Por Maureen Dowd

WASHINGTON — Donald Trump será recordado por muchas cosas.

 

Inyectó obscenidades en la cobertura de la Casa Blanca de The New York Times. Convirtió la teoría de la conspiración en la ortodoxia republicana. Y eliminó al intermediario de la fealdad, felizmente haciendo él mismo el trabajo político húmedo.

 

La familia Bush tenía sirvientes, como Lee Atwater, que pasaban los trucos sucios y el alarmismo de Willie Horton a grupos externos, y usaban el correo directo y los anuncios de radio.

 

Trump prescindió de la idea de que el candidato estaba por encima de todo. Estaba emocionado de demostrar que estaba debajo de todo: la identidad desnuda del Partido Republicano.

 

Sus seguidores sin alma, como Ron DeSantis y Greg Abbott, están felices de luchar en el lodo y también realizar Grand Guignol.

 

De alguna manera, es más fácil luchar contra el racismo, el sexismo, la xenofobia y la falsedad cuando los directores lo dicen alegremente. Puede contraatacar en el registro y en tiempo real.

 

Sin embargo, en otros sentidos, tenerlo todo a la vista envía un mal olor a través de la política estadounidense, intensificando el estado de ánimo brutal y sombrío del país.

 

Los políticos que pretenden ser guardianes de los "valores" estadounidenses son recompensados ​​por ser inhumanos. Cuanto más desagradable, mejor. Los políticos republicanos han pasado de besar bebés y apretones de manos con cuerdas a la crueldad total.

 

Le pregunté a Trump durante la campaña de 2016 por qué se había vuelto tan oscuro. "Supongo que por el hecho de que fui inmediatamente al número 1", respondió, "y dije, ¿por qué no sigo con lo mismo?".

 

Al final resultó que, estaba dando vueltas a la mafia, sentando las bases para un ataque violento contra el Capitolio. Trump irritó a la mafia nuevamente el jueves en una entrevista con el locutor de radio Hugh Hewitt. Si lo acusan de robar documentos clasificados a su patrimonio de Mar-a-Lago, dijo el expresidente , habrá “problemas en este país como nunca antes hemos visto. No creo que la gente de los Estados Unidos lo toleraría”.

 

Trump creó la plantilla cínica y grosera para otros aspirantes a la presidencia de la derecha.

 

Puede ser divertido burlarse de las élites. Pero hay algo extremadamente espeluznante, y descaradamente oportunista, en que DeSantis alquile dos aviones para enviar a unos 50 inmigrantes, en su mayoría venezolanos, desde San Antonio a Martha's Vineyard. Los abogados de algunos migrantes dijeron que fueron engañados sobre su destino, y los funcionarios de Martha's Vineyard dijeron que no tenían aviso. Abbott envió dos autobuses llenos de inmigrantes a la casa de la vicepresidenta Kamala Harris en el Observatorio Naval.

 

Se informó que una mujer que dijo llamarse Perla ofreció a los migrantes en Texas tres meses de alquiler y trabajo en Boston. Pero luego terminaron , como dijo uno, “en esta pequeña isla”.

 

Esta travesura para exponer la hipocresía de las élites demócratas terminó siendo comparada con la trata de personas. Los republicanos están explotando la miseria de la gente como un juego político. Los inmigrantes simplemente quieren trabajar, lo que muchos estadounidenses ya no quieren hacer.

 

Con sus trucos publicitarios previos a las elecciones intermedias, así como con su impulso draconiano para prohibir el aborto, los republicanos permiten cada vez más que la política tenga prioridad sobre las personas.

 

El argumento de que los migrantes que cruzan la frontera tienen un impacto más severo en los estados fronterizos es obviamente válido. No puede tener una avalancha de personas casi sin control: un promedio de 8,500 por día, según Axios.

 

También es una crítica válida que los demócratas, tanto en la Casa Blanca como en el Congreso, se esfuerzan por evitar lo que ven como un tercer riel con los progresistas. El borde es solo la punta de la lanza. Los demócratas tienen demasiado miedo de enojar a la base para presionar y revisar el sistema, lo que incluye abordar la acumulación de casos judiciales y arreglar la forma en que se adjudican esos casos.

 

El presidente Biden ignora la frontera y se la da a Kamala Harris para que la controle. Todos sabemos que eso no está sucediendo. Republicanos como Marco Rubio y Lindsey Graham, que una vez trataron de trabajar en soluciones, ahora han degenerado y usan el tema de la frontera para criticar a los demócratas por flácidos.

 

Pero las afirmaciones de los republicanos sobre la injusticia geográfica y la inacción demócrata se ven socavadas por su comportamiento mezquino.

 

Están dispuestos a empeorar la vida de las personas vulnerables y agotadas que ya se encuentran en una posición terrible, y se ríen mientras son crueles.

 

Como señaló Blake Hounshell en The Times, DeSantis está cortejando a los donantes de Trump al adoptar el libro de jugadas con carga racial de Trump, quien “hizo un uso político frecuente y agresivo de los inmigrantes latinos durante su carrera por la presidencia en 2016 y mucho después, presentando a muchos de ellos como 'criminales' y 'violadores' durante su anuncio presidencial en la Torre Trump”.

 

La crueldad de las manipulaciones de DeSantis es clara.  La fealdad es lo que viste el Partido Republicano este otoño.

 

 El truco del migrante de Martha's Vineyard está aclarando una verdad sobre este país

 

Desde abril, el gobernador Greg Abbott de Texas ha transportado en autobús a más de 7900 migrantes del estado a Washington, DC . En agosto, comenzó a enviar migrantes a Nueva York . Ahora, el gobernador Ron DeSantis de Florida se está metiendo en el acto, enviando dos aviones llenos de inmigrantes a Martha's Vineyard en Massachusetts. Para escuchar al Sr. Abbott decirlo, él está llamando al farol de los alcaldes de los estados azules que afirman dar la bienvenida a los inmigrantes indocumentados. También es parte de un plan republicano no tan secreto para provocar la ira contra los demócratas antes de las elecciones de mitad de período.

 

Dejando a un lado la política, una cosa está clara: nuestro sistema de inmigración ha estado sobrecargado y obsoleto durante mucho tiempo, y el proceso de asilo es una gran parte de lo que no funciona. La cantidad de nuevas solicitudes de asilo presentadas en los tribunales de inmigración de EE. UU. se disparó a 156,374 en 2022, cuando faltaban cuatro meses, de 32,895 en todo 2010. Eso se debe en parte a que el conflicto y el covid crearon una migración masiva en todo el mundo. Los tribunales de inmigración no han podido mantenerse al día con la oleada de recién llegados. En 2010, había una acumulación de alrededor de 100.000 casos de asilo pendientes. Hoy, ese número ha aumentado a más de 660.000. Cuando se incluyen otros tipos de casos, como las órdenes de deportación, el retraso en los tribunales de inmigración asciende a más de 1,8 millones .

 

Los números reflejan un aumento reciente en la migración. En los últimos dos años, se ha permitido la entrada al país a alrededor de un millón de personas en espera de audiencias en un tribunal de inmigración, según un informe reciente de mi colega del Times, Eileen Sullivan . A cada persona se le ha dado un año para presentar una solicitud de asilo. Ese no es solo un fenómeno de la era Biden: la administración Trump admitió un número similar durante un período de 24 meses en 2018 y 2019, el último gran aumento de la migración.

 

Combinados, esos números han roto el sistema. Aunque se supone que las audiencias de asilo se llevan a cabo dentro de los 45 días posteriores a la presentación de una solicitud, el tiempo de espera actual para una audiencia de asilo promedia casi cuatro años y medio, según datos de investigadores compilados en el centro TRAC de la Universidad de Syracuse. Cuanto más se tarde en resolver un caso, más difícil puede ser expulsar a las personas cuyas solicitudes de asilo han sido denegadas, como sucedió en más de la mitad de los casos de asilo el año pasado . Se proyecta que más de 745,000 procesos de deportaciónse iniciará en 2022, más del doble que en cualquier otro año con la excepción de 2019. Las largas demoras en resolver los casos de asilo se han convertido en una crisis grave que se perpetúa a sí misma: esas demoras incentivan a las personas a presentar solicitudes de asilo infundadas, sabiendo que les comprará años, incluso si finalmente son deportados.

 

Parte del problema es que el asilo es uno de los pocos caminos legales que las personas económicamente desesperadas pueden usar para obtener permiso para vivir y trabajar en los Estados Unidos. Bajo la ley de los EE. UU. y las convenciones de las Naciones Unidas establecidas después de la Segunda Guerra Mundial, las personas que expresan un “temor fundado de ser perseguidos por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social en particular u opinión política” pueden esperar la adjudicación de sus casos de asilo dentro de los Estados Unidos, donde pueden solicitar autorización para trabajar 150 días después de solicitar asilo. Los Documentos de Autorización de Empleo deben renovarse cada dos años, creando otra montaña de papeleo con la que la burocracia debe mantenerse al día.

 

Los solicitantes de asilo con casos genuinos se encuentran entre los más perjudicados por las solicitudes falsas, que aumentan considerablemente el tiempo que deben esperar para recibir protección legal.

 

La administración Trump probó una serie de métodos para disuadir a las personas de presentar nuevas solicitudes de asilo, entre ellas obligar a algunas personas a permanecer en México mientras solicitaban asilo en los Estados Unidos. Sin embargo, las solicitudes de asilo en realidad aumentaron abruptamente bajo la presidencia de Donald Trump , en parte debido a un aumento en la migración, pero también como defensa contra su esfuerzo intensificado para deportar personas.

 

El brote global de Covid-19 presentó una nueva oportunidad para reducir las solicitudes de asilo. El Título 42, la política de salud pública relacionada con la pandemia que instituyó la administración Trump en marzo de 2020, ha permitido a los funcionarios estadounidenses expulsar rápidamente a los migrantes en la frontera sin darles la oportunidad de presentar una solicitud de asilo. Muchos son empujados de regreso a México, exponiéndolos a más peligro . La administración de Biden anunció que reabriría el procesamiento de asilo en la frontera y buscaría detener el uso del Título 42, pero más de 20 fiscales generales republicanos demandaron para mantener el Título 42 en vigor, incluso cuando algunos de ellos lucharon contra otros esfuerzos de prevención de Covid, e insistió en que la pandemia estaba siendo exagerada. Hasta ahora, los esfuerzos de la administración para cambiar la política han sido bloqueados por un juez federal ..

 

El Título 42 eventualmente será levantado; en ese momento, el país se basará en el Título 8, la autoridad previa a la pandemia bajo la cual los agentes estadounidenses pueden deportar o multar rápidamente a las personas atrapadas ingresando ilegalmente a los Estados Unidos a menos que se consideren elegibles para solicitar asilo. Esto es justo; un sistema bien administrado debe estar facultado para despedir y remover rápidamente a las personas con reclamos infundados, mientras conecta a aquellos con casos genuinos con redes de apoyo social. En este frente, la administración de Biden no ha recibido el crédito que merece por un cambio de reglas importante, aunque subestimado, que podría reformar el sistema. Este verano, oficiales de asilo capacitados han estado adjudicando algunas solicitudes de asilo .en un puñado de centros de detención de ICE en Texas, aliviando los tribunales de inmigración. Los solicitantes de asilo a los que se les deniega aún pueden apelar ante un juez. La esperanza es que las adjudicaciones rápidas de nuevos casos eviten que crezca la acumulación y desalienten las solicitudes falsas o sin mérito.

 

La nueva regla no es el tapete de bienvenida que muchos activistas por los derechos de los inmigrantes querían de la administración de Biden después de cuatro años de la presidencia de Trump. Tampoco es el trato de tolerancia cero que muchos republicanos ven como la única forma de disuadir a los inmigrantes de amontonarse en la frontera. Pero es una política sólida basada en recomendaciones y una extensa investigación realizada por grupos respetados, incluido el Instituto de Política Migratoria no partidista. En una era en la que casi todo lo que hace un presidente sobre inmigración atrae una demanda, fue escrito cuidadosamente para ser lo más resistente posible a los litigios. Combinado con esfuerzos bipartidistasaumentar la capacidad para procesar a los no ciudadanos en la frontera en centros de recepción que tengan todos los departamentos y agencias relevantes bajo un mismo techo, eventualmente podría transformar un sistema roto en uno que sea mucho más eficiente, moderno y justo.

 

En un momento en que los estadounidenses ya están en desacuerdo entre sí sobre lo que podríamos llamar valores fundamentales, las creencias culturales que unen a nuestro país, es razonable preocuparse de si agregar nuevos miembros a la mezcla complicará la tarea de forjar un futuro común. Y, sin embargo, este también es un tema que va al corazón de quiénes somos y si continuaremos siendo un lugar donde las masas cansadas, pobres y acurrucadas del mundo puedan tener una segunda oportunidad. Para ser fieles a nuestra identidad como país pluralista, necesitamos un sistema de asilo que asegure que las personas que califican para la protección puedan obtenerla, al tiempo que minimiza el abuso del sistema por parte de aquellos que solo intentan saltarse la fila.

THE NEW YORK TIMES