El comunismo cubano se renueva:
Castro por Castro
Delegados al VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) aprobando la candidatura para el nuevo
Comité Central de esa organización, durante la tercera jornada del evento, el lunes 18 de abril de 2011. EFE
bueno BUENO bueno, ya dierón su voto y no fué secreto ,fué publico y solamente levantando las manos..
Todo esto tiene más de teatro que de elecciones... El cambio ha sido grande ,CASTRO POR CASTRO Y AL FINAL CON LA PROMEZA DE ELECCIONES LIBRES DENTRO DE 10 AÑOS Y LOS ELEGIDOS NO PODRAN gobernar por más de 10 años, claro dentro de ese tiempo muchos de estos viejos ya estarán quemandose en el infierno,que es donde devieran de estar hace tiempo.
POR JUAN O. TAMAYO
Con un aspecto casi fantasmal, Fidel Castro asistió el martes a la clausura del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) que marcó el cierre formal de su era y aprobó reformas económicas clave. Pero las esperanzas de una dirigencia más joven murieron ahogadas en un mar de cabellos blancos.
Castro, de 84 años, sonrió, aplaudió y asintió, pero permaneció en silencio mientras su hermano Raúl lo reemplazaba en su cargo de primer secretario del PCC y advertía que, aunque las reformas se necesitaban con urgencia, traerán consigo tiempos duros.
Aunque el primer congreso que celebra el partido en 14 años renovó mucha de la membresía del Buró Político, su organismo supremo, así como el más amplio Comité Central, no hubo señal alguna del cambio generacional que esperaban los cubanos.
El reemplazo de Raúl, de 79 años, como segundo secretario fue José Ramón Machado Ventura, de 80, veterano dirigente del PCC. Como número tres se nombró al comandante de la revolución Ramiro Valdés, conocido como de línea dura, de 79 años.
No parece probable que la nueva dirigencia tenga mayor éxito en conducir las difíciles reformas necesarias para resucitar una economía estancada, permitiendo un mayor grado de empresa privada y dando más autonomía a las empresas estatales, entre otros cambios.
Pero el ascenso de Raúl representó con claridad el fin oficial de la era de Fidel. El líder de la revolución de 1959 renunció a la presidencia del gobierno en el 2008 debido a problemas de salud, y después del martes solamente se le podrá llamar por el título honorífico de comandante o simplemente, como aparece en la firma de sus reflexiones en la prensa: compañero Fidel.
Por las mejillas de algunos delegados al congreso corrieron lágrimas cuando Fidel Castro hizo su entrada en la sala de reuniones en La Habana y recibió el largo aplauso de un PCC que dirigió desde su fundación en 1965.
Vestido con un mono deportivo azul y una camisa a cuadros, Fidel Castro tuvo que ser ayudado a caminar y, cuando los 1,000 delegados cerraron el congreso cantando La Internacional, se puso de pie pero no se les unió. Los hermanos Castro se tomaron entonces de la mano y subieron los brazos a modo de saludo mientras abandonaban la escena.
Atrás dejaron un Buró Político y un Comité Central cuya nueva composición no dejaba duda alguna de que la vieja guardia de la revolución sigue controlando el PCC, el cual, según la Constitución cubana, es esencialmente más poderoso que el gobierno.
La popular bloguera Yoani Sánchez envió un mensaje de Twitter mientras se anunciaba la nueva dirigencia, señalando que la elección de Machado Ventura “es la evidencia de la falta de un relevo joven, el fracaso de la sucesión”.
El Buró Político fue reducido de 24 a 15 miembros – con una edad promedio de 68 años –, entre ellos 12 titulares. Entre los nuevos miembros hay dos hombres en sus 50 años que juegan papeles importantes en las reformas: el ex ministro de Economía Mariano Murillo, quien fue ascendido el mes pasado a jefe económico del PCC, y su reemplazo ministerial, Adel Izquierdo Rodríguez. La tercera cara nueva es Mercedes López, de 45 años, jefa del PCC en la provincia de La Habana.
La mitad de los 12 son generales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias bien conocidos como amigos de Raúl, quien fuera ministro de las Fuerzas Armadas durante 48 años. El disidente Vladimiro Roca dijo que se trataba de “la militarización del Buró Político”.
Raúl anunció además que alrededor de la mitad de los 115 miembros del Comité Central fueron cambiados. Veintiuno de los nuevos miembros son generales o almirantes.
Entre éstos esta su yerno Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, quien administra las numerosas y ricas empresas de las fuerzas armadas. No apareció en la lista su hijo, el coronel Alejandro Castro Espín, quien es su principal asesor de seguridad y encabeza una poderosa unidad anticorrupción.
Se había hablado de Castro Espín y López-Callejas como posibles miembros de la nueva dirigencia “más joven”.
Castro dijo además que habían entrado más mujeres y personas de la raza negra al Comité Central. Las 48 mujeres actuales triplican la cifra anterior, dijo, y los 36 negros representan un aumento del 10 por ciento, a 31.3 por ciento.
El incremento en el número de los funcionarios de raza negra probablemente sea una reacción a la admiración que despertó la elección del presidente Barack Obama en la población predominantemente negra de Cuba, dijo un analista de La Habana quien pidió conservar el anonimato porque no estaba autorizado a hablar con los medios de prensa extranjeros.
En el Comité Central continuaron varias figuras históricas tales como Armando Hart y Melba Hernández, veteranos del asalto al Cuartel Moncada en 1953, que marcó el comienzo de la revolución.
“Había algunos compañeros que, ya por sus años o su salud, no podrían prestar muchos servicios al Partido, pero Raúl pensaba que sería muy duro para ellos excluirlos de la lista de candidatos”, escribió Fidel en una columna publicada el martes.
La representante Ileana Ros-Lehtinen, republicana de la Florida, dijo que no se sentía impresionada en lo absoluto por los cambios.
“El actual tirano Raúl Castro toma el poder como jefe del Partido Comunista de manos del tirano anterior Fidel Castro, y ellos anuncian esto como cambios. ¿A quién engañan con eso? Ellos han estado en el poder durante 52 años de represión”.
La disidente Martha Beatriz Roque estuvo de acuerdo, y dijo por teléfono desde La Habana: “Nunca esperé ningún cambio del congreso y, a juzgar por lo que yo vi ahora, no espero ningún cambio”.
El congreso no reveló de inmediato la versión final de los 311 lineamientos de las reformas económicas. Las mismas fueron publicadas el año pasado, pero sufrieron muchas correcciones después de que un debate a nivel nacional arrojó una ola de protestas sobre muchas de las propuestas, tales como la eliminación de 1.5 millones de empleos públicos y de los enormes subsidios estatales en los alimentos.
José Antonio Blanco, ex analista de política exterior del Comité Central, señaló que, aunque Raúl habló a menudo del debate democrático, la nueva dirigencia y los lineamientos reformados se aprobaron por voto secreto y unánime.
Raúl condujo el congreso con velocidad y eficiencia poco usuales, y bromeó a menudo. Cuando se anunció que había sido elegido como primer secretario, señaló que no iba a repetir un chiste que había escuchado en una ocasión sobre otro ascenso: “Gracias. Me lo merezco”.
Pero en sus momentos de seriedad advirtió repetidas veces que la tarea principal del PCC en estos momentos es ayudar a llevar a cabo las reformas. Igualmente admitió que haría falta por lo menos cinco años para implementarlas, y que podrían dificultar la “unidad del proceso revolucionario”.
Este año, los altos precios del petróleo y de los alimentos ya han agregado más de $800 millones al presupuesto de importación aprobado en diciembre, dijo, poniendo en claro que otras partes del presupuesto van a verse afectadas.
Su principal misión como primer secretario, afirmó en la clausura del congreso, será “preservar y seguir perfeccionando el socialismo, y no permitir jamás el regreso del régimen capitalista”.