Hoy, 16 de noviembre, la capital de Cuba está de fiesta. Cumple 490 años de fundada junto a la bahía, bajo una ceiba, histórica.
Pocos saben que la primitiva villa anduvo de aquí para allá. Entre 1514 y 1519, los primeros pobladores recogían sus bultos constantemente buscando un mejor lugar para establecerse. Al fin encontraron el sitio idóneo: una bahía adecuada para proteger los barcos, tierra cultivable en abundancia, varios poblados aborígenes cerca y agua dulce en cantidades industriales.
El pequeño poblado colonial, con el transcurso del tiempo se convirtió en una ciudad donde conviven más de dos millones de cubanos. Una ciudad que fascina, con sus fortalezas coloniales y calles empedradas junto a modernos hoteles. Pero que también preocupa, al conocer que Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad, ha solicitado con urgencia mil millones de dólares para detener el creciente deterioro del fondo habitacional, así como de los servicios básicos.
Ciudad de contrastes, por sus calles transitan los almendrones, autos con más de medio siglo de uso, junto a modernos ómnibus destinados a los turistas. Nuevos hoteles al lado de solares, ciudadelas donde se hacinan las familias en condiciones precarias. Junto a bellas mansiones de estilo neoclásico, se palpan los escasos y feos edificios encartonados, construidos en la época revolucionaria. En muchos lugares es posible ver a sonrientes turistas junto a niños y mendigos pidiendo limosnas.
Ciudad golpeada por ciclones y huracanes que la han tratado con dureza. A su paso dejaron una estela de destrucción y muerte. No hay un viejo habanero que no se estremezca cuando le hablan del ciclón del 26 o el del 44, o cuando ahora anuncia en el parte meteorológico que se acerca una tormenta.
Conquistada, incendiada, víctimas sus habitantes de varias epidemias, abandonada a su suerte durante medio siglo por la indolencia del gobierno, ha sabido levantarse contra viento y marea. La Habana resiste el paso del tiempo, y recibe a residentes de cualquier lugar del país ofreciéndoles un espacio, aún cuando sea el pequeño cuartico de un solar.
La Habana es patrimonio de Cuba. A la espera de mejores tiempos, como sus habitantes, este 16 de noviembre está de fiesta. Vivita y coleando, ha vencido un año más.
La Habana festeja con nuevas obras su fundación
Vista general del litoral habanero
Por EFE La Habana La Habana festeja el 490 aniversario de su fundación, que se cumplirá este lunes, con la inauguración de edificios históricos restaurados, conciertos, carreras deportivas y la tradicional ceremonia en el punto donde surgió la antigua villa.
La capital de Cuba amaneció este domingo con un pasacalle que recorrió algunas callejuelas de su parte más antigua, mientras más de 2,500 corredores protagonizaron la carrera Marabana, y los habaneros asistían a una gala cultural y otras celebraciones por el aniversario.
En una entrevista publicada por la prensa oficial, el director de la Oficina del Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal, impulsor de un ambicioso programa de rescate del patrimonio cultural en el centro histórico de La Habana, afirmó que "es decisivo'' mantener los signos vitales de la ciudad.
Leal, con casi 30 años de trabajo dedicados a rehabilitar el centro histórico de La Habana, declarado "Patrimonio de la Humanidad'' por la UNESCO en 1982, lamentó que en la ciudad muchas cosas "se han perdido'' y "dañado irreparablemente'' y no se han podido rescatar. Pero pese al deplorable estado de muchas de las antiguas edificaciones, resaltó que "por un conjunto de azares, (La Habana) está urbanísticamente intacta'', y cuando se hace un esfuerzo restaurador lo que "está agonizando revive''.
''Hay que tener ideas, proyectos, y al mismo tiempo osadía. Debe existir, y existe, una voluntad política de preservar esos valores hoy más que nunca, los valores de todos los tiempos'', recalcó Leal.
Como ejemplo, citó un grupo de obras terminadas, entre las que figuran el antiguo Casino Español, convertido en palacio para celebrar matrimonios, un museo de locomotoras antiguas y un local donde se instalará una feria de artistas plásticos y artesanos.
El museo de las locomotoras, ubicado en un parque en las cercanías de la Estación Central Ferroviaria, será inaugurado el próximo martes con una muestra de ocho locomotoras de vapor centenarias recuperadas de antiguas fábricas de azúcar.
Los responsables del museo localizaron un total de 40 máquinas en toda la isla y esperan que 23 de ellas puedan ser incorporadas el próximo año a la muestra, después de ser trasladadas desde lugares distantes a la capital cubana.
El plato fuerte de las celebraciones tendrá lugar a partir de la madrugada de este lunes, cuando centenares de personas desfilen hasta el monumento de El Templete, donde se alza un árbol de ceiba como el que cobijó la primera misa por la fundación de La Habana.
Cumpliendo con la tradición, los visitantes podrán pedir un deseo mientras le dan tres vueltas a la ceiba, un ritual que se ha convertido en el acto más concurrido de los que se celebran para festejar el cumpleaños de la ciudad.
La villa de San Cristóbal de La Habana, fundada el 16 de noviembre de 1519, tiene una extensión de 721 kilómetros cuadrados, donde viven 2.1 millones de cubanos.
San Cristóbal de La Habana cumple 490 años y se anuncia que los festejos (hasta donde lo permite la crisis económica) serán por todo lo alto, con mucha utilería y gangarrias. Al gusto del historiador, empresario y diputado Eusebio Leal. Como debe ser el cumpleaños de La Meca de la utopía revolucionaria.
Personajes históricos con olor a naftalina deambularán por las adoquinadas calles. Cirilo Villaverde podrá explicar a las mulatas, según la experiencia de Cecilia Valdés, las ventajas de “pasar por blanca” en una sociedad donde (ya se admite oficialmente) no acaba de irse el racismo. Alberto Yarini anuncia una clase magistral para chulos con pinta de charangueros y pide que le pongan flores en su ceiba de San Isidro.
El Caballero de París, por su parte, advertirá de los riesgos de incorrección política en que pueden incurrir ciertos locos que deambulan por las calles de una ciudad donde se supone que el Estado no abandona a nadie a su mala suerte. ¿Por qué mejor no se dejan la barba bien larga y con gorra miliciana, mirada aguerrida y licencia del Historiador de la Ciudad, posan para los turistas?
Hasta procesión abakuá habrá este año en la celebración del cumpleaños de La Habana. No sé si estos abakuás serán como los pintaba Belkis Ayón, si los traerán del Combinado del Este o de un plante inventado por el Comité Provincial del Partido Comunista y la Asociación Yoruba.
Es La Habana para vender de Eusebio Leal. Como un grabado de Landaluze. Un tinglado para recaudar para Los Jefes la moneda dura de los turistas. Folklore de postal turística y títeres del bululú. Mezquita y catedral ortodoxa sin feligreses. Un cementerio-jardín para ricos, con tierra de colores y a la sombra de un convento. Cartománticas decimonónicas que fungen como mercenarias de la buenaventura… Poco es real, pero vale para el cambalache. Como en el tango: “todo es igual, nada es mejor”.
Una Habana virtual con puros Cohiba, mojitos y Cuba Libre sin Coca-Cola. Sepia, technicolor o verde olivo. Boinas guerrilleras, carteles y camisetas con el rostro ferozmente soñador de Che Guevara. Música de Compay Segundo y Buena Vista Social Club. Muchachas y muchachos que se alquilan (sexies, saludables, instruidos y a precios de ganga). Todo al gusto del cliente Una pintoresca estafa a sólo metros de La Habana profunda, la real. La que habla a gritos y palabrotas. La ciudad que además del olor a ron y lechón asado de los restaurantes en divisa, apesta a mierda, sudor, arrecife sucio y basura sin recoger.
En ella, faltan el agua, la comida, los zapatos, las medicinas y la libertad. Además de las rejas, las columnas, los balcones y la sensualidad a raudales, está también hecha de calles estrechas y sucias, puntales y parches, escombros, solares que se caen, marginales que no se dan tregua, inventores de imposibles, todo tipo de desventurados. Y chivatos y policías por doquier, con boinas grises o negras, tonfas y perros pastores sin bozal.
La Habana de todos los albures y las penitencias, alabada con orgullo y melancolía por poetas y cantores. La del prodigio de seguir erguida y aún bella casi con cinco siglos a cuestas. Siquiera por eso, la noche del cumpleaños valdrá hacer la cola para dar las consabidas vueltas a la Ceiba del Templete. No importa que tengamos que esperar que cumplan primero el rito Leal, sus invitados foráneos y un puñado de mandamases. Después de ellos, pediremos al árbol que nos dé un poco de esperanza.