Fue la primera personalidad del mundo de la televisión en aparecer públicamente como motorista

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María de los Ángeles Santana Soravilla obtuvo muchos éxitos y reconocimientos como actriz y cantante en el teatro, el cine, la radio y la televisión.

 

Sus inicios profesionales tuvieron lugar en la cinematografía cubana. En 1938 intervino en los filmes Sucedió en La Habana y El romance del palmar, dirigidos por Ramón Peón García, y al año siguiente figuró en Mi tía de América, Estampas habaneras y Cancionero cubano, dirigido este por Jaime Salvador.

 

Más allá de su polifacética carrera en el mundo artístico, ha pasado a la historia por ser una de las primeras mujeres cubanas en conducir una motocicleta, y no te hablamos de cualquier vehículo de dos ruedas, sino de una potente moto del fabricante Harley-Davidson. Algunos investigadores la catalogan como la primera en Iberoamérica también.

 

Sin embargo, ella misma declaró: “la primera mujer que manejó fue la hija de Luis Bretos —Lourdes Bretos— y después de ella, yo. Fuimos las dos primeras que nos encaramamos en un Harley-Davidson 74 que no la montaba ninguna mujer, porque no solamente era la moto más poderosa que existía, era de una fuerza extraordinaria y nosotras éramos muy delgaditas y muy jovencitas, manejar Harley era jugártelo, pero lo hicimos y para nosotros era un regalo maravilloso pasear por toda La Habana”.

 

A quien fuera fundadora de la televisión cubana y actuara en programas musicales, series, novelas y programas humorísticos, se la vio recorrer las calles habaneras encima de una Harley-Davidson, a fines de la década del 30 del pasado siglo.

 

Ahí iba ella, por el malecón, conduciendo la moto propiedad de su segundo esposo, el también actor Julio Vega. Con este acto, aparentemente sencillo, estaba rompiendo estereotipos en una sociedad conservadora, donde la mujer tenía reservado, por excelencia, el rol de ama de casa.

 

Fue su marido quien le propuso a la actriz que encarnó a Remigia en San Nicolás del Peladero, aprender a manejar la Harley y luego andaban juntos, cada uno en una moto, recorriendo La Habana. De Julio, la propia María de los Ángeles declaró que era “el culpable de que ella conociera el amor del público y las cosas que hacen la vida inolvidable”.

 

La muy celebrada por el humor que desató durante 24 años ininterrumpidos, en San Nicolás del Peladero, fue la primera personalidad del mundo de la televisión en aparecer públicamente como motorista.

 

Indudablemente, María de los Ángeles ha sido de los nombres que más han dejado huella en la historia del motociclismo femenino en Cuba. Sin embargo, existen otras.

 

Lourdes, a quien ella misma menciona, hija del concesionario de la Harley-Davidson en La Habana, protagonizó una hazaña en la década del 40. Aficionada a realizar ejercicios y piruetas sobre las dos ruedas, manejó una Harley sobre el muro del malecón, con solo un metro de ancho y un gran peligro por ambos lados. Condujo durante un tramo de 800 metros, desde el parque Maceo hasta la Punta. En la revista de Motos Clásicas de Cuba precisan que, “chillando gomas”, dibujó Cuba en el suelo con la goma trasera y frenando la delantera.

 

Antes de María de los Ángeles y Lourdes, en 1917, la esposa del negociante de la Excelsior-Henderson (fabricante de los motores favoritos en aquella época) se aventuró a viajar por la parte occidental y central de Cuba, pero en un vehículo de tres ruedas, una moto con side car.

 

¿Quién era María de los Ángeles Santana?

 

Vale la pena saber que era una actriz y cantante nacida en La Habana  el 2 de agosto de 1914. Estudió música. En 1930 hizo su debut en el cine y seis años más tarde, como soprano, en el Teatro Nacional, bajo la dirección de Ernesto Lecuona, quien le diera a conocer algunas de sus creaciones musicales más famosas.

 

En 1942 conoció a Julio Vega en la finca de Miguel Gabriel, uno de los propietarios de la primera CMQ y un año después contrajeron matrimonio. Se presentó en los mejores teatros de Cuba, entre 1943 y 1945 realizó su primer viaje a México y actuó en el Teatro Lírico, filmó dos películas donde compartió escenario con personalidades como Jorge Negrete, Pedro Infante y Mario Moreno (Cantinflas), donde fue elogiada por su versatilidad y proyección escénica, y viajó a los Estados Unidos donde debutó en salas de teatros y conciertos.

 

Viaja a España en 1951, integró la Compañía de Ópera dirigida por Manuel Poza, con la que estrenó la Revista Tentación que conmocionó al público español durante los cuatro años que se mantuvo en cartelera.

 

Es invitada por Manuel de Molina y viajó a París para actuar en el Teatro Olympia en un espectáculo de variedades, donde alternó con famosas personalidades artísticas de la época, entre ellas: Josephine Baker, Maurice Chevalier y María Félix. Cuando regresó a Cuba, en 1958, actuó en la televisión y ofreció recitales y conciertos; filmó películas junto a Rita Montaner e hizo temporadas de comedias con Mario Martínez Casado.

 

Fue fundadora de la televisión cubana, en la que ha actuó y cantó en programas musicales, series, novelas y programas humorísticos. Su personaje Remigia del programa San Nicolás del Peladero, fue muy celebrado por el torrente de humor que desataba, donde trabajó durante 24 años ininterrumpidos.

 

Nunca se desvinculó de la escena cubana: su protagónico de Amparo en Una Casa Colonial de Nicolás Dorr le proporcionó un amplio contacto con el público joven. Ha sido una de las actrices más queridas por el público cubano.

 

Dejó su huella en las salas de teatro en piezas como Un sorbo de miel, Algo no dicho, La verbena de la paloma, Tía Meim y Una casa colonial. Murió en La Habana el 7 de febrero de 2011, a la edad de 96 años.

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