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General: La consulta por el matrimonio gay en Cuba pone a prueba al Gobierno
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: CUBA ETERNA  (Mensaje original) Enviado: 25/09/2022 16:52
LA CONSULTA POR EL MATRIMONIO 
IGUALITARIO EN CUBA PONE A PRUEBA AL GOBIERNO
El país vota este domingo un histórico referéndum constitucional enrarecido por la crisis económica y migratoria
 
MAURICIO VICENT
Más de ocho millones de cubanos están llamados a votar este domingo un nuevo y avanzado Código de las Familias, que contempla aspectos como el matrimonio igualitario y el derecho de adopción por parejas del mismo sexo, durante décadas tabú en Cuba, en un polémico referéndum convocado por el Gobierno que sus detractores y partidarios han convertido casi en un plebiscito para expresarse a favor o en contra del actual sistema socialista cubano.
 
El nuevo paquete legislativo, que incluye la “gestación solidaria” (vientre subrogado), la protección de los derechos de la infancia, la “responsabilidad parental” en sustitución de la patria potestad y aborda aspectos como la violencia de género, supone un significativo paso adelante en un país que durante años castigó y marginó la homosexualidad, pero el debate se ha visto contaminado por consideraciones políticas que van más allá de los contenidos concretos de la nueva ley.
 
El referéndum es el tercero que se realiza en la isla desde 1959 –los dos anteriores fueron convocados para aprobar la Constitución de 1975 y la de 2019-, y el primero que se hace para refrendar una norma jurídica específica. El nuevo Código de las Familias reconoce derechos por los que llevan décadas luchando el colectivo LGTBIQ y, según destacados juristas, se trata de una ley moderna que se sitúa a la vanguardia de las más avanzadas en el mundo, pero la votación se realiza en un ambiente muy polarizado y enrarecido, marcado por la gravísima crisis económica que atraviesa el país y la desesperanza de la población, que ha derivado en un éxodo sin precedentes.
 
En las últimas semanas, incluso miembros de la minoría LGTBIQ y personas que históricamente han defendido la ampliación de derechos que concede el nuevo código, han expresado en las redes sociales que votarán en contra de la legislación como castigo y manifestación de rechazo al Gobierno, ya que hay pocas posibilidades de hacerlo.
 
Las autoridades, que han auspiciado la norma y promovido su debate público durante meses, han realizado una omnipresente y agresiva campaña por el sí en los medios de prensa oficiales, afirmando que se trata de una legislación garantista que “promueve el amor y los afectos”. En vísperas de la votación, el presidente del país, Miguel Díaz-Canel, planteó que votar a favor era también “decir sí por la unidad, por la revolución, por el socialismo y sí por Cuba”, alentando todavía más esa sensación de que en el referéndum se decide más que la simple aprobación de una norma jurídica, y que es también una muestra de respaldo al Gobierno.
 
La televisión y la radio no han concedido espacios a los defensores del no para argumentar su postura, aunque la Iglesia Católica y las cristianas han expresado por diversas vías sus desacuerdos. También existe la percepción de que hay sectores ortodoxos, dentro o cerca de la oficialidad, que no entienden o ven con buenos ojos las libertades que ahora el Gobierno quiere conceder. En la calle, mientras, no son pocos los entrevistados que dicen abiertamente que se abstendrán o votarán no, pese a estar a favor de la ampliación de derechos de una minoría que durante décadas fue aplastada por su opción sexual y su identidad de género, y que por ello incluso fue obligada a cumplir penas de internamiento en campos de trabajo forzado en los años sesenta, la famosa UMAP, de infausto recuerdo.
 
Esta paradoja ha exacerbado el debate, al punto de que pocos discuten ya si la legislación es buena o mala, o si se está a favor o en contra del matrimonio igualitario, la “gestación solidaria” o el derecho de adopción por parejas del mismo sexo, mientras crecen las críticas al Gobierno por cómo han manejado y presentado el nuevo código y el referendo para aprobarlo.
 
Las objeciones son muchas y van desde por qué el Gobierno ha decidido someter a votación vinculante una norma legal que se pronuncia sobre derechos universales y de una minoría que ha sido históricamente marginada, cuando ninguna otra ley ha pasado por un trámite similar - ni siquiera el nuevo Código Penal, recientemente aprobado por el Parlamento, que endurece el marco penal contra las manifestaciones de disenso-.
 
También se critica que el Gobierno nunca haya pedido “perdón” por la UMAP, y que el Código de las Familias haya sido publicado ya en la Gaceta Oficial cuando la población ni siquiera se ha pronunciado, y algunos hasta afirman que la decisión de las autoridades de promover ahora, en medio de una de las mayores crisis del país, una legislación avanzada como esta es un simple “lavado de cara” para dar una falsa imagen democrática. En este contexto tan politizado, los cubanos deben votar este domingo sí o no a una norma jurídica relevante.
 
En vista de lo caldeado del ambiente, y de la posibilidad de que por expresar el rechazo al Gobierno muchos voten en contra de una legislación positiva a la que ha costado mucho llegar, relevantes sociólogos, historiadores, juristas y psicólogos, muchos de ellos críticos con el Gobierno, han querido exponer sus criterios, contribuyendo al debate.
 
Una de las opiniones más compartidas es la de la psicóloga Carolina de la Torre, autora del libro Benjamin, cuando morir es más sensato que esperar, un duro testimonio sobre la muerte de su hermano, que se suicidó en los años sesenta tras ser internado en los campos de la UMAP por su homosexualidad. Asegura De la Torre que ha “tratado, todo el tiempo, de enfrentar esta encrucijada pensando en el bien que se puede hacer por otros y no en rencores y venganzas que poco ayudaran a los que padecen ahora los sufrimientos” que su hermano, su familia y ella misma, antes tuvieron que soportar.
 
“Tanto como doliente de un trauma familiar, como en calidad de psicóloga y profesora, que durante más de 50 años he visto y ayudado a otros en similares angustias y humillaciones, no logro pensar en una mejor manera de honrar a mis muertos que no sea apoyando cualquier ley que otorgue a otros lo que mi hermano no pudo recibir”
 
De la Torre señala que “el mayor obstáculo no ha sido tomar una decisión, sino tratar de enfrentar el dilema político, evitando un voto de castigo que solo lograría contribuir a perpetuar el sufrimiento de muchos por vengar el que nosotros tuvimos que pasar”. Por otro lado, considera que “la campaña que refuerza el apoyo al referéndum como un apoyo al gobierno y al Partido Comunista, comete el mismo error que los que han batallado por sus derechos y no ven este código como un logro de sus luchas, sino como un fracaso frente al gobierno que no apoyan”.
 
En la misma línea, el periodista y director del festival de cine alternativo de Gibara, Sergio Benvenuto Solas, comentaba en vísperas del referéndum: “El sí sería un logro de la sociedad civil y de la justicia. Nunca debió ir a referéndum. Enfoquémonos en sus beneficios e ignoremos la componente política que corroe desde los extremos esta votación”.
 
Con este turbulento mar de fondo y una crisis galopante que ha convertido en un calvario la supervivencia en Cuba, se produce la votación este domingo en 23.000 colegios electorales. El resultado se dará a conocer el lunes. Si la legislación es aprobada, pronto veremos en la isla las primeras bodas gais, algo para muchos impensable hasta hace poco. Sería, sin duda, un acontecimiento histórico, dados los antecedentes homófobos de la revolución cubana. Como también lo sería un triunfo del no en estos momentos de encrucijada.
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: CUBA ETERNA Enviado: 25/09/2022 17:04
Referendo sobre 'código de familia' pudiera castigar a la dictadura
Una nuevo 'reglamento' es presentado en forma de referendo con 'estatutos liberales', cuando el pueblo sufre más represión y pide cambios. 

PASEO DEL PRADO DE LA HABANA
POR IVÁN GARCÍA
Después de caminar 12 kilómetros, arrastrando un carretón con ristras de ajos y aguacates maduros, Kendry, un adolescente desgarbado, que dejó la escuela en noveno grado para ayudar económicamente a su familia, se para en la esquina de una céntrica avenida de La Habana para vender su mercancía. Cuando usted le pregunta qué opina sobre el nuevo Código de las Familias, que el domingo 25 de septiembre irá a referendo en Cuba, hace un gesto de desconcierto.
 
“La pelea de los cubanos es ver qué les echan a los calderos. Está muy bien que los homosexuales se puedan casar. Mi familia se ha matado toda la vida trabajando y no tienen ni donde caerse muerto. No pienso votar el domingo”, confesó Kendry.
 
Para los cubanos, con los cuales hemos conversado, el debate no se enfoca en el respeto a los derechos de los homosexuales, discapacitados o ancianos.
 
Joel, barbero, piensa que “no se puede aprobar un código de familia en una nación donde no se respetan las diferencias políticas, se prohíben las manifestaciones contra el gobierno. Por cualquier cosa puedes ir a la cárcel y los servicios básicos e infraestructura pública están al nivel de Haití. Hay una contradicción muy grande. Leyes súper liberales versus una población que no tiene alimentos y sufre apagones de diez horas”, señaló.
 
Un segmento importante de la ciudadanía no está de acuerdo con la sustitución de la patria potestad de sus hijos por el de responsabilidad parental, el vientre de alquiler o la adopción de niños en parejas homosexuales.
 
Sentado debajo un framboyán en un parque de La Víbora, en La Habana, Erasmo, estudiante universitario, comentó: “Como dijo Máximo Gómez, esta gente (el régimen) o no llega o se pasa. Creo que la sociedad cubana, en su conjunto, no está preparada para aceptar que las parejas gay adopten niños ni que autoricen 'vientres solidarios'. Con la necesidad que hay en Cuba, esa opción pudiera convertirse en un negocio para muchas mujeres. Ese código lo veo como una cortina de humo. Lo que hay que acabar de aprobar es la economía de mercado, que ser rico no sea un delito y no ir preso por oponerse al gobierno”.
 
En las redes sociales, el referendo ha generado múltiples polémicas, unas a favor, otras en contra. Por olvido, desconocimiento o exprofeso, en medios estatales e independientes no se menciona que hace 47 años, el 8 de marzo de 1975, en Cuba comenzó a regir un Código de Familia (Ley No. 1289/1975).
 
Al existir desde 1975 un Código de Familia, a este lo denominaron ‘nuevo Código de las Familias’. Según juristas consultados, no se explica por qué después de haber sido aprobado y firmado el 22 de julio de 2022 por la élite gobernante y publicado en la Gaceta Oficial el 22 de agosto de 2022, sea sometido a referendo un documento jurídico que ya es una nueva ley, la número 156/2022.
 
Disidencia
 
La polémica también ha llegado a la disidencia. Hay disidentes, periodistas independientes y activistas de derechos humanos y del movimiento LGTB+ que consideran que aprobar el nuevo Código de las Familias no está reñido con su oposición al gobierno.
 
“Le hacemos un flaco favor al proyecto democrático que defendemos si solo por oponernos al régimen votamos NO al código de familia. Con sus incongruencias es un estatuto inclusivo. Por supuesto que hay otras prioridades ahora mismo, tanto políticas como económicas. Pero cualquier ley que respalde a las minorías o grupos que antaño fueron reprimidos y encarcelados se debe aprobar. Eso no tiene nada ver con exigirle al gobierno democracia y libertad de expresión. Esa es otra pelea que tenemos que dar”, afirmó Noel Fernández, activista.
 
Manuel Cuesta Morúa, líder opositor, cree que “en todo el (nuevo) Código (de Familia) se manifiesta la evidente contradicción entre la matriz totalitaria que le da origen y la naturaleza de los derechos. Lo que parece un avance en materia de derechos civiles identitarios, tiene su limitación en el comportamiento del régimen hacia los derechos civiles de los ciudadanos: ¿qué pasará, y ya está pasando, cuando matrimonios igualados quieran ejercer los derechos humanos? Ahora mismo, una persona trans se encuentra en prisión y no se le reconocen ya no solo los derechos políticos, sino los derechos de su identidad asumida".
 
Luego añadió: "Por otra parte, el problema es más profundo porque como los derechos no se quitan ni se dan, nos encontramos frente a un problema de un Estado ideológico definiendo la naturaleza de la familia en una sociedad plural, lo que es un peligro. Las familias son el resultado de la interacción social cultural, no una definición de Estado. En vez de alimentar una deliberación profunda entre la sociedad civil, se les ocurrió imponer un texto desde arriba como si fuera el resultado de toda la sociedad. Y la percepción resultante es inevitable: ayer no se podía ser homosexual por dictado desde arriba, hoy hay que serlo porque se dice desde arriba”.
 
Cuesta Morúa está convencido que “un proceso así debilita la convivencia entre y con quienes solo merece que se les reconozca su derecho sin más, porque los derechos no se plebiscitan. Bastaba una ley que progresivamente fuera reconociendo derechos al tiempo que se animara a una conversación social más tranquila sobre un tema fundamental en una sociedad que es conservadora en muchos aspectos”, concluyó.
 
Rolando Rodríguez Lobaina, reconocido opositor y director de la agencia audiovisual Palenque Visión, subrayó que “este nuevo código ha desatado una feroz campaña propagandística de la dictadura a su favor. Es un estatuto que ya aprobó la obediente Asamblea Nacional del Poder Popular, que siempre aprueba por unanimidad cualquier dictado del régimen, y que ahora, inexplicablemente, va a referendo a la población. Pero le guste o no a los cubanos, ya ese código está aprobado. Hay, desde luego, muchos puntos polémicos, como la responsabilidad parental, que sobre todo afecta a los disidentes y activistas, porque le permite al régimen despojarte de tus hijos si considera que su educación está alejada de los ‘principios socialistas’. Es una estrategia que antaño utilizó la dictadura para desarraigar a los hijos de sus familias con las escuelas en el campo, la participación de niños y adolescentes en actividades políticas y, en general, una educación intensamente doctrinaria”.
 
Para Carlos, sociólogo, el nuevo estatuto está marcado “por el amplio descontento popular. Muchos ciudadanos no aprueban que parejas homosexuales adopten niños, se manifiestan en contra de la maternidad subrogada o 'vientre de alquiler' y, sobre todo, de la responsabilidad parental. Otros lo ven con buenos ojos. Pero hay un punto de coincidencia: los dos grupos optan por el NO como un voto de castigo contra un gobierno ineficaz, que no ha sabido manejar la economía, ha propiciado la inflación y es incapaz de solucionar la grave crisis energética”.
 
En opinión del sociólogo habanero, "la gente sabe que si votan SI el régimen va a capitalizar el referendo a su favor. Comenzaría un nuevo espectáculo publicitario para reforzar la narrativa del apoyo masivo al gobierno. El sufragio es un ganar-ganar para las autoridades. Si pierden, quedan como un gobierno ‘democrático’ que respeta la decisión del pueblo, a pesar de que ya ese código fue aprobado por el parlamento. Si ganan, además de oxígeno político, venden la historia de una revolución que se renueva. El objetivo es volver a seducir a la nueva izquierda europea y latinoamericana que ven al modelo cubano como un sistema fosilizado y represivo”.
 
A pie de calle, los cubanos ven al nuevo Código de las Familias como una distracción. Su prioridad no es ir votar, sino llevar cada día un plato de comida a la mesa.
 

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: CUBA ETERNA Enviado: 25/09/2022 17:08
 

 


 
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