Sabina debuta en Nueva York
'Es cierto que mi generación tuvo un antiamericanismo con mayúsculas.
Pero luego todos hemos cumplido años'
Eduardo Suárez (corresponsal) | Nueva York
Joaquín Sabina dará el domingo su primer concierto en Nueva York. Pero primero estuvo este jueves en la sede de Sony. Un rascacielos de la Avenida Madison donde se presentó con una chupa de cuero y un sombrero panamá. Le esperaba un ejecutivo de la compañía que descubrió una placa, elogió su "rebeldía con causa" y dijo que el rascacielos lo había construido él al alimón con Bob Dylan, Elvis y Leonard Cohen.
"He tenido que venir a Nueva York para enterarme de que había construido un edificio y espero que lo hereden mis hijas", bromeó el cantante, que se quitó el panamá pero no la bufanda y se bebió una cerveza mientras respondía a los periodistas. "Es la primera vez que vengo a cantar a la ciudad", explicó, "había venido a oler, a aprender y a mirar. No vine antes porque no me llamaron. Y supongo que porque recorrí Latinoamérica y tardé en enterarme de que aquí también se hablaba español y que los latinos están aquí para quedarse".
A Sabina le gusta mucho la ciudad. La descubrió por primera vez hace 20 años y lo primero que le llamó la atención es que fuera una ciudad tan paseable: "Me parecía increíble porque mi imaginación de niño de provincias me decía que era una ciudad inabarcable. Descubrí que se podía ir a pie a los sitios y me encantó conocer las esquinas que había visto en las películas y los hoteles que había visto en las canciones".
Preso de la mitomanía, Sabina explica que le habría gustado darse una vuelta por dos sitios: "Quería ir al Hotel Chelsea y lo han tirado. Quería ir a cenar a Elaine's y lo han cerrado. Me iré al Puente de Brooklyn".
¿Se ha reconciliado Sabina con Estados Unidos? "No tenía que reconciliarme con nada", explica, "es cierto que mi generación tuvo un antiamericanismo con mayúsculas. Pero luego todos hemos cumplido años y yo he aprendido más de Dylan o de Cohen que de Quintero, León y Quiroga".
El cantante debutará en la ciudad este domingo en un concierto en el Hammerstein Ball Room. Asegura que será una velada nostálgica. Más pendiente de las canciones de siempre que de los temas de los últimos años. "Las musas ya no se acuestan conmigo con la frecuencia que lo hacían antes", dijo, "pero lo entiendo como algo natural. A mí también me gustan más las canciones de Dylan de cuando tenía 18 años. Pero esa generación le dijo a la gente que también se podía envejecer y que no hay por qué morir joven y dejar un hermoso cadáver. Quizá mis canciones son ahora más íntimas y más intensas. Ojalá".
Sabina y Serrat, a dúo en Skype
Sabina anda componiendo un disco a medias con Joan Manuel Serrat. Estuvieron juntos unos días en Menorca. Pero casi no se ven y componen por Skype. "No son canciones ni de Sabina ni de Serrat", explica, "son una especie de Frankenstein que escribimos a cuatro manos y cantaremos a dos voces".
A Sabina le encanta Nueva York y quiere pensar que lo está conquistando: "En España siempre tuvimos esa cosa mítica de ir a hacer las Américas y llamaban indianos a quienes volvían con discos de Gardel y José Alfredo. Eso nos fue amueblando el alma ultramarinamente".
El cantante -con musical sobre sus canciones recién estrenado en Madrid- cantará también en Miami y en Los Ángeles. Pero mira con el rabillo del ojo a quienes protestan en Wall Street. "Me parece estupendo que en Estados Unidos copien a los indignados de la Puerta del Sol. Es la primera vez que vamos por delante en algo. No estoy en Nueva York como indignado. Algunos estamos de acuerdo con ellos y otros no. Los que estamos de acuerdo hacemos lo que podemos. Ayudamos o escribimos cosas sobre ellos. Pero yo he venido a Nueva York. No a tomar el Puente de Brooklyn". Y remató luego con sorna y guiño a Cohen: "First we take Manhattan, then we take Berlin".
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