, declaró el Manifiesto.
El cantautor cubano Pablo Milanés firmó un Manifiesto de la sociedad civil cubana que pide “cambios profundos y urgentes” y exigió la liberación de los presos políticos de un régimen que se halla “bajo el control absoluto de una élite partidista que nadie eligió”.
Suscrito por diferentes personalidades de las artes, la academia, la política y la ciencia, el documento defiende que “la sociedad civil cubana tiene una fuerza moral superior” al Estado, que “solo tiene sentido mientras representa los intereses de toda esa ciudadanía”.
“En cualquier circunstancia, no es la sociedad civil la que debe someterse al Estado, sino éste a la sociedad civil”, reivindicó el Manifiesto que achacó la crítica situación del país a décadas de un modelo de dominación fundamentado en la centralización estatal de la economía y a la coerción sistemática de derechos fundamentales de los cubanos.
Por su parte, el trovador instó este miércoles en sus redes sociales a leer el Manifiesto, señalando que el país necesita "dar paso a nuevas voces y nuevas maneras de pensar, que reclaman nuevas leyes, nuevas libertades, nuevas participaciones activas dentro de la actual sociedad, que nos llevaría a un diálogo de paz y de un futuro alcanzable dadas las pésimas condiciones en que se encuentra, sin una aparente salida, este pueblo".
La corrupción, la ineficiencia, la persecución y represión de la libre expresión oral y escrita, la creatividad artística, la libre asociación pacífica, el libre emprendimiento económico, el libre movimiento, “en particular el derecho de poder salir de su propio país y regresar a él”, fueron identificados como indicadores de la “alarmante situación del país”.
“Todo esto ejercido por un Estado cuyos tres poderes principales, ejecutivo, legislativo y judicial, se hallan bajo el control absoluto de una élite partidista que nadie eligió”, denunciaron los firmantes.
Por tanto, declaró el Manifiesto, “los abajo firmantes nos manifestamos a favor de cambios profundos y urgentes que saquen al país de una crisis sin precedentes y eviten un enfrentamiento entre cubanos con trágicas consecuencias”.
En ese sentido, exigieron el sobreseimiento de causas y condenas de los defensores de los derechos humanos y de quienes se manifestaron reclamando libertad y una “Cuba mejor”, rechazando el encarcelamiento y el acoso sobre activistas, opositores y miembros de la sociedad civil.
En referencia a las históricas protestas del 11J en Cuba, en la cual hubo episodios aislados de violencia ciudadana -mayormente como respuesta a la desplegada por las fuerzas represivas por mandato gubernamental-, el documento reivindicó el derecho a defenderse de los manifestantes y consideró legítimas las protestas de grupos de ciudadanos, a pesar de manifestarlas de forma violenta.
“Incluso, aquellos que realizaron actos violentos, solo reaccionaron a la brutal represión de las cuales fueron víctimas, por lo cual, si merecieran ser penados, entonces, con mucha más razón, deberían haber sido encausados todos aquellos elementos progubernamentales que los reprimieron”, indicó.
Sin dejar de reconocer la existencia del embargo estadounidense, el Manifiesto consideró que “la excusa del ‘bloqueo imperialista’ ya no convence a la mayor parte de la ciudadanía que ha padecido en su propia carne las barreras restrictivas de la política gubernamental a sus intentos de satisfacer, por cuenta propia, sus acuciantes necesidades”.
“El principal bloqueo, en consecuencia, no es el que impone una nación extranjera desde el exterior, sino el que impone, desde dentro, la propia dirigencia gobernante”, señaló el documento.
Pablo Milanés, Willy Chirino, Paquito D’ Rivera, Elena Larrinaga, Boris González Arena, Haroldo Dilla y Manuel Cuesta Morúa están entre el centenar de firmantes de un Manifiesto que suscriben intelectuales, obreros, profesionales y cubanos provenientes del amplio y diverso espectro de la sociedad civil cubana.
“Es preciso tener fe en el pueblo cubano, y una vez liberados los que sufren prisión injustamente, y con la disposición manifiesta de permitir foros públicos entre los cubanos sin distinción de raza, género, religión, orientación sexual, e ideas políticas y filosóficas, para llegar a un consenso nacional sobre el futuro de nuestra patria”, pidieron.
Incluyendo en su llamado a todos los cubanos que se identifican con las aspiraciones colectivas de sus compatriotas, estén en Cuba o cualquier parte del mundo, los actores de la sociedad civil apelaron a la “esperanza” como “una luz milagrosa en la conciencia colectiva” de los cubanos que debe encenderse para decidir el destino y el futuro de la nación cubana.
Manifiesto de la Sociedad Civil Cubana
Prominentes filósofos de la historia universal como Spinoza, Rousseau y Kant, coincidieron en definir la Sociedad Civil como un cuerpo colectivo constituido por los individuos de una sociedad, que se posiciona fuera de los límites del Estado. El Estado solo tiene sentido mientras representa los intereses de toda esa ciudadanía, por lo que un consenso de la sociedad civil cubana tiene una fuerza moral superior. En cualquier circunstancia, no es la sociedad civil la que debe someterse al Estado, sino éste a la sociedad civil.
La alarmante situación del país ha sido el fruto de una gobernabilidad fundamentada, por una parte, en una centralización empresarial del Estado, fuente de ineficiencia y corrupción de unos estamentos burocráticos que han arrastrado a la población por más de seis décadas a una situación calamitosa, pese a todas las reformas implementadas en diferentes épocas que, como la palabra indica, son solo cambios de forma, cuando lo requerido es un modelo económico sustentable que no dependa, para subsistir, de periódicas subvenciones de aliados externos, y por otra, la coerción sistemática de derechos esenciales como el de libre expresión oral y escrita, así como la creatividad artística, el de libre asociación pacífica, el de libre movimiento, en particular el derecho de poder salir de su propio país y regresar a él, y el de libre emprendimiento económico independiente de los ciudadanos, todo esto ejercido por un Estado cuyos tres poderes principales, ejecutivo, legislativo y judicial, se hallan bajo el control absoluto de una élite partidista que nadie eligió.
Por tanto, los abajo firmantes, destacados en diversas actividades de la sociedad civil cubana en diferentes momentos, pasados o presentes, residentes actualmente dentro o fuera del país, ya que la nación cubana se extiende más allá del archipiélago a cualquier parte del mundo donde haya un cubano identificado con las aspiraciones colectivas de sus compatriotas, nos manifestamos a favor de cambios profundos y urgentes que saquen al país de una crisis sin precedentes y eviten un enfrentamiento entre cubanos con trágicas consecuencias.
Todas las condenas y encausamientos de ciudadanos por practicar o defender esos y otros derechos fundamentales de los seres humanos, deben ser sobreseídos, y quienes los han sufrido, excarcelados, en particular todos aquellos cuyo único pecado fue haber manifestado públicamente sus anhelos y sueños de una Cuba mejor. Incluso, aquellos que realizaron actos violentos, solo reaccionaron a la brutal represión de las cuales fueron víctimas, por lo cual, si merecieran ser penados, entonces, con mucha más razón deberían haber sido encausados todos aquellos elementos progubernamentales que los reprimieron.
Las protestas públicas no se evitan con medidas desproporcionadas de violencia y condenas sobredimensionadas, sino dando pasos que permitan a la ciudadanía desarrollar libremente su actividad artística y productiva.
Independientemente del efecto pernicioso que el embargo estadounidense haya podido afectar a la economía del país, la excusa del “bloqueo imperialista” ya no convence a la mayor parte de la ciudadanía que ha padecido en su propia carne las barreras restrictivas de la política gubernamental a sus intentos de satisfacer, por cuenta propia, sus acuciantes necesidades, como los altos impuestos, los elevados costos de las licencias e imposición leonina de un comprador poderoso que obliga al productor agropecuario a venderle la mayor parte de la producción al precio que ese comprador fija, y otras medidas que frenan el estímulo productivo. El principal bloqueo, en consecuencia, no es el que impone una nación extranjera desde el exterior, sino el que impone, desde dentro, la propia dirigencia gobernante. Levántenlo y se verá cómo, en poco tiempo, comenzará el reabastecimiento de las familias cubanas.
Es preciso tener fe en el pueblo cubano, y una vez liberados los que sufren prisión injustamente, y con la disposición manifiesta de permitir foros públicos entre los cubanos sin distinción de raza, género, religión, orientación sexual, e ideas políticas y filosóficas, para llegar a un consenso nacional sobre el futuro de nuestra patria, nadie deberá temer a multitudinarias protestas, pues se habrá encendido una luz milagrosa en la conciencia colectiva que tiene un nombre: esperanza.
|