De acuerdo con Pavel, decidieron vender todas sus cosas que tenían en Rusia “apartamentos, electrodomésticos y así sucesivamente. Todo se vendió. Compramos boletos desde San Petersburgo para la Ciudad de México”.
Si aprender un idioma es complicado, irte a vivir a otro país cambia por completo la visión de lo que uno ya tenía y para Pavel (33 años) y su novio Alexander (25 años), no fue un capricho venir a México, sino fue una necesidad de salir de Rusia para sentirse libres.
La entrevista con estos dos jóvenes rusos fue un poco complicada, apenas están aprendiendo español y no saben inglés, pero gracias a la tecnología de Google Traductor nos pudimos entender.
Mediante un video de zoom les preguntaba cosas y ellos respondían con la traducción, pero conforme pasó el tiempo pude percatarme más de la situación con la que se estan enfrentando.
De acuerdo con Pavel, decidieron vender todas sus cosas que tenían en Rusia “apartamentos, electrodomésticos y así sucesivamente. Todo se vendió. Compramos boletos desde San Petersburgo para la Ciudad de México”.
“Volamos a través de Estambul con una duración de 24 horas y con nosotros venía nuestros dos gatos y un perro, porque ellos son nuestra familia”.
La familia de ambos sabe sobre su orientación sexual, pero cuando una pareja de la comunidad quiere vivir junta puede ser complicado ya que “ser gay en Rusia, específicamente, vivir con una pareja es peligroso”.
“Trabajamos como profesores en una escuela pública, era doblemente peligroso así que nos ocultábamos constantemente. Tan pronto como los vecinos comenzaban a sospechar nos preguntaban por qué estamos juntos o por qué no tenemos novias”. Esto provocaba que los “amenazaran con sanciones o violencia física”.
En sí, no recibieron amenaza tal cual, del gobierno, pero desde su grupo de trabajo resentían la homofobia.
Pavel mencionó que no recibió amenazas del gobierno, pero en su trabajo su superior le hacía comparaciones sin sentido y hasta prejuiciosas. “Personalmente en el trabajo me enfrenté a un hostigamiento muy serio por parte de mi jefe directo: me comparaba con Elton John de manera negativa y me decían que no podía trabajar con niños”, detalló.
Alexander dijo que el gobierno no lo amenazó, pero “hubo burlas en el trabajo, entre mis colegas y padres de mis alumnos hacia mí”.
Los jóvenes relataron a Infobae que a pesar de que se sabe que Rusia es un país que prohíbe toda clase de afecto de parte de la comunidad LGBT, relataron cómo se vive la represión en su entorno y ante una sociedad poco empática y tolerante.
“Hay que entender que Rusia es un país grande y hay una gran diferencia entre vivir en una comunidad LGBT+ en la ciudad y en provincia. Nosotros nacimos y crecimos en la provincia, en los Montes Urales, centro de Rusia, y ahí nos podían llegar a golpear fácilmente, nos fuimos como pudimos”.
“Nacimos y crecimos ahí, aunque la comunidad casi nunca sale del armario. Existe una comunicación de red ahora, pero no hay eventos sociales, ni organizaciones, ni movimiento porque es amenazada, principalmente, con violencia física y asesinato en las grandes ciudades como: San Petersburgo, Moscú, Kazán y Novosibirsk”, comentaron.
“Recientemente todos los lugares LGBT han sido prohibidos y anunciados en las grandes ciudades, incluso, hay clubes gays, pero son muy peligroso. La comunidad LGBT no anuncia públicamente su esencia, pero por ejemplo hay protestas periódicas por los derechos de las personas en San Petersburgo. En general, en Rusia no se acostumbra a hablar públicamente sobre su sexualidad o identidad de género”.
“La comunidad tiene miedo y está fragmentada, no tiene un sólo centro de ideología. También quiero agregar que en Rusia hay leyes que prohíben la propaganda LGBT en niños y adultos”.
Al ver este tipo de problemas decidieron salirse de Rusia para venir a México, su primera opción porque “tienen un amigo que se mudó desde hace dos años y que es representante LGBT”.
Ambos estan juntos desde hace más de seis años. Se conocieron cuando eran estudiantes universitario, “el próximo febrero cumpliremos siete años de conocernos”.
Pavel confesó que se conocieron por “la app de citas ´Hornet´ y en nuestra primera cita fuimos a McDonalds”.
Ellos vieron que no sólo México es gayfriendly, sino cómo se comportaba la sociedad con el apego de personas en la calle (que no en muchos países se ve), comentaron que eso fue lo que más les sorprendió.
Dejaron todo en Rusia para venir a vivir mejor a México: “Fue terrible, salimos del país de donde nacimos y crecimos gran parte de nuestra vida, pero al ver que en México son buenos, abiertos y personas felices, nos dimos cuenta de lo que estábamos privados”.
“Es un shock existencial y te das cuenta de que está bien y pero también te da tristeza de no haber vivido una vida libre durante 30 años”.
“Vimos a dos hombres que caminaban y se besaban, me di cuenta de que estaba despojado de todo eso”.
Solo conocen “a cuatro amigos, de nuestro amigo ruso, y todos son de la comunidad LGBT, muy simpáticos: hombres muy amables que nos han aceptado de buen carácter, que simpatizan con nosotros y literalmente esta semana celebramos dos meses de vivir aquí y nos visitaron, pues nos organizaron una fiesta. Fue muy agradable”.
Empezar desde cero en otro país
Ahora se enfrentan con la búsqueda de empleo, “nos anunciamos en Facebook para ver si conseguimos mientras estamos en pláticas con el instituto de migración, estamos esperando una entrevista para ser refugiados”.
Pero eso no les ha negado que paseen por la ciudad, han mirado varios lugares, además de que están tratando de aprender español”.
“Nos complace compartir nuestra historia porque puede ser útil para los refugiados como nosotros que estamos aquí. Puede abrir una nueva perspectiva y por supuesto que pueda iluminar a la comunidad LGBT sobre lo que está sucediendo en Rusia”, finalizó.