De intérprete de húngaro de Fidel Castro a taxista desempleado
González fue intérprete de húngaro durante 15 años y diplomático en Hungría
'Comunismo es una ficción. Un proyecto bello que no funciona en la práctica'
Por Carolina Jardim | La Habana
El banquete de ensalada era el más atractivo en aquella noche de 1986 en La Habana. Los secretarios de los Partidos Comunistas participaban de una cena con Fidel Castro, que se alejó un instante a la mesa de los vegetables.
Tenía ganas de comer algo más sano y se aproximó a la sección de tomates, lechugas y zanahorias, dónde estaba su intérprete de húngaro. Empezaron una conversación de más de treinta minutos, hecho que jamás sería olvidado por ese hombre, de 44 años.
"Fue la primera vez que tuve la oportunidad de conversar con Fidel, aunque ya actué un par de veces como su intérprete en eventos oficiales. En nuestra conversación me quedé impresionado con la sabiduría del ex presidente. Es un hombre muy simple, inteligente, que sabe de todo y se mete en todo", se acuerda Javier González (nombre ficticio) del día en que estuvo cara a cara, o mejor dicho, silla a silla, con el líder comunista de la isla.
González fue intérprete de húngaro durante 15 años. Vivió en Hungría dónde actuó como diplomático en la embajada de Cuba en el país. "La época era de pleno fervor para ambas economías comunistas. Cuba y el país europeo mantenían estrechas relaciones diplomáticas y comerciales", dice.
La trayectoria de González se asemeja a la mayoría de los hombres cubanos. Fue pionero en la escuela, militante en la juventud, hasta ingresar en el Partido Comunista. "En mi época, para formar parte del partido, ellos te proponían. Tendría que ser un buen trabajador y estudiante e incluso investigaban nuestros valores morales. Hoy, como casi nadie se interesa, entra cualquiera", cuenta.
El intérprete revela su frustración con el sistema para el que ha dedicado su vida. "Comunismo es una ficción. Un proyecto bello que no funciona en la práctica. Nunca seremos iguales. Hay gente que trabaja más, otros que trabajan menos. Aunque tenga admiración por los Castros como políticos, necesitamos un nuevo presidente. Cuando se hace viejo en el poder no se piensa", opina González.
Tras la caída del socialismo, el escenario cambió completamente y el intérprete de húngaro ya no tenía más trabajo. "La relación entre Cuba y Hungría cambió mucho. Disminuimos más de la mitad de nuestro equipo y ya no hacía tantas traducciones de documentos".
El hombre recibía 300 pesos cubanos por su empleo, lo que equivale a cerca de 12 dólares al mes. Su sueldo se situaba entre lo que gana un médico en Cuba, cerca de 600 pesos cubanos, y el salario mínimo, 200 pesos cubanos.
Con lo que ganaba era difícil asumir todos los gastos de su familia. González tiene dos hijos y decidió hacer lo mismo que muchos otros cubanos: buscar una profesión que tenga acceso a los turistas - quienes utilizan la moneda convertible, casi 25 veces más valorada que la nacional. "La situación me obligó a tomar otro rumbo. Nuestra economía está cada vez más crítica".
El sistema monetario de Cuba funciona con dos monedas. La mayoría de los cubanos reciben en la nacional y parte de ellos reciben un pequeño porcentaje, como 10%, en la convertible (CUC). A lo largo de los años el mercado de la isla fue ocupado por la segunda divisa, lo que provocó un aumento del costo de vida de los nativos, principalmente a aquellos que deseaban tener acceso a los productos de mejor calidad.
"Hay productos que no venden en el mercado de moneda nacional. Y las mejores tiendas de ropa y restaurantes, por ejemplo, se cobra en CUC. Por eso, la salida que muchos encuentran es tener un trabajo extra que se pague con la moneda convertible", explica la esposa de González.
El cubano cuenta que cuando empezó a trabajar de taxista ganaba 10 veces más que cuando actuaba de intérprete. González cree que no es la opción que deseaba, teniendo en cuenta que dedicó cuatro años de su vida a estudiar en la Escuela de Lenguas de La Habana, que era considerado un grado superior. "No hay otra salida", subraya.
En la temporada baja de turismo, el cubano vio cómo desaparecía su empleo. "He sido despedido del trabajo de taxista, ya no había más tanto movimiento".
Pero la situación de desempleado no quita el ánimo del ex intérprete y ex taxista, que se muestra dispuesto a asumir cualquier tipo de trabajo, incluso, fuera de la isla. "Puedo trabajar de camarero, peluquero, conductor de autobús, lo que sea. Mi único deseo es vivir mejor que aquí".