Pàgina principal  |  Contacte  

Correu electrònic:

Contrasenya:

Inscriviu-vos ara!

Heu oblidat la vostra contrasenya?

Cuba Eterna
 
Novetats
  Afegeix-te ara
  Plafó de missatges 
  Galeria d’imatges 
 Arxius i documents 
 Enquestes i Tests 
  Llistat de Participants
 BANDERA DE CUBA 
 MALECÓN Habanero 
 *BANDERA GAY 
 EL ORIGEN DEL ORGULLO GAY 
 ALAN TURING 
 HARVEY MILK 
 JUSTIN FASHANU FUTBOLISTA GAY 
 MATTHEW SHEPARD MÁRTIR GAY 
 OSCAR WILDE 
 REINALDO ARENAS 
 ORGULLO GAY 
 GAYS EN CUBA 
 LA UMAP EN CUBA 
 CUBA CURIOSIDADES 
 DESI ARNAZ 
 ANA DE ARMAS 
 ROSITA FORNÉS 
 HISTORIA-SALSA 
 CELIA CRUZ 
 GLORIA ESTEFAN 
 WILLY CHIRINO 
 LEONORA REGA 
 MORAIMA SECADA 
 MARTA STRADA 
 ELENA BURKE 
 LA LUPE 
 RECORDANDO LA LUPE 
 OLGA GUILLOT 
 FOTOS LA GUILLOT 
 REINAS DE CUBA 
 GEORGIA GÁLVEZ 
 LUISA MARIA GÜELL 
 RAQUEL OLMEDO 
 MEME SOLÍS 
 MEME EN MIAMI 
 FARAH MARIA 
 ERNESTO LECUONA 
 BOLA DE NIEVE 
 RITA MONTANER 
 BENNY MORÉ 
 MAGGIE CARLÉS 
 Generación sacrificada 
 José Lezama Lima y Virgilio Piñera 
 Caballero de Paris 
 SABIA USTED? 
 NUEVA YORK 
 ROCÍO JURADO 
 ELTON JOHN 
 STEVE GRAND 
 SUSY LEMAN 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
 
  Eines
 
General: Toda una voz,todo un género,toda una epoca
Triar un altre plafó de missatges
Tema anterior  Tema següent
Resposta  Missatge 1 de 1 del tema 
De: melaocubano  (Missatge original) Enviat: 19/07/2010 17:02

 

 
Olga Guillot:
toda una voz, todo un género, toda una época
  
Turistas junto a la estrella de Olga Guillot en el Paseo de la Fama. Miami, 12 de julio. (AP)
 Turistas junto a la estrella de Olga Guillot en el Paseo de la Fama. Miami.
 
 
 Por Nivia Montenegro
 
Ha muerto Olga Guillot. El bolero está de luto, pero por ella se viste de fiesta. La célebre intérprete de este género musical encarnó en sus canciones el espíritu agónico. Fue no solo una voz irrepetible y un estilo único, sino la protagonista y gran dama de esos teatros del corazón que nos perturban, aun cuando no queramos reconocerlos.
 
Mis primeros recuerdos de Olga provienen, creo, de la televisión cubana, quizás interpretando composiciones de Frank Domínguez y con el propio Domínguez al piano. Pero la primera vez que la vi en persona fue en el antiguo cabarecito Montmartre, en plena Saguesera, un 31 de diciembre del 69 o el 70. Allí estaba Olga en su plenitud bolerística, protagonizando una despedida de año que no tuvo un solo segundo de desperdicio.
 
El local era íntimo, pequeño, casi demasiado familiar, sin el glamour ni la fastuosidad de los cabarets de La Habana ni de los más recientes enclavados en el Miami de estos tiempos. Pero Olga Guillot lo hizo suyo; se apropió de cada pulgada del recinto y de cada uno de nosotros. Nos hechizó con esa voz de raigambre femenina; utérica, diría. Pero aun más, en el colmo de su romance con el público, le pidió a un señor que le prestara su pañuelo para secarse el sudor que le brotaba por doquier. Recuerdo ese instante como la coronación del erotismo de aquella noche: Olga tomó el pañuelo y lo deslizó por entre sus relucientes senos para después devolverlo, casi mimosamente, a su deslumbrado admirador.
 
El próximo encuentro con la diva del bolero ocurrió en México, en el DF., creo que a finales de los 90. Estábamos Enrico Mario Santí y yo de visita, cuando descubrimos que Olga cantaría aquella noche en un teatro del centro de la ciudad, y hacia allí nos lanzamos a disfrutar de su actuación. La acompañaba al piano el compositor cubano Juan Bruno Tarraza, radicado en México desde los años cincuenta, y un trío tradicional de guitarra. Abría el show de esa noche Mona Bell, antaño solista de Los Cinco Latinos. El fuerte era de Olga.
 
Allí, amparados por la oscuridad del local, bebimos y degustamos cada una de sus canciones. Cuando llegó su Miénteme, fue, para nosotros, el acabóse. Al final del show fuimos a saludarla y Olga, al enterarse de que estábamos allá de visita, nos pidió en seguida que la esperáramos a que se cambiara, pues nos llevaría en su auto hasta nuestro hotel.Olga Guillot en el Gusman Center, en Miami, el pasado 12 de junio. (AP)
 
Salió del camerino con ropa de calle y protegiéndose la garganta con una bufanda y fue conversando con nosotros, relajada y jovial, sobre Cuba, sobre música y sobre el exilio, de este último sobre todo.
 
El tercer encuentro fue en Los Angeles. Olga vino invitada a un homenaje que le rendía el antiguo Instituto de Cultura Cubano-Americano, hace más o menos una década, organizado por Ivonne López Arenal y Mario García Joya. De nuevo tuvimos la oportunidad de disfrutar en una cena de esa Olga dicharachera, desenfadada y comunicativa que hacía del "mal de amores" una destilación tropical de la poética del desengaño.
 
Olga fue una diva en toda la extensión de la palabra. Las huellas de su impacto quedan no solo en el mundo de la música, sino en el de la literatura. Ya Guillermo Cabrera Infante, en Tres tristes tigres, su inolvidable recreación de la noche habanera de los años cincuenta, la ficcionalizó como Olga Guillotina, sobrenombre que pone en movimiento todo un tratado de sexualidad freudiana. Y el poeta guantanamero Jorge Oliva la incluyó en sus poemas como una de las máximas representantes de las "bollipoderosas". Fue una artista que representó toda una manera de interpretar los sentimientos. Nos contaba el maestro Tarraza, quien la acompañó al piano en muchas de sus giras y la admiraba enormemente, que Olga tenía mucho "rubato": la música no se le podía imponer. Había que seguirla y alcanzarla, pues siempre se salía de sus parámetros. Y es esta apreciación de un músico y compositor quizás la más adecuada para la mujer y artista que fue y es Olga Guillot: representó y desbordó los límites de un género, de un país, de una época. Si tuviese que resumir quien fue Olga Guillot, usaría la conocida frase de uno de sus boleros: La gloria eres tú.
 


Primer  Anterior  Sense resposta  Següent   Darrer  

 
©2025 - Gabitos - Tots els drets reservats