Yotuel, con la venia de Shangó
By ARTURO ARIAS-POLO
Las causas que llevaron a su ruptura con el grupo Orishas, su nuevo trabajo discográfico y la decisión de establecerse en Estados Unidos centraron la entrevista con Yotuel, el rapero cubano naturalizado español cuya imagen identificó al trío durante una década.
``Los Orishas crecimos con muchas diferencias en cuanto a gustos musicales se refiere. Y el hecho de que yo viviera en España, Roldán en Francia y El Ruso en Italia, hizo que nuestras vivencias fueran diferentes', dice el músico desde su apartamento de Miami Beach, la guarida que comparte desde febrero con su esposa, la cantante española Beatriz Luengo.
Decidido a emprender su carrera en solitario, el intérprete, quien se mantiene en contacto con su hijo, Yotuel, de 10 años, que permanece en Madrid, da por agotado su ciclo con la agrupación que lo situó en el mapa musical a nivel internacional, tras vender un millón de copias y ganar dos premios Grammy con el álbum Emigrante (2003) y el tema Pa'l norte (2008), compartido con Calle 13.
``Lo más difícil fue mantener una imagen de armonía ante el público. Pero era imposible, porque cada cual se iba para su casa al finalizar los conciertos. ¿Qué sentido tenía grabar un disco nuevo `de mentiritas'?', se pregunta. ``Por otra parte, estábamos tan acomodados que perdimos la `rabia' de triunfar', dice el intérprete en alusión a esa necesidad de `comerse' el escenario que lo acompañó hasta el Concierto Por la Paz convocado por Juanes en La Habana, en septiembre del 2009. Un momento inolvidable donde Yotuel portó los atributos de Shangó sobre su torso desnudo.
``Me sentí igual a un negro cimarrón corriendo por el monte. Había que ver cómo los negros me felicitaron después por haber defendido nuestra raza. Me di cuenta de que la vida me había cambiado en pocos minutos', evoca este adicto al gimnasio de 1.82 de estatura y 160 libras de peso a quien el día antes de aquella función, mientras visitaba a su padrino espiritual, se le abalanzó un hombre en trance, le dejó la camisa hecha jirones, le puso los collares de Shangó y le ordenó que los llevara en su presentación. ``El tipo me dijo: `Soy Shangó'. Y al día siguiente del concierto me inicié en la santería', cuenta, al tiempo que muestra la vitrina con los símbolos de la deidad afrocubana que lo protege. ``Este es mi canal de energías'.
A los 33 años, y con el mismo aché que lo persigue desde los comienzos de su carrera, Yotuel acomete un nuevo proyecto musical producido por él, Pórtate mal, con el que espera impactar a los asistentes a la Conferencia de Música Alternativa de Nueva York, el jueves 8 de julio.
``El disco refleja una Cuba roquera con sabor a negro cubano. Los temas hablan del amor, la pasión salvaje y el racismo. Antes de que salga a la venta, lo probaré en una serie de presentaciones en España y en algunos países latinoamericanos', anuncia entusiasmado. El álbum, grabado entre Los Angeles, Nueva Orleans y La Habana, contó con la participación del cantante español Enrique Bunbury, ex vocalista de la banda de rock Héroes del Silencio, el grupo Clave Guaguancó y El Jabao, ``un rumbero genial'.
Por fortuna, ya quedó atrás la etapa en que el artista rapeaba por La Habana con la banda Amenaza, modelaba para las firmas extranjeras y mantenía un ``paladar' clandestino en su propio apartamento de la barriada de El Vedado. ``Fue una época muy dura. ¡Pero así aprendí a cocinar!', bromea tras servirse un café sin azúcar hecho por él. ``Lo que no me imaginaba era que lo peor estaba por venir'.
En 1996, el joven y sus colegas de Amenaza llegaron a París invitados por una agente con la que no terminaron en buenos términos. ``Pasé hambre y dormí tres meses en el metro con El Ruso, mi futuro compañero de Orishas. Sin embargo, en cuanto el rapero Liván Núñez nos propuso sumarnos a Afro Cuban Orishas Underground, que así se llamó el proyecto original del grupo Orishas, no dudé en que saldríamos adelante', recuerda Yotuel, quien se autodefine como un artista improvisado que ha aprendido a puro golpe en las grabaciones y frente a las cámaras. De ahí que hoy cuente con una pequeña filmografía donde figuran Color Habana (1999) y Perfecto amor equivocado (2004), las series españolas Hospital central y Un paso adelante (2004), donde conoció a su esposa, y El baile de San Juan (2009), una producción de Televisa, aún sin estrenar.
``Yo siempre necesito sentirme motivado. Y Estados Unidos es el sitio ideal para seguir adelante. ¡Soy hijo de Shangó!', dice convencido.