El rey desnudo
Castro, durante un discurso en la Universidad de La Habana, el pasado 3 de septiembre.
Por Reinaldo Escobar, La Habana
La reciente confesión de Fidel Castro de que el sistema cubano no funciona ni para nosotros mismos y la desafortunada aclaración que pretendió enmendar el desliz, han despertado sorpresa y expectación entre adictos al régimen, opositores y cubanólogos neutrales.
La frase inicial, deslizada en una entrevista al periodista Jeffrey Goldberg, de la revista The Atlantic, llegó a ser interpretada por unos como una señal de los cambios que se aproximan, aunque otros sólo la tomaron como un desvarío sin trascendencia.
Recuerdo la portada del Granma del sábado 27 de diciembre de 1986. Nombre del 1987: "Año 29 de la Revolución", y en letras más grandes, la frase genial del Máximo Líder: "Ahora sí vamos a construir el Socialismo".
Unos años más tarde, cuando se desmoronaba el socialismo real en Europa del Este, otro periodista (obviamente extranjero) le preguntó al Comandante en Jefe si ahora Cuba se dedicaría a construir el capitalismo. La respuesta de entonces también dejó pasmados a muchos: "El que se construye es el socialismo, el capitalismo nace por sí mismo".
Ahora, la primera pregunta que se me ocurre es si realmente ha existido un "sistema cubano" susceptible de ser definido bajo alguna formulación teórica. La ausencia de una definición es lo que ha permitido que el voluntarismo y la improvisación hayan campeado por su respeto no solo en la economía, sino también en la política cultural, las relaciones internacionales y en todas las esferas del trabajo ideológico. Si ese es el sistema o el modelo cubano que ahora se nos dice que no funciona, bien gracias, ya lo sabíamos. Por haber denunciado o advertido su disfuncionalidad muchos honestos miembros del Partido Comunista perdieron su militancia, muchos periodistas, artistas, profesores y empleados de la superestructura perdieron sus empleos y muchos ciudadanos, enfocados desde el plano de la oposición, terminaron en la cárcel.
Pero no seamos rencorosos. Pongámonos positivos. Borrón y cuenta nueva. Miremos al futuro. Si este "sistema" no funciona, diseñemos otro, teniendo en mente que el socialismo, tal y como se explicaba en los libros, ni siquiera llegó a fracasar en Cuba, pues nunca fue posible ponerlo en práctica.
Uno de los problemas a enfrentar es que al menos en los últimos años se ha venido insistiendo en el carácter irrevocable de nuestro sistema, y lo más lejos a que han llegado los discursos públicos es a promover la idea de perfeccionarlo o actualizarlo. El cartel de No Funciona que en un acto fallido el máximo líder colgó a las puertas del sistema invita más a la reposición que a la reparación; más al cambio que al perfeccionamiento. Aunque también puede dejarnos en el callejón sin salida de quedarnos en el mismo sitio marcando el paso.
La torpe aclaración de que él se divertía al ver cómo había sido interpretado al pie de la letra, porque eso no fue lo que quiso decir sino todo lo contrario, me hizo recordar al ya fallecido humorista Chaflán, que aclaraba previamente al público que cuando tenía el sombrero puesto todo era chiste, y que sólo hablaba en serio con la cabeza descubierta. ¿Llevaba su gorra el comandante cuando hablaba con Goldberg?
La tantas veces repetida historia del Rey vestido con telas supuestamente invisibles ha encontrado en Cuba un final diferente. Ya no es un inocente el que grita que el soberano está desnudo. Para estupor de los crédulos, es el propio monarca el que, en un obsceno alarde de exhibicionismo, reconoce a viva voz: "Ando en cueros".
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