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General: UN CRIMEN DEL ESTADO CUBANO
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 11/05/2011 14:29
 
Un crimen de Estado
   
Validada por Raúl Castro, la violencia estatal convierte las calles en un escenario peligroso.
 
 
 El pasado domingo falleció en Santa Clara el disidente Juan Wilfredo Soto   García, víctima de malos tratos policiales que agravaron su salud, según activistas y testigos, o de una "pancreatitis aguda", según criterio oficial.
 
Ninguna de las dos versiones exculpa al régimen de su responsabilidad en este asunto. Incluso un simple arresto arbitrario, sin golpiza pero con cierto forcejeo, podría desestabilizar fatalmente a un hombre tan enfermo. Y la suerte de cualquier detenido es, por supuesto, responsabilidad del Estado.
 
Sobran motivos para creer la versión de la oposición, y no sólo por el récord de detenciones arbitrarias, golpizas y acosos que exhiben las autoridades de la Isla.
 
A diferencia de otros episodios de violencia policial, no existen por ahora pruebas gráficas de éste. Sin embargo, se cuenta con el relato que diversos testigos hicieran a algunos disidentes y con la confesión del propio Soto García, camino al hospital, al pastor bautista Mario Félix Lleonart, autor del blog cubanoconfesante.com.
 
Este último punto es significativo, porque Lleonart tuiteó acerca de la golpiza el mismo jueves 5 de mayo, cuando aún vivía Soto. Y salvo que éste auto-orquestara la "campaña" de violencia y muerte para afectar la imagen del gobierno (como La Habana argumentara tras el fallecimiento de Orlando Zapata), los hechos hablan por sí mismos.
 
Una vez más, la tecnología pone en evidencia al régimen. Las redes sociales, auténtica vía para la democratización de la información, constituyen un instrumento sumamente difícil de manipular e inobjetable.
 
Resulta sintomática la rapidez y contundencia con que las autoridades han negado los hechos. En muchas partes del mundo ocurren episodios de violencia policial, pero existen en contraposición justicia, organismos y medios independientes. La primera reacción del gobierno en cualquier otro país habría sido el anuncio de una investigación. En Cuba, a diferencia, se hace innecesario investigar pues la policía tiene de antemano la razón, los disidentes son considerados delincuentes comunes y los médicos confirman a pie juntillas la versión que pretenda el gobierno.
 
Raúl Castro, en el recién celebrado VI Congreso del Partido Comunista, ratificó la orden de reprimir toda manifestación opositora. Es decir, confirmó el papel de la violencia policial y paramilitar como política de Estado. Lo sorprendente entonces es que no se hayan producido más muertes, luego de actos de repudio tan virulentos como los ordenados contra Sara Martha Fonseca y las Damas de Blanco, entre muchos otros.
 
La comunidad internacional debe tomar nota de lo ocurrido, pues la violencia estatal puede intensificarse en Cuba a corto plazo. Ahora que las largas condenas han dejado de ser (al menos provisionalmente) el modus operandi del régimen, la calle se convierte en un escenario peligroso.
 
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 12/05/2011 15:22
 
LA MUERTE DE JUAN WILFREDO
 
JUAN WILFREDO SOTO GARCÍA
 
POR  YOAXIS MARCHECO SUÁREZ
Sé que la verdad siempre prevalecerá sobre la mentira y que la luz colmará la oscuridad dejando al descubierto todas las cosas ocultas y escondidas; así sucederá con los acontecimientos relacionados con la muerte de Juan Wilfredo Soto García, a quienes sus amigos y conocidos llamaban El Estudiante. Este hombre luchaba contra el Régimen cubano desde la edad de dieciséis años, había sufrido tres condenas sumando en total doce años en prisión por el “terrible delito” de disentir. Su estado de salud era delicado en extremo, aunque su apariencia señalaba a un hombre fornido y saludable, pero muchas veces las apariencias suelen engañarnos y debajo de aquel corpachón había un corazón muy enfermo, y su organismo estaba aquejado por la Diabetes Mellitus, la Gota y una severa hipertensión que alcanzó niveles de hasta 230 la máxima y 130 la mínima, cifras realmente alarmantes.
 
Juan Wilfredo era un hombre cariñoso, así incluso nos expresó otro Pastor que compartió junto a nosotros y a familiares, amigos y compañeros de lucha el sentimiento de dolor por la pérdida de este ser humano, quien manifestó siempre estar en contra de la violencia y cuyos métodos de lucha eran pacíficos. Recuerdo verle una vez abrazar a mi esposo muy espontánea y efusivamente, llamándolo Pastor, así también le llamó aquella mañana del jueves cuando se trasladaba solo hacia el hospital para ser atendido, después de la golpiza, que según su propio testimonio, le dieran algunos agentes del orden, en el Parque Vidal de la Ciudad de Santa Clara, sitio que Juan Wilfredo frecuentaba. Iba muy adolorido y en una frase que al principio a mi esposo no le pareció literal, le dijo: “me han matado”. Tristemente se cumplió lo predicho por él, y horas después falleció.
 
No me cabe dudas de que el Régimen comenzará a buscar argumentos para sacudirse de los hombros la muerte de Juan Wilfredo, pero esta muerte es un error más del Sistema y del Gobierno cubanos y la suma de sus errores fatales va cada día en aumento. Tratarán de tergiversar el diagnóstico o la causa de la muerte, la escena de los hechos será falseada, al igual que el testimonio del propio fallecido y de cualquier otro testigo que sin temor y por motivos de conciencia decida exponer lo que vio y que verdaderamente ocurrió, no faltarán además las argucias para desacreditar a Juan Wilfredo con acusaciones disimiles, quizás le atribuyan los calificativos de delincuente habitual o común, y acusaciones diversas como que realizaba ilegalidades o cualquier otra falacia, pero el hecho de la muerte de este hombre está ahí, es real y el mundo ha comenzado a conocerlo.
 
La luz jamás estará debajo del almud, sino sobre el candelero, la luz brillará y dejará al descubierto toda la basura oculta debajo del tapete del decadente Sistema imperante en Cuba: “Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a la luz” (Evangelio de Marcos, 4:22). Cualquier mentira que se quiera tejer sobre la muerte de este hombre enfermo y por su condición, casi indefenso, muerto a porrazos en manos de la policía revolucionaria, quedará incinerada por la luz de la verdad, esa que siempre brotará aun de los mejores escondites. Dios velará porque se haga en este caso la más perfecta justicia y que los culpables de esta muerte no queden impunes.


 
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