La llegada del 2012
POR GUILLERMO DESCALZI Dicen que el mundo acabará en el 2012. ¿Será? El mundo se acaba todos los días. Segundo a segundo el mundo se acaba, y vida por vida también. Todos llegamos a un fin del mundo individual. Hoy la antes poco conocida ‘profecía maya’ lleva a hablar de un final colectivo. Donde hay humo algo se quema. Aquí hay humo. ¿Qué se quema? Se quema un ciclo. Estamos llegando al final de un gran ciclo, el ciclo del eje terrestre.
La tierra gira como trompo. Mientras el polo sur, la punta del trompo-tierra, gira sin moverse mucho, el polo norte ‘bambolea’. En su bamboleo el polo norte da una gran vuelta que de inició a fin toma 25,868 años. Eso es lo que dura un ‘bamboleo’ del polo norte. El movimiento ha sido medido por astrónomos alrededor del planeta. Al recorrido de esa órbita del polo norte se le llama un ‘gran año sideral’. En su gran vuelta el polo norte se alinea con distintas constelaciones, las mismas que todavía llamamos hoy por los nombres que les fueron dados en la antigüedad. Actualmente nuestro polo norte está pasando de su alineamiento con la constelación de Piscis a un nuevo alineamiento con la constelación de Acuario. Lo curioso de todo esto es que concuerda con un ciclo de idéntica duración, establecido por los antiguos egipcios. Es el ciclo del ‘Zodiaco’, dividido en doce casas o signos que corresponden a doce constelaciones con las cuales se alinea el polo norte en su bamboleo de 25,868 años. El tránsito por cada constelación dura aproximadamente 2,155.6 años.
El cristianismo ha transcurrido enteramente en tránsito por la constelación de Piscis. ¿Conocerían los antiguos egipcios la existencia del gran año sideral, medido solo recientemente por los astrónomos? La evidencia indica que sí, pero... ¿Cómo? Estamos al final de un ciclo. Estamos terminando un ciclo de casi 26 mil años y empezando nuevamente por el principio. El polo norte está cambiando su alineamiento para iniciar su tránsito por la constelación de Acuario. El calendario precolombino de los mayas señala cambio, fin de ciclo en el 2012. ¿Cómo lo sabrían? El ciclo terrestre, la vuelta al sol, su año planetario, se inicia y acaba en el hemisferio norte con el solsticio de invierno, alrededor del 21 de diciembre.
El próximo 21 de diciembre acaba más que un año planetario. Acaba un gran año sideral. Está iniciándose uno nuevo. ¿Fin del mundo? No, señores, solo el fin de un ciclo mayor, y con este ciclo también termina toda una era de la humanidad. Todos habrán notado el enorme cambio que se está gestando. La informática está haciendo su aparición de este a oeste y de norte a sur. La electrónica, la informática, la computación y la nano tecnología están transformando la humanidad. Llegarán a cambiarnos de maneras que hoy solo podemos intuir muy vagamente. Los restos más antiguos de homo sapiens sapiens datan de hace más de cien mil años. Cien mil años no es mucho para un planeta de cuatro mil quinientos millones de años. Para la humanidad es un montón de tiempo, uno en el que hemos permanecido físicamente casi iguales. De aquí en adelante entramos a una era de cambios sin precedente en nuestra base corpórea, con la integración de circuitos moleculares biocompatibles que nos llevarán lejos de lo que somos hoy.
Los cambios se van a dar con rapidez, pero en todo caso la rapidez no es necesaria. Si hemos vivido ya cien mil años en el planeta, otros cien mil deben esperarnos por delante. Digo, sin embargo, que los cambios en nosotros serán veloces porque ahora andamos a la velocidad de la luz. Hemos pasado de las velas a la electricidad. El mundo a vela era muchísimo más lento. La primera circunnavegación del mundo, la de Magallanes y Sebastián Elcano, se hizo en casi exactamente tres años a vela. Sí, son velas distintas, la de alumbrar y la de navegar, pero la coincidencia vale. A vela se daba la vuelta al mundo en tres años. Hoy le damos vueltas electrónicas cinco veces en un segundo. La integración del ser humano con la bio-nano-tecnología computacional electrónica e informática ya se ha iniciado. Avanza un poquito más cada vez que se sienta uno ante un teclado. ¿Estaremos muy lejos de circuitos biológicos o biocompatibles integrados en el cuerpo humano? No lo creo. Les aseguro que antes de mil años estaremos así, y mil años no son nada en la vida de la tierra y la humanidad. Tenemos para largo. El mundo no se acaba. La aventura humana en la tierra tiene todavía mucho por delante. Hay que recargar las baterías. Les deseamos a todos paz, fuerza y un Feliz Año Nuevo.
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