Fue la otra noche, en Antena 3, cuando, viendo el especial sobre Rocío Jurado, recordé mejor que nunca a la inolvidable Lola Flores. En uno de los momentos, Rocío le canta a La Faraona el «Pena, penita, pena» y lo hace mientras Lola llora, casi rostro con rostro, en unos segundos que son historia para entender a las grandes de la canción española. Rocío sabía muy bien todo lo que estaba sufriendo Lola con su cáncer. Ocho intervenciones, quimioterapia, radioterapia, quemada, con pelucas, hinchada... Pero con ese coraje por vivir que fue todo un ejemplo para cuantos luchan contra la enfermedad. Rocío estaba exultante, en lo mejor de su vida, con esa voz que Dios le dio y con un cariño hacia Lola que se notaba en cada poro de su piel. Lola no podía cantar, nadie podía al lado de Rocío, pero encima estaba muy malita para ciertos esfuerzos. La escena está ahí, en las videotecas del recuerdo. También tengo otro momento crucial en sus vidas, durante el homenaje a Lola en Miami cuando juntas interpretaron la canción «Dejándonos la piel», en donde hay una estrofa que las dos hacían suya y que define muy bien cómo fue la vida de las dos grandes. «Hemos amado, dejándonos el alma en un suspiro/ Hemos luchado, dejándonos la piel en el camino/ Hemos llorado, un adiós con sabor a despedida/ Y hemos probado el sabor agridulce de la vida».
Lo que importa de verdad
Nadie como Lolita ha cogido el testigo de su madre en los asuntos que realmente importan. De la misma manera que, años más tarde, sería ella la que se arrodillara ante Rocío Jurado durante el especial de TVE que hizo la chipionera y en el que cantaron el mismo tema y con las mismas lágrimas. Hoy es Lolita la que tira de genes para encararse con el cáncer y vencer los miedos. Días atrás lo reconoció en el programa «DEC», de Antena 3, en una larga y profunda entrevista. Relató cómo le diagnosticaron el cáncer de útero («durante un chequeo médico»), cuál fue su reacción («al principio pensé en la muerte»), cómo le apoyó su marido Pablo Durán(«nos casaremos en mayo, pero para mí es mi marido desde hace tiempo») y cuál fue su pena más grande al observar los ojos de su hija una vez le contó lo que pasaba. Hoy la suerte de Lolita es que ha llegado a tiempo para hacerse una intervención y acabar con su dolencia. De ahí que la cantante señalara la importancia de estos exámenes que a nadie le apetecen, pero son el mejor salvavidas de toda la medicina.
Lolita habló mirando a la cámara y desnudando una verdad que no dejó frío a nadie. Su sinceridad y el recuerdo de su madre son sus mejores armas para dar ejemplo. Es una luchadora de las que se deja la piel en lo que hace y una mujer admirable, que todavía gana más en las distancias cortas. Reconozco mi debilidad por Lolita, pero es que hay pocas como ella. Además, me encanta la lección que da a todos aquellos artistas que consideran indigno hablar de la vida privada en un medio público. No sólo son unos catetos e inseguros, sino que aún no entienden nada de lo que tienen entre manos, puesto que no saben diferenciar ni encarar las situaciones. Hablar de amor, salud o fortuna es hablar de la realidad, puñetera o no, pero de lo que nos ocurre a todos. Cuando uno no tiene nada que esconder la prudencia sólo puede ser fruto del miedo.
Gracias Pura por este articulo tan bello y que nos recuerda estas dos cualidades que aveces algunos no quieren practicar.
Valor y sinceridad.
Casí siempre cuando las personas son tocadas por una enfermedad terminal, se cubren de un valor y una sinceridad que solo puede venir pienso yo, del creador, el que nos da todo y al final no lo quita,para pasar donde creemos, es mejor vida...
Cuando uno recuerda el valor y la sinceridad que tuvieron estas señoras, (Lola , las dos Rocíos, y muchas más, pues las admiramos mucho más,y nos damos de cuenta que ni el dinero,ni el poder nos libras del mandato del creador.
Nos forzamos por ganar y acaparar fortuna y la verdad que eso no lo es todo,al final esa fortuna la disfrutan otros ,mientras nos vamos al final viaje ,solo con lo que nos quieren poner como vestido.
El año pasado yo vivi en carne propia esa lucha por vivir ,un amigo que para mí era como de mi familia lucho con valor y fuerza contra una terrible enfermedad, cáncer en los huesos y sida, al final Dios lo dejo descansar y ya no esta más con su familia.