SUELE echarme en cara un amigo que, mi sentido de la fidelidad, le parece demasiado estricto y que, en la sociedad en la que vivimos, mantenerte firme al cariño por alguien -y, sobre todo, que éste sea correspondido- parfece demasiado pedir . Una consideración que, personalmente, pongo bastante en cuarentena puesto que, en cierta forma, supone la pérdida de la capacidad de compromiso y, claro, así no hay manera que ninguna relación, de la índole que sea, se mantenga de forma duradera.
El caso es que, esta semana, he tenido oportunidad de saludar a Ortega Cano, cuyo amor a Rocío Jurado sigue siendo un ejemplo para aquellos que dudan de la existencia de sentimientos tan verdaderos como el que, cada día, él continúa demostrando hacia la desaparecida cantante. Invitado de excepción en una exposición que, en Sevilla, se le acaba de dedicar a su mujer -donde compareció con su cuñada, Gloria Mohedano-, el torero me contaba cómo, a pesar de las numerosas muestras de admiración que Rocío continúa recogiendo por todos lados, él echa de menos la construcción de un museo dedicado a la artista y donde, su público, tuviera la oportunidad de contemplar parte del inmenso legado -fotos, trajes y demás objetos personales- que dejó la chipionera antes de marcharse.
José, que habla de "la más grande" en tiempo presente, no sólo está demostrando ahora cómo su corazón tiene una clara propietaria sino que, lo más importante, rindió en vida, ese mismo apasionado homenaje, a una esposa que, por la gran dimensión de su persona, no va a poder olvidar jamás. Residiendo en esa finca "Yerbabuena" que la pareja soñó y que, poco a poco, convirtieron en realidad, el torero pasa los días echando de menos a su otra mitad. Es lo malo, y lo bueno, de encontrar a quien, con independencia de edad, sexo y condición social, te complemente pues, a partir de ahí, la realidad nunca vuelve a ser igual. Una fidelidad eterna que duele pero que, sin duda, merece la pena.
Bello escrito y no me sorprende el señor Ortega Cano,pues el estuvo al lado durante toda la enfermedad de Rocío y cuando se sufre la enfermedad de un enfermo querido ,eso nunca se olvida.y más si se trata de una persona tan amorosa y querida como fué la más grande ,la Jurado.