Por JORDI ZAMORA / AFP / WASHINGTON
La liberación anunciada de 52 presos políticos en Cuba no debe interpretarse como un signo de debilidad del régimen, y la aparición del líder Fidel Castro en la televisión el lunes intenta reafirmar ese mensaje, consideran analistas en Estados Unidos.
El mayor interrogante que vuelve a aparecer una vez más en el complejo horizonte político cubano es si la aparición televisiva de Fidel es una forma de asentar su autoridad solamente ante la comunidad internacional, ante los cubanos o quizás ante el propio gobierno, dirigido por su hermano Raúl.
Para Arturo López-Levy, cubano y especialista de la Universidad de Estudios Internacionales de Denver, la entrevista televisiva, tras otra aparición en público de Fidel la semana pasada, "reafirma que las decisiones tomadas por Raúl Castro en los últimos días y las que vendrán en los próximos son conocidas y apoyadas por el líder histórico de la revolución, trasmitiendo una idea de unidad'.
Pero la aparición televisiva también podría interpretarse "cómo una especie de contrapartida de lo que uno puede imaginar que es una decisión hecha por el gobierno' de Raúl, considera Peter De Shazo, del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS).
Si eso fuera verdad, ayudaría a explicar porqué Fidel Castro durante una hora y media tan sólo habló de temas internacionales, como Oriente Medio, Irán y Corea del Norte.
Castro, a punto de cumplir 84 años, fue presentado en el programa como Comandante en Jefe, en lugar del más reciente Compañero Fidel con el que se divulgan sus editoriales en el diario Granma.
El líder revolucionario aseguró en tono duro que Estados Unidos podría provocar un enfrentamiento nuclear en su pulso con Corea del Norte.
"El mensaje es claro: hay la posibilidad de un comportamiento cubano más estable y dialogante, pero no se olvide que la dirección cubana tiene como alternativas sus alianzas y contactos con los llamados estados truhanes en el Este de Asia y en Medio Oriente', analiza López-Levy.
En su anterior aparición pública, una visita al Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC) difundida la semana pasada, Fidel Castro aparecía también en buena salud, delgado pero alerta.
Pero esas señales poco pueden ofrecer como novedad a los cubanos, que viven inmersos en una grave crisis económica.
La entrevista "es pura línea Fidel Castro, la visión que tiene de Estados Unidos, no indica ningún cambio', recalcó De Shazo.
De nuevo abundaron los detalles, las cifras en el cuasi monólogo de Fidel Castro, ‘‘una especie de conferencia, lo que no es del estilo de Raúl Castro', añadió este experto.
Pocas horas después de esa emisión televisiva llegaban a Madrid siete ex presos políticos liberados por el régimen, de los 52 que deberían salir de las cárceles en los próximos meses.
"La excarcelación y emigración de muchos de los prisioneros reducirá el perfil de esos movimientos y su impacto', predice López-Levy.
Estados Unidos se mostró oficialmente dispuesto a acoger a opositores que sean liberados, aunque el Departamento de Estado recalcó en un comunicado este martes que debe ofrecérseles primero la posibilidad de quedarse en la isla.
En todo caso, para Julia Sweig, del Consejo para Relaciones Exteriores, hay cierto paralelismo interesante con el reciente intercambio de espías entre Estados Unidos y Rusia.
En Estados Unidos siguen encarcelados los "Cinco Cubanos' acusados de espionaje en 2001, mientras que en Cuba, desde diciembre del año pasado, está entre rejas un contratista del Departamento de Estado, Alan Gross, que distribuía material de comunicaciones a grupos civiles.
El rápido desenlace del caso de espionaje entre Washington y Moscú sugiere que "con buena diplomacia y voluntad política, es posible imaginar una solución en el horizonte' para esos casos a ambos lados del Estrecho de Florida, dice esta experta.