El gran Julio César, forjador de la grandeza de Roma, vencedor de la Guerra de las Galias
LOS GAYS DE LA HISTORIA, MUCHOS ERAN MACHOS RESPETADOS PERO…!!!
Fueron hombres, y muy machos, sobre todo para la historia. Deseados por las mujeres y envidiados por los de su mismo género. Reverenciados por lo que hicieron en cualquier campo desde el cultural, artístico y religioso; hasta el deportivo, pasando por el militar, que es donde se centra la mayor esencia del hombre, macho de verdad.
Y es precisamente, entre uniformes, espadas, y acciones de arrojo y valor, donde no se puede aplicar aquello de que la excepción no hace la regla, porque en los grandes ejércitos del mundo la homosexualidad ha sido más frecuente de lo que se cree. Si no que lo digan hombres tan temibles como Hermann Goering, comandante general de la aviación nazi que temblaba de placer cada vez que Hitler le bajaba la mano por la espalda hasta meterle sus dedos en las posaderas. Goering, por su porte, tuvo un sonado romance con el curador de un museo de Holanda, a quien dejó en libertad perdonándole la vida a pesar de ser judío. De nada le valía a este temible nazi, estar casado con una hermosa alemana.
El Fürer, en su juventud, había pertenecido a un movimiento que excluía a las mujeres y abogaba por la homosexualidad. De él, dice la historia, que también se daba torcidos besos con Albert Speer, Ministro de Armamento de su régimen, y con otros hombres del alto mando. Su conductor personal también formó parte de estas inquietudes ocultas.
En Grecia, primero marica y después hombre.
¿Desde cuándo existen los maricas?, perdón por el colombianismo. Es algo que no se puede determinar con exactitud, pero la manía es muy antigua. En las pinturas rupestres de los Alpes italianos, que datan de ocho mil años atrás, se pueden ver a dos hombres, de músculos grandes, pelo en pecho y manos temibles, copulando.
En la Guerra de Troya, el invencible Aquiles regresó a la batalla para vengar la muerte de su amado Patroclo, quien por vestir las armas de su amante, fue cundido y muerto por Héctor, el Troyano. Todo este episodio estuvo urdido por el astuto Ulises, quien sabía que Patroclo moriría en batalla, y que esto obligaría a Aquiles a regresar al combate para vengarlo.
Aquiles como homosexual o gay, para usar un término actual, no era un caso aislado. En Grecia la homosexualidad era casi una obligación, que se estimulaba sobre todo en los gimnasios donde los jóvenes aqueos fortalecían sus cuerpos. Allí, esta actividad, estaba regulada por la ley, y un adulto, podía pasar hasta dos meses con un joven efebo, al que luego debía hacerle una serie de regalos que incluían un buey, una armadura y una copa. De esta forma la homosexualidad se convertía en un ritual, indispensable para pasar de la adolescencia a la edad adulta, y así convertirse en un griego importante o un guerrero valiente. Quien trasgredía la ley homosexual, en este aspecto o cualquier otro, era sancionado duramente.
Entre los romanos, grandes antagonistas de los griegos, la homosexualidad, era algo cotidiano, y muchos de sus gobernantes pertenecieron a lo que un rolo decente llamaría: El Club del Pétalo. El gran Julio César, forjador de la grandeza de Roma, vencedor de la Guerra de las Galias, y amante de Cleopatra, sus propios soldados lo llamaban La Putita de Bitinia. Y según el historiador Curión, una máxima entre sus tropas era: “César es el hombre de todas las mujeres y la mujer de todos los hombres”.
Dentro de esa misma tendencia de rosca izquierda estaban otros gobernantes muy importantes como el mismo Adriano, y Augusto, el gran emperador quien luego heredera su nombre para calificar a lo largo de los siglos, con el mote de Augusto hombre, a personajes muy destacados.
Recorriendo el camino de los siglos, en la Edad Media, encontramos a uno de los guerreros más admirados de entonces, cuyo apodo y acciones en el campo de batalla, despejaría cualquier duda sobre su hombría: Ricardo Corazón de León, quien después de algún mozo que de muy joven lo atrapó en las caballerizas del Palacio, tuvo como el gran amor de su vida al sultán Saladino, contra quien organizó la tercera cruzada en Tierra Santa, no tanto para conquistar las propiedades de Dios como para alcanzar el cuerpo del hermoso turco.
Cuenta la historia que mientras el Sultán rechazaba astutamente los ataques de las huestes de Ricardo, sutilmente le enviaba invitaciones para que se acercara a sus aposentos. Finalmente cuando supo que el inglés se enfermó, le envió una invitación acompañada de un ramo de rosas y una cesta de melocotones. El primer encuentro no se hizo esperar y luego vendrían muchos más a solas bajo una lujosa carpa del desierto, rodeados de soldados fieros y valientes.
En este punto no podemos olvidarnos de otro gran homosexual de la historia: Federico II, El Grande, quien tuvo inmensas disputas y reconciliaciones con su amado Voltaire,consejero permanente de su Corte.
Robín Hood, más que un ladrón fue la reina del bosque.
Según el profesor e investigador, de la universidad de Vardiff, Stephen Knigth, a este personaje inglés, de casta noble, aparentemente imaginario, pero eso si incondicional del valiente Corazón de León según los relatos, también se le quebraba la muñeca a la hora de disparar sus flechitas…de amor. Según Knigth, en el grupo del redentor de los pobres no había ni una mujer, porque él no iba a permitir que en la soledad de los bosques ingleses, alguien le disputara los encantos de su compinche Little John.
Para el investigador las baladas que narran la vida de Hood, tienen claros indicios de esa relación afectuosa y excesiva entre los dos guerreros, y que la mencionada Maid Marian, no era más que una disculpa para esconder los gustos del héroe.
A Isabel la Católica la gran Reina de España y América, la influencia gay también la afectó, no tanto por ella como por su padre Juan II de Castilla, compañero sentimental de Álvaro De Luna, su amante y controvertido consejero, a quien amó entrañablemente desde niño cuando este se convirtió en su educador. De Luna, irónicamente, y por culpa de las intrigas de la corte, habría de morir ejecutado por orden del mismo Juan.
Los gobernantes japoneses tampoco fueron la excepción, ni mucho menos. El gran general Tokugawa, uno de los forjadores del Imperio del Sol Naciente, compartió sin recato sus sentimientos por la guerra y el poder, con el amor que sentía por los jóvenes y hermosos soldados de su ejército.
De esta época, y sus alrededores no queremos retirarnos sin decir que hubo grandes conquistadores que supieron combinar su sexualidad, uno de ellos fue el portuguésFernando de Magallanes, descubridor, precisamente, del Estrecho de Magallanes; yGonzalo Jiménez de Quesada, conquistador de los Muiscas de la Sabana de Bogotá, a quien no se le conoció mujer alguna. Cuentan las crónicas que Magallanes pasaba largas horas en su camarote sopesando la soledad de altamar, en compañía del cocinero de su barco.
El arte siempre ha sido la cantera.
De ahí para acá, y sin sorpresa, porque ya se conocían referencias al respecto, encontramos que en el campo artístico y cultural muchos de sus protagonistas en todas las épocas fueron homosexuales reconocidos. Basta con citar algunos nombres:Leonardo Da Vinci, el mismo Voltaire, Miguel Ángel, William Shakespeare, y más antiguamente Cicerón, Horacio, Séneca, Sócrates, condenado a beber cicuta más por atropellar a jóvenes que por otra cosa. Varios de ellos escondieron su problema de tras de su genialidad.
En el cine están actores por quienes las mujeres del mundo entero se derritieron frente a su aparente virilidad, sin saber que su alma tenía más de ellas que de ellos. Cary Grant fue el último descubrimiento según las revistas del corazón. Rod Hudson, que produjo un escándalo de enormes proporciones cuando resultó infectado de Sida durante la filmación de la serie Dinastía. Erroll Flin quien precisamente se inmortalizara interpretando a Robín Hood, en 1938. Entre las mujeres, lesbianas, por no dejarlas pasar en blanco estarían: Marlene Dietrich y Greta Garbo.
Abraham Lincoln probó las mismas mieles.
Con dos personajes hallados infraganti en este campo, nos llevamos la gran sorpresa, al imaginarnos todo menos que tuvieran alma de mariposa. El primero es Abraham Lincoln, forjador de la grandeza de los Estados Unidos, y el Duque de Winsord, ya que su renuncia al trono de Inglaterra, más que por el amor de la señora Wallis Simpson, se debió a sus afectos por su secretario privado.
Dice la historia que Lincoln tuvo su gran encuentro en Illinois, en 1837. Allí, se topó con el joven Joshua Speed, de 23 años, quien le ofrece compartir gratis su lecho, precisamente cuando el futuro Presidente no tenía ni un penique para pagar un cuarto de alquiler. Algo debió de suceder porque Lincoln y Joshua, sin justificación alguna, decidieron compartir la cama durante los siguientes cuatro años. Cuando Joshua lo abandona Lincoln cae víctima de una fuerte depresión. Sabedor de esto, Joshua lo invita a estar con él y su familia en Kentucky, a donde había viajado. Allí Abe, diminutivo de Abraham, se recupera en medio de mimos y parte en busca de sus altos destinos.
“No tengo ninguna duda era gay y totalmente gay. No lo fue solo un momento de su juventud, sino durante toda su vida”, escribió Larry Kramer en The American Peopple. El mismo Speed alguna vez dijo: “ Oh! Si! El bueno de Abe era como una colegiala”.
Eduardo de Winsord, por su parte fue victima de su propio homosexualismo, a manos de los alemanes. La señora Simpson, y el entonces príncipe se habían conocido en las fiestas licenciosas de Fort Belvedere, donde ocurría todo tipo de eventos y encuentros. Allí, los participantes, entre orgía y orgía, exaltaban su admiración por el ascenso nazi. Admiración de la que no era ajeno Eduardo que tenía numerosos parientes enAlemanía y dominaba muy bien ese idioma.
Entre los asistentes a las fiestas libertinas de Eduardo, incluso en la misma Alemaniadesde años atrás, estaba su secretario privado y asistente Dubley Metcalfe, apodado por el mismo Príncipe como Fruity o (afrutado). ¡Vaya uno a saber qué sabor le encontraría!
El hecho es que su simpatía por el nazismo, más unas fotos muy comprometedoras, que estaban en poder de la inteligencia nazi, en las que el elegido Rey aparecía sin ropas junto al Afrutado, fue el detonante que lo obligó a renunciar al Trono deInglaterra. La señora Wallis Simpson, que estaba en crisis con su marido y era muy allegada al Príncipe, simplemente resultó ser el escudo perfecto, para que el cambio en el Reino de los ingleses se diera sin mayores contratiempos.
Personajes bíblicos, y muchos papas, también cayeron.
En el campo eclesiástico, donde la pederastia, ha causado tantos escándalos, no solo los sacerdotes han sido gays, sino también los héroes bíblicos, varios santos y algunos papas, incluido Paulo VI, de quien existen fuertes sospechas y algunos testimonios.
Para los historiadores la estrecha relación entre David, vencedor de Goliat, yJonathan, hijo del rey Saúl iba más allá de lo normal. Algo así como la de Aquiles yPatroclo, con la diferencia de que esta estaba en la leyenda y la otra en la realidad. Otras que despiertan enorme sospechas, incluso al leerlos textos bíblicos son Ruth y su suegra Noemí, ya que la abnegación de la una por la otra sobrepasaba cualquier límite, claro que esto último, resultan ser chismes sin mayor fundamento.
Los que si resultaron homosexuales comprobados fueron San Baco y San Sergio, quienes en su época de soldados romanos no solo abrazaron la fe de Cristo, sino que lo hicieron en uno con el otro, demostrando su mutuo amor, por lo que fueron cruelmente azotados por los romanos hasta morir, sin que el duro castigo les hiciera renegar de su amor y mucho menos de su fe en Cristo. En esa misma línea de los santos encontraríamos a San Agustín, hijo de un soldado romano pagano. Su relación con un joven cristiano, se registra en sus escritos, donde dice: “Es dulce, más allá de lo más dulce que he experimentado”.
En el campo de los papas, encontramos a Juan XII, quien reinó entre los años 955 y 964. Según el libro de Eric John, premió a muchos jóvenes después de tenerlos en la cama, con obispados selectos y provechosos. Dice el biógrafo que murió de un ataque cardiaco mientras compartía el lecho con uno de sus amantes.
Benedicto IX, quien reinó entre 1032 y 1044, intentó renunciar a su cargo para tener libertad de vivir con otro hombre.
Pablo II, quien fue elegido en 1464, se ufanaba de su belleza física y cuando le preguntaron qué nombre quería ponerse para gobernar, sin miramientos exclamó:Formosus, que quiere decir hermoso. Dice la historia que antes de entrar en caricias más dulces se hacia azotar de sus amantes con fuerza en las nalgas.
Sixto IV, tuvo como amante al aristócrata Pietro Riaro, quien con su dinero e influencia, supo como arreglar su elección como máximo jerarca de la iglesia.
Julio III, fue el más gay de todos. Entre sus muchos amantes tuvo a Provostino, a quien tomando por la cintura en plena elección dijo: “Si me hacen Papa, Provostino será uno de ustedes en el cardenalato” y efectivamente fue elegido y el cardenalProvostino, llegó a ser Secretario de Estado del Vaticano.
La última sospecha grande de homosexualidad entre los papas, cayó sobre Paulo VI, de quien el diplomático francés Roger Peyrefitte afirmó que cuando era Arzobispo deMilán, su debilidad por los jóvenes, era muy conocida. El hecho es que Paulo VI tenía en su corte a varios de ellos protegidos, entre estos a un actor. Cuando cayeron rayos y centellas por esta situación, y la iglesia casi se pone patas arriba, el mismo prelado debió, en pleno Domingo de Ramos, dar conferencias de prensa para negar los hechos.
Si ellos, todos tan importantes lo han sido, no nos sorprendamos porque cualquier hijo de vecino, un día manifieste ser gay u homosexual, después de todo, grandes ejemplos históricos tienen para justificarse. Sino, que lo digan los amigos que cada día salen del closet y nos sorprenden con sus revelaciones.
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