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General: Irena Sendler.El Angel del Gheto de Varsovia.
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: pura  (Mensaje original) Enviado: 15/08/2011 10:27

Irena Sendler.

Ella nunca contó a nadie

nada de su vida durante aquellos años.

Sin embargo, en 1999 su historia empezó a conocerse,

curiosamente, gracias a un grupo de alumnos

de un instituto de Kansas

y a su trabajo de final de curso

sobre los héroes del Holocausto.

En su investigación consiguieron

muy pocas referencias sobre Irena.

Sólo había un dato sorprendente:

había salvado la vida de 2.500 niños.

Cómo es posible que apenas hubiese información

sobre una persona así?

La gran sorpresa llegó cuando tras buscar

el lugar de la tumba de Irena,

descubrieron que no existía dicha tumba,

porque ella aún vivía.

Cuando Alemania invadió el país en 1939,

Irena era enfermera en el

Departamento de Bienestar Social de Varsovia,

el cual manejaba los comedores comunitarios de la ciudad.

En 1942 los nazis crearon un ghetto

en Varsovia. Irena, horrorizada por

las condiciones en que se vivía allí,

se unió al Consejo para la Ayuda de Judíos.

Consiguió identificaciones de la oficina sanitaria,

una de cuyas tareas era la lucha contra

las enfermedades contagiosas.

Como los alemanes invasores tenían miedo

de una posible epidemia de tifus,

permitían que los polacos controlaran el recinto.

Pronto se puso en contacto

con familias a las que les ofreció

llevar a sus hijos fuera del ghetto…

Pero no les podía dar garantías de éxito.

Era un momento horroroso,

debía convencer a los padres

de que le entregaran sus hijos,

y ellos le preguntaban:

"Puedes prometerme que mi niño vivirá…?"

…pero qué podía alguien prometer

cuando ni siquiera se sabía

si lograrían salir del ghetto

Lo único cierto

era que los niños morirían

si permanecían en él.

Las madres y las abuelas

no querían desprenderse de sus hijos y nietos.

Irena las entendía perfectamente,

pues ella misma era madre,

y sabía perfectamente que,

de todo el proceso

que ella llevaba a cabo con los niños,

el momento más duro era el de la separación.

Algunas veces, cuando Irena o sus chicas

volvían a visitar a las familias para intentar

hacerlas cambiar de opinión,

se encontraban con que todos

habían sido llevados al tren que los conduciría

a los campos de la muerte.

Cada vez que le ocurría algo así,

luchaba con más fuerza por salvar a más niños.

Comenzó a sacarlos en ambulancias como víctimas de tifus,

pero pronto se valió de todo lo que estaba a su alcance

para esconderlos y sacarlos de allí:

cestos de basura, cajas de herramientas,

cargamentos de mercaderías,

sacos de patatas, ataúdes...

en sus manos cualquier elemento

se transformaba en una vía de escape.

Logró reclutar al menos una persona

de cada uno de los diez centros

del Departamento de Bienestar Social.

Con su ayuda, elaboró cientos

de documentos falsos con firmas falsificadas,

dándole identidades temporarias a los niños judíos.

Irena vivía los tiempos de la guerra

pensando en los tiempos de la paz.

Por eso no le bastaba solamente

mantener a esos niños con vida.

Quería que un día pudieran recuperar

sus verdaderos nombres,

su identidad, sus historias personales, sus familias.

Entonces ideó un archivo en el que registraba

los nombres de los niños y sus nuevas identidades.

Anotaba los datos en pequeños trozos de papel

y los guardaba dentro de botes de conserva

que luego enterraba bajo un manzano

en el jardín de su vecino.

Allí aguardó, sin que nadie lo sospechase,

el pasado de 2.500 niños…

hasta que los nazis se marcharon.

Pero un día los nazis supieron de sus actividades.

El 20 de octubre de 1943,

Irena Sendler fue detenida por la Gestapo

y llevada a la prisión de Pawiak

donde fue brutalmente torturada.

En un colchón de paja de su celda,

encontró una estampa ajada de Jesucristo.

La conservó como el resultado de un azar milagroso

en aquellos duros momentos de su vida,

hasta el año 1979, en que se deshizo de élla

y se la obsequió a Juan Pablo II.

Irena era la única que sabía

los nombres y las direcciones

de las familias que albergaban a los niños judíos;

soportó la tortura y

se rehusó a traicionar a sus colaboradores

o a cualquiera de los niños ocultos.

Le rompieron los pies y las piernas

además de imponerle innumerables torturas.

Sin embargo nadie pudo romper su voluntad.

Así que fue sentenciada a muerte.

Una sentencia que nunca se cumplió,

porque camino del lugar de la ejecución,

el soldado que la llevaba, la dejó escapar.

La resistencia le había sobornado,

porque no querían que Irena

muriese con el secreto de la ubicación de los niños.

Oficialmente figuraba en las listas de los ejecutados,

así que a partir de entonces,

Irena continuó trabajando,

pero con una identidad falsa.

Al finalizar la guerra, ella misma desenterró los frascos

y utilizó las notas para encontrar a los 2.500 niños

que colocó con familias adoptivas.

Los reunió con sus parientes diseminados por toda Europa,

pero la mayoría había perdido a sus familiares

en los campos de concentración nazis.

Los niños sólo la conocían por su nombre clave: Jolanta.

Años más tarde, su historia apareció en un periódico

acompañada de fotos suyas de la época, varias

personas empezaron a llamarla para decirle:

“Recuerdo tu cara …soy uno de esos niños,

te debo mi vida, mi futuro y quisiera verte…”

Irena tenía en su habitación cientos de fotos,

con algunos de aquellos niños sobrevivientes o con hijos de ellos.

Su padre un médico, que falleció de tifus

cuando ella era todavía pequeña, le inculcó lo siguiente:

Ayuda siempre al que se está ahogando,

sin tomar en cuenta su religión o nacionalidad.

Ayudar cada día a alguien tiene que ser una necesidad

que salga del corazón”

Irena Sendler llevó años encadenada a una silla de ruedas,

debido a las lesiones que arrastra

tras las torturas sufridas por la Gestapo.

No se consideró una heroína.

Nunca se adjudicó crédito alguno por sus acciones.

Siempre que se le preguntaba sobre el tema, Irena decía:

Podría haber hecho más, y este lamento

me seguirá hasta el día en que yo muera."

“No se plantan semillas de comida.

Se plantan semillas de bondades.

Traten de hacer un círculo de bondades,

éstas los rodearán y los harán crecer más y más”.

Irena Sendler

Irena Sendler

Se Marchó en Polonia en 2008.

Su Servicio a la Vida permanecerá,

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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 15/08/2011 13:46

 

 
 


 
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