Me gustan los hombres y las mujeres
Por Rebeca Royo Ortiz
Chicos con chicos, chicas con chicas y unos con otros. La bisexualidad es como llegar a un bufet y comer lo que más te guste en ese momento. Es una elección y una orientación sexual más, tan estable y tan capaz para tener una relación estable como la heterosexualidad o la homosexualidad. No existe ningún rasgo físico, cultural o social que los distinga de los homosexuales o de los heteros. Pero son muy pocas las personas que buscan un acercamiento a ambos sexos. “La bisexualidad no implica la renuncia al propio sexo ni la negación del rol que posee como hombre o como mujer”. Antoni Bolinches, vocal de la Federación Española de Sociedades de Sexología, reconoce que la bisexualidad es un mecanismo psicológico en el que se entrelazan los sentimientos, el amor y la búsqueda de nuevas experiencias. Aunque las teorías no se ponen de acuerdo.
Algunas encuestas apuntan que entre el 2 y el 6% de la población es bisexual. Otros dicen que sólo el 20% de la población es homosexual o heterosexual en exclusiva. El 80% restante se mueve en el terreno de la bisexualidad, aunque la sociedad obligue a elegir entre un sexo u otro. Pero solo uno. Para Bolinches, el 92% de la población es hetero, un 7% se declara homosexual y sólo uno de cada cien se siente bisexual.
La mujer tiene menos inhibiciones a la hora de besar a otra mujer o en alabar su belleza. A veces los deseos bisexuales son transitorios y siguen siendo poco conocidos. Hombres y mujeres parecen diferir en la frecuencia de las atracciones bisexuales. Dentro del mundo bisexual, Bolinches dice que “siete de cada diez bisexuales son mujeres”, comenta Bolinches. Son personas heterosexuales que se enamoran de “alguien” de su mismo sexo. Pero sólo de ese alguien. “Las mujeres son más flexibles a la hora de elegir. Se enamoran de un sujeto, ya sea varón o hembra, porque no son homofóbicas.
La mayoría de los especialistas están de acuerdo en que todas las personas podrían ser bisexuales si no fuera por la condena, la represión, el asco y la negación social a la que serían sometidos. Cuando el que habla es el bisexual, reconoce que se deja llevar por un sentimiento, por una verdadera atracción, sin importar el género de la otra persona.
La diferencia más marcada entre la ‘bi’ y la homosexualidad es que el bisexual suele esconder su faceta para no ver mermada su cara heterosexual. El homosexual tiene demasiado clara y definida su sexualidad: practican única y exclusivamente con personas de su mismo sexo. No les interesa lo más mínimo una relación heterosexual. Casi todos los homosexuales dicen su condición. Todo lo contrario de los bisexuales.
Hay quien piensa que los bisexuales son unos obsesos del sexo. Quienes lo practican, disfrutan al descubrir el placer con alguien del sexo contrario y, a la vez, con alguien de su mismo sexo. Una cosa parece que está clara: “la bisexualidad existe y hay personas capaces de enamorarse y de disfrutar del sexo tanto con hombres como mujeres”, comenta Bolinches. Sólo queda por resolver si la bisexualidad está dentro de cada uno o sólo es cosa de unos pocos.