«En Cuba me encarcelaron por criticar la calidad del pan»
Los exiliados cubanos en España hacen una radiografía de la profesión periodística en Cuba, donde tener «una grabadora y una máquina de escribir de los cincuenta» ya resulta sospechoso
«El que con propósito de lograr los objetivos encaminados a quebrantar el orden interno, desestabilizar el país y liquidar al Estado Socialista y la independencia de Cuba, colabore por cualquier vía con emisoras de radio o televisión, periódicos, revistas u otros medios de difusión extranjeros, incurre en sanción de privación de libertad de dos a cinco años o multa de mil a tres mil cuotas o ambas»
El párrafo que abre esta noticia es un extracto de la Ley 88 de Protección de la Independencia Nacional y la Economía de Cuba, más conocida entre los que la padecen como Ley Mordaza. Una norma aprobada en febrero de 1999 con el propósito de acallar a la prensa disidente en el país y de la que se sirvió el Gobierno cubano para encarcelar a 75 personas durante la Primavera Negra de 2003. Hoy, cuando la Unión Europea dirime si modifica la Posición Común hacia Cuba como respuesta a unos hipotéticos guiños a la apertura por parte del Gobierno, ABC recoge los testimonios de un puñado de periodistas exiliados en España para evaluar el estado de las libertades en la isla.
«Nunca pensé que el Gobierno cubano se atreviera a encarcelar a tantos periodistas», asegura Pablo Pacheco rememorando aquellos días de 2003. «Pero aprovecharon la guerra en Irak pensando que el mundo no les prestaría atención», concluye.
Pacheco fue detenido el 18 de marzo de 2003 tras un registro en su domicilio por parte de la Seguridad del Estado, que encontró evidencias de que podría ser una amenaza para el país. Tales pruebas resultaron ser «una grabadora, libros, hojas en blanco y una máquina de escribir de los años cincuenta o sesenta». Fue condenado a 20 años de prisión en Agüica, a 359 kilómetros de su casa.
No corrió mejor suerte Omar Rodríguez, reportero gráfico detenido tan sólo un día después que Pacheco.
Rodríguez dirigía por aquél entonces una agencia de noticias denominada Nueva Prensa, y contaba con un extenso trabajo fotográfico centrado en la vida en las calles de La Habana. Mendicidad, abuso de las autoridades o asesinatos son temas recurrentes en su colección. Sus instantáneas, que jamás llegaron a imprimirse en suelo cubano, le condenaron a 27 años de cárcel.
La situación en las cárceles
El tocayo de Rodríguez, Omar Ruíz Hernández, fue también víctima de la oleada represiva de la Primavera Negra. Sus artículos críticos con el Gobierno le llevaron hasta la Prisión Provincial de Guantánamo, a menos de 30 kilómetros del archiconocido penal administrado por Estados Unidos. A pesar de su menor fama, la Provincial de Guantánamo pocas cosas tiene que envidiar a su vecina en cuanto al trato a los prisioneros. Ruíz fue testigo varias veces durante su presidio de cómo algunos presos desesperados por su situación se inyectaban petróleo en las piernas para que se las amputaran y conseguir abandonar la cárcel.
Por su parte, Normando Hernández, director del Colegio de Periodistas Independientes de Camagüey, fue condenado a 20 años. Entre los escritos que le llevaron a prisión destaca uno sobre la mala calidad del pan en Cuba. «Dicen que nos encarcelaron por atentar contra la soberanía del país ¿se imaginan? Un periodista atentando contra el país por decir que la calidad del pan, responsabilidad del Estado, no es la más idónea», relata.
Los cuatro exiliados hablaron sobre la profesión periodística en Cuba ante las cámaras de ABC.es apenas 48 horas después de ser puestos en libertad en España.
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