ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA...
-Audroc-
A veces me pregunto si igual que las estrellas
hay que esperar la noche para poder brillar,
y escucho de respuesta, cuando descubro en ellas,
la magnitud de auroras, eternamente bellas,
que oculta el azabache profundo de su mar.
En otras, cuando siento la mano del ocaso,
que va llevando sombras hasta el curvado umbral,
al ver como se quiebra la imagen a pedazos,
presiento al hemisferio que la alzará en sus brazos
buscando el pebetero de luz en su portal.
¡EL CIELO...!
Imágenes perdidas por mera alegorías
donde se insume “El Todo” tras su inconsciente astral,
y espera decir: ¡Libres…!, el Día de los días,
cuando asumiendo aquellas perennes lozanías
se transformen sus sombras por lumbres de un vitral.
¡LA TIERRA...!
Sólo un terrón de tierra de inconsistente abrupto.
Un vegetal sin surco de espera irracional,
y el oro de una arena perdida en lo absoluto,
cuando olvidó las playas donde vivían juntos
a un bosque de luciérnagas con cantos de cristal.
¡Sólo un terrón de tierra…! ¡Sólo un grano de arena…!,
Tan sólo una semilla desmayada al callar,
y el universo entero, cabe en un puño apenas,
cuando a los ojos traigan el llanto las sirenas
que entre dos gotas de agua se pongan a brillar.