Por Salud Hernández-Mora | Quito
Siempre les hace blanco de sus diatribas. Y no fue una excepción tras los trágicos acontecimientos del pasado día 30. Rafael Correa metió en el saco de los responsables de lo ocurrido a los medios de comunicación. "Lo que sí tengo que decir muy claramente es que aquí hay medios de comunicación que permanentemente han conspirado, y esto es parte de la cosecha de lo que han sembrado, porque todo lo distorsionan, llenan de odio, son leyes excelentes, pero buscan el punto medio dudoso para tergiversar", aseguró.
No se refería a todos, claro está, ni siquiera a los periodistas, a quienes llama "obreros de la comunicación", sino que daba a entender que se trataba de los que acostumbra a llamar "corruptos", a los pocos que aún son muy críticos con su régimen. Los demás, con raras excepciones, están en manos del gobierno.
Los programas de opinión de las televisiones han ido desapareciendo y con ellos salieron algunos de los periodistas más influyentes, como Carlos Vera, ahora en política, y Jorge Ortiz, en el paro. Los dos fueron víctimas de las presiones que el ejecutivo ejerció sobre sus respectivas cadenas.
"Utilizan los medios públicos de una forma grosera", le dice a este diario César Ricaurte, director de Fedemedios, una Fundación independiente, financiada por organismos internacionales, que analiza y estudia el derecho a la información en Ecuador. "Durante el Mundial de fútbol, las televisiones estatales –únicas que transmitían los partidos- pasaron una campaña de publicidad muy agresiva en contra de los medios privados. Insinuaba que sus dueños roban, asesinan", recuerda. "Hay un grado de control e intervención muy intenso", añade.
"Nunca fui cercano al poder, tenía una carrera de cuarenta años en televisión, ni siquiera en la dictadura militar viví lo que hoy. Ahora sí hay una mordaza", dice Jorge Ortiz. "El Presidente no pudo desmentirme, sino que lo hizo a su estilo, llamándome enano, pitufo, tipejo, miserable, canalla, pero nunca argumentó. Quienes hemos tenido la osadía de ser sus críticos, nos sacan".
Una de las medidas que adoptó Correa fue prohibir a los banqueros tener acciones en las cadenas de televisión. Eso le permitió expropiar dos de las principales, invadidas ahora de propaganda oficial en la que ensalzan la figura del presidente. Así mismo, que el próximo 20 de octubre, Teleamazonas, la única que aún es independiente, cambie de propietarios y cabe la posibilidad, afirman conocedores del caso, de que los nuevos se plieguen a los deseos del oficialismo puesto que es el propio gobierno el que debe aprobar la transacción. "Los canales públicos no cumplen ninguna función social de interés general. Uno de ellos solo informa de la crónica roja y emite telebasura. Otro pasa telenovelas todo el día", comenta Ricaurte.
Conforme a los estudios de Fedemedios, el 70% de los ecuatorianos sólo se informa por televisión. Pero eso no ha sido obstáculo para que la prensa también haya sufrido las embestidas del presidente. Correa incrementó el 12% el IVA en las importaciones de papel periódico y les castiga retirando publicidad estatal cuando destapan un escándalo que afecta al Ejecutivo. En su espacio habitual de los sábados, transmitido por radio y televisión, el presidente creó un segmento, ya desaparecido, dedicado a cuestionar y desmentir las informaciones que aparecían en la prensa "corrupta y mediocre", a la que culpa de ser el arma de los sectores de su país empeñados en preservar sus privilegios.
Uno de los diarios que más sufren sus agrios comentarios es el capitalino 'Hoy', radical contra el mandatario. Al carecer del músculo financiero de El Comercio, decano de la prensa y de economía sólida, su futuro es incierto. "Es una campaña contra nosotros de permanente hostilidad, absorbente, reiterativa y muy hábil", explica Diego Araújo, subdirector de opinión. "El gobierno ha polarizado mucho y ha lanzado la falacia de que quienes no le apoyan, son reacios a los cambios. No merecemos que nos trate así, antes de que él llegara, nosotros también queríamos un país diferente".