¿Fidel, salvador del mundo?
Quien exigía un golpe nuclear en 1962 quiere
aparecer ahora como consejero mundial de paz.
Fidel Castro y Nikita Jruschov
Roberto Álvarez Quiñones
Si hay alguien que no debe presentarse como un filántropo amante del género humano que lucha por evitar una posible guerra global atómica devastadora, ése se llama Fidel Castro Ruz, el hombre que en octubre de 1962 propuso al primer ministro Nikita Jruschov que la Unión Soviética lanzara un primer golpe atómico contra Estados Unidos, en un acto de irresponsabilidad inaudita como jefe de Estado.
Sin embargo, el aún activo comandante en materia política internacional —recibe a presidentes en su residencia— en sus "reflexiones" asume ese papel de cancerbero de la paz mundial y advierte sobre los peligros de una conflagración atómica provocada por Israel o Estados Unidos y no por Irán, cuyo presidente visitará la Habana próximamente.
En su reciente artículo titulado La marcha hacia el abismo, luego de afirmar que Washington y sus "poderosos e incondicionales aliados" conducen al mundo a una catástrofe atómica, Castro destaca que "es deber elemental de todas las personas serias y cuerdas, que son millones, luchar para posponer y, tal vez impedir, ese dramático y cercano acontecimiento en el mundo actual".
Tan mala memoria no tiene la comunidad mundial como para olvidar que fue Castro quien autorizó a Moscú a emplazar en territorio cubano decenas de misiles SS-4 y SS-5, estos últimos con alcance de hasta 5.000 kilómetros, y que le sugirió al líder soviético que lanzara sus cohetes intercontinentales nucleares contra el territorio estadounidense. Es el único humano que sugirió algo así jamás.
A cambio de aquella irresponsable decisión, Castro de hecho comprometió a la URSS a que mantuviera económicamente su régimen marxista-leninista de por vida, lo "protegiera" de un posible ataque de EE.UU, pero convirtió a Cuba en el único país de América Latina con armas nucleares, con lo cual colocó al pueblo cubano —sin comerla ni beberla, como se dice en criollo— en el centro de la confrontación Este-Oeste.
Quienes en Cuba vivimos "en directo" la Crisis de Octubre, como se le llamó en la Isla, recordamos que Castro declaró en la TV que la nación cubana estaba dispuesta a inmolarse en un infierno atómico antes de ceder a las presiones "yanquis" para que fuesen retirados de Cuba los cohetes nucleares soviéticos, si antes EE.UU no se retiraba de la base naval de Guantánamo (uno de los llamados "Cinco Puntos de Fidel"). Y al acordar el presidente John F. Kennedy y Jruschov la retirada de los misiles se corrió la voz de que fue el propio Castro quien lanzó, o alentó, una frase que se repetía de San Antonio a Maisí: "Nikita, mariquita, lo que se da no se quita".
No somos pocos los que al emigrar nos hemos quedados asombrados al descubrir en artículos, documentos de archivos, películas y documentales, cuán cerca estuvo realmente el mundo de una guerra atómica que pudo haber significado la desaparición del pueblo cubano y un holocausto para la civilización toda.
Al insinuar que son Israel o Estados Unidos quienes pueden causar una guerra nuclear, incluso contra Rusia, Castro intenta aliviar las presiones contra su aliado Irán encaminadas a impedir que construya bombas atómicas. Con esas armas Teherán sí sería un gran peligro planetario, pues el presidente persa, Mahmaoud Ahmadinejad, insiste en que hay que "borrar a Israel de la faz de la Tierra".
Fidel manipula la realidad. En primer lugar, un ataque contra Irán, por parte de Israel o EE UU para destruir sus instalaciones nucleares no sería atómico, sino convencional. El eventual ataque tendría lugar antes de que Irán tuviese armas nucleares. Y no es lógico que a un ataque con armas convencionales alguna potencia nuclear que saliese en defensa del régimen de los ayatolas responda con una agresión atómica contra Israel o EE UU, incluido Pakistán, la única nación musulmana con bombas atómicas.
En caso de un golpe nuclear de Irán contra Israel, sí cabría esperar una respuesta nuclear de Israel, si conservase esa capacidad, o incluso de EE UU, aunque menos probable. Aun así es muy difícil suponer que entonces Moscú y Beijing atacarían a EE UU o Europa en solidaridad con Irán.
Primer golpe atómico
Con respecto a al "altruismo" de Fidel para evitar la guerra, vale la pena repasar un poco la historia. En octubre de 1992 asistí como periodista a una conferencia en La Habana convocada por él al cumplirse 30 años de la Crisis de los Misiles. Entre los participantes estaban Robert McNamara, secretario de Defensa de Estados Unidos en 1962; Arthur Schlesinger y Richard Goodwin, asesores del presidente Kennedy; el general William Smith, coordinador de las fuerzas de EE UU declaradas en alerta nuclear; dos altos jefes de la CIA; los generales Anatoly Gribkov, jefe de las fuerzas soviéticas en Cuba, y Georgi Voronkov, jefe de las baterías de cohetes antiaéreos soviéticos SAM en la Isla; Serguei Jruschov, hijo del gobernante soviético e historiador que conservaba documentos muy reveladores de su padre; y varios generales cubanos.
En un momento de la conferencia, McNamara le pidió a Castro que comentara algo sobre la sugerencia que le hizo a Jruschov de que Moscú debía dar el primer golpe atómico.
Castro, muy molesto, y haciendo un esfuerzo para no dar puñetazos en la mesa, respondió: "Eso es falso". Dijo que eso era una tergiversación de los hechos por parte de los medios occidentales. Pero seguidamente se contradijo al admitir que él envió con el embajador soviético en Cuba, Alexei Alexéiev, una carta a Jruschov en la que le dijo que si EEUU invadía a Cuba la guerra nuclear era inevitable y que, por lo tanto, la URSS debía dar el primer golpe nuclear antes de que lo hiciera EE UU.
McNamara respondió que haber lanzado ojivas nucleares contra EEUU en respuesta a una invasión convencional a Cuba habría sido una respuesta desproporcionada que desataría una guerra nuclear apocalíptica que habría acabado con los cubanos.
El dictador ripostó que la "dirigencia cubana" (léase Castro) consideraba que una invasión a Cuba era el comienzo de la Tercer Guerra Mundial, que la URSS debía atacar primero, y que el pueblo cubano estaba dispuesto a desaparecer.
Tres días después de recibir la carta, el 30 de octubre de 1962, en una reunión en el Kremlin con una delegación de Checoslovaquia, Jruschov mostró su asombro acerca de que "seamos nosotros los primeros en iniciar una guerra atómica". Cuando el líder soviético publicó sus memorias luego de ser destituido en 1964, señaló: "Solo una persona que no tiene idea de lo que significa una guerra nuclear , o que está enceguecida por la pasión revolucionaria, como sucede con Fidel Castro, puede hablar de ese modo…"
En resumen, Fidel Castro no tiene mucha credibilidad que digamos como luchador por la paz.
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Crisis de Octubre
Carta de Fidel Castro a Nikita Jruschov sobre la defense del espacio aéreo cubano
26 de octubre de 1962
Estimado camarada Jruschov:
De acuerdo con el análisis de la situación y los informes que nos han llegado, considero que es casi inminente un ataque dentro de las próximas 24 a 72 horas. Hay dos posibles variantes: la primera y más probable es un ataque aéreo contra ciertos objetivos, con la misión limitada de destruirlos; la segunda, y aunque menos probable todavía posible, es una invasión completa. Esto requeriría una fuerza grande y es la forma más repugnante de agresión, lo cual puede detenerlos.
Puede estar seguro de que resistiremos con determinación, cualquiera que sea el caso. La moral del pueblo es extremadamente elevada y el pueblo confrontará la agresión heroicamente.
Me gustaría expresar brevemente mi opinión personal.
Si la segunda variante tiene lugar y los imperialistas invaden Cuba con el objetivo de ocuparla, los peligros de su agresiva política son tan grandes después de esa invasión que la Unión Soviética no debe permitir circunstancias en las que los imperialistas puedan llevar a cabo un primer ataque nuclear contra nosotros.
Le digo esto porque creo que la agresividad de los imperialistas los hace extremadamente peligrosos, y si ellos se las arreglan para llevar a cabo una invasión de Cuba un brutal acto en violación de las leyes universales y morales ése sería el momento para eliminar este peligro para siempre, en un acto de la más legítima autodefensa. Por dura y terrible que sea la solución, no habría otra.
Esta opinión se ha formado observando el desarrollo de su agresiva política. Los imperialistas, sin tener en cuenta la opinión mundial y contra las leyes y los principios, han bloqueado los mares, violado nuestro espacio aéreo, y ahora se están preparando para invadir, mientras bloquean al mismo tiempo toda posibilidad de negociación, aún cuando comprenden la gravedad del problema.
Usted ha sido, y es, un incansable defensor de la paz, y comprendo que estos momentos, cuando los resultados de sus superhumanos esfuerzos se encuentran tan seriamente amenazados, deben ser amargos para usted. Nosotros mantendremos nuestras esperanzas de salvar la paz hasta el último momento, y estamos listos para contribuir a ello en cualquier forma que podamos. Pero, al mismo tiempo, estamos serenos y listos para enfrentar una situación que vemos como muy real e inminente.
Le transmito la infinita gratitud y reconocimiento del pueblo cubano al pueblo soviético, que ha sido tan generoso y fraternal, junto con nuestra profunda gratitud y admiración a usted personalmente. Le deseamos éxito en la enorme tarea y gran responsabilidad que están en sus manos.
Fraternalmente,
Fidel Castro
Tomado de The American Experience / The Presidents / PBS
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Carta de Nikita Jruschov a Fidel Castro declarando que ayudará a Cuba a defenderse
30 de octubre de 1962
Estimado camarada Fidel Castro:
Hemos recibido su carta del 28 de octubre, junto con los informes de las c onversaciones que usted y el presidente Dorticós tuvieron con nuestro embajador.
Comprendemos su situación y tomamos en cuenta sus dificultades en este primer estadio después de la eliminación de la máxima tensión resultante de la amenaza de un ataque por parte de los imperialistas americanos, que usted esperaba en cualquier momento.
Comprendemos que puede haber surgido ciertas dificultades para usted, como consecuencia de las promesas que hicimos a Estados Unidos de retirar las bases de cohetes de Cuba a cambio de su promesa de abandonar sus planes para invadir a Cuba, e impedir que sus aliados del hemisferio occidental lo hagan, para terminar su llamada "cuarentena" -su bloqueo a Cuba. Este compromiso ha conducido al final del conflicto en el Caribe, un conflicto que implicó, como usted puede comprender bien, una confrontación entre superpotencias y su transformación en una guerra mundial donde se hubieran usado cohetes y armas termonucleares. Según nuestro embajador, algunos cubanos sienten que el pueblo cubano preferiría otro tipo de declaración, que no tratara la retirada de los cohetes. Es posible que esos sentimientos existan entre el pueblo. Pero nosotros, políticos y jefes de estado, somos los líderes del pueblo, y el pueblo no lo sabe todo. Es por eso que debemos marchar delante del pueblo. Entonces, el pueblo nos seguirá y nos respetará.
Si, entregándonos a los sentimientos populares, nos hubiéramos permitido dejarnos arrastrar por los sectores más inflamados del populacho, y si nos hubiéramos negado a lograr un acuerdo razonable con el gobierno de EUA, hubiera estallado la guerra, que hubiera traído como resultado millones de muertes. Los sobrevivientes hubieran culpado a los líderes por no haber tomado medidas para impedir esta guerra de exterminio.
La prevención de la guerra y de un ataque a Cuba no dependió solamente de las medidas tomadas por nuestros gobiernos, sino del análisis y examen de las acciones del enemigo cerca de su territorio. En pocas palabras, había que considerar la situación en su conjunto.
Alguna gente dice que no consultamos unos con otros suficientemente antes de tomar la decisión que usted conoce.
En realidad, consideramos que las consultas tuvieron lugar, querido comandante Fidel Castro, dado que recibimos sus cables, cada vez más alarmantes, y finalmente su cable del 27 de octubre en el que usted decía que estaba casi seguro de que era inminente un ataque contra Cuba. Según usted, era sólo cuestión de tiempo: 24 ó 72 horas.
Cuando recibimos este muy alarmante cable suyo, y conociendo su valentía, creímos que la alerta estaba totalmente justificada.
¿No fue eso consultas por su parte? Nosotros interpretamos ese cable como una señal de máxima alerta. Pero si hubiéramos llevado a cabo nuestras consultas en tales condiciones, sabiendo que los belicosos y desenfrenados militaristas de Estados Unidos querían agarrar la ocasión para atacar a Cuba, hubiéramos estado perdiendo nuestro tiempo y el ataque hubiera tenido lugar.
Creemos que la presencia de nuestros cohetes estratégicos en Cuba ha polarizado la atención de los imperialistas. Ellos tenían miedo que fueran usados, por lo que se arriesgaron a querer eliminarlos, bombardeándolos o invadiendo a Cuba. Y debemos reconocer que ellos tenían la capacidad para actuar. Es por ello, repito, que su sentimiento de alarma estaba totalmente justificado.
En su cable del 27 de octubre usted propuso que deberíamos ser los primeros en llevar a cabo un ataque nuclear contra el territorio enemigo. Naturalmente, usted comprende a dónde nos hubiera llevado. No hubiera sido un simple golpe, sino el comienzo de una guerra mundial termonuclear.
Estimado camarada Fidel Castro, encuentro su propuesta equivocada, aunque comprendo sus razones.
Hemos vivido unos momentos muy graves, una guerra termonuclear global pudo haber estallado. Por supuesto, los Estados Unidos hubieran sufrido enormes pérdidas, pero la Unión Soviética y todo el bloque socialista también hubieran sufrido grandemente. Es difícil decir cómo hubieran terminado las cosas para el pueblo cubano. Ante todo, Cuba se hubiera quemado en los fuegos de la guerra. Sin duda el pueblo cubano hubiera luchado valientemente pero, también sin duda, el pueblo cubano hubiera perecido heroicamente. Luchamos contra el imperialismo, no para morir, sino para usar todo nuestro potencial, perder lo menos posible y más tarde ganar más, vencer y hacer triunfar el comunismo.
Las medidas que hemos adoptado nos han permitido alcanzar el objetivo que establecimos cuando decidimos enviar los cohetes a Cuba. Hemos obtenido de Estados Unidos el compromiso de no invadir a Cuba y de no permitir que sus aliados latinoamericanos lo hagan. Hemos logrado todo esto sin una guerra nuclear.
Nosotros creemos que debemos aprovechar todas las posibilidades para defender a Cuba, para fortalecer su independencia y soberanía, para impedir la agresión militar, y para evitar una guerra termonuclear global en esta etapa.
Y hemos triunfado.
Por supuesto, hemos hecho concesioones, hemos hecho algunos compromises. Hemos actuado bajo el principio de concesines recíprocas. Estados Unidos también ha hecho concesiones, se ha comprometido públicamente, ante el mundo entero, a no atacar a Cuba.
Por lo tanto, si comparamos un ataque de E.U. y una guerra termonuclear por una parte, y por otra parte los compromisos hechos: las concesiones mutuas, la garantía de la inviolabilidad de la República de Cuba, y la evitación de una guerra mundial, entonces yo creo que las conclusiones son claras.
Naturalmente, en la defense de Cuba y otros países socialistas no podemos confiar en la promesa de E.U. (de no invadir a Cuba). Hemos tomado, y continuaremos tomando, todas las medidas necesarias para fortalecer nuestras defensas y acumular las fuerzas necesarias para llevar a cabo una respuesta. En este momento, con las armas que hemos dado a Cuba, es capaz de defenderse por sí misma más que nunca. Incluso después del desmantelamiento de las bases de cohetes ustedes tienen un armamento suficiente poderoso para rechazar al enemigo por tierra, mar y aire cerca de su territorio.
Más aún, como usted recordará, afirmamos en nuestro mensaje al presidente de los Estados Unidos el 28 de octubre que "deseamos al mismo tiempo asegurar al pueblo cubano que estamos de su parte y que no abandonaremos nuestra responsabilidad de ayudar al pueblo cubano". Es claro para todo el mundo que ésta es una muy seria advertencia que hemos enviado al enemigo.
Usted afirmó en las reuniones que no se puede confiar en los E.U. Por supuesto, usted tiene razón. Nuestras declaraciones sobre las condiciones de negociación con los Estados Unidos son igualmente correctas. Derribar un avión de E.U. sobre territorio cubano fue a la postre un acto útil, porque terminó sin complicaciones. Es una lección para los imperialistas. Por supuesto, nuestros enemigos interpretarán los hechos a su manera. La contrarrevolución cubana también intentará levantar cabeza. Pero creemos que usted tiene un control total sobre el enemigo interno sin nuestra ayuda. Lo más importante que hemos logrado es detener, por ahora, un ataque de los enemigos externos.
Consideramos que el agresor ha sufrido una derrota. Estaba preparando un ataque a Cuba, pero lo detuvimos y lo hemos obligado a prometer al mundo que no lo hará en este momento. Creemos que ésta es una gran victoria. Por supuesto, los imperialistas no dejarán de luchar contra el comunismo. Pero nosotros tenemos también nuestros planes, y tomaremos nuestras decisiones. Este proceso de lucha durará mientras existan en esta tierra dos sistemas sociopolíticos, hasta que uno de los sistemas, y sabemos que será nuestro sistema comunista, triunfe en todo el mundo.
Camarada Fidel Castro, hemos decidido enviarle esta respuesta lo más rápido posible. Haremos un análisis más detallado de lo que ha ocurrido en una carta que le enviaremos pronto. En esa carta haremos un análisis más profundo de la situación y le daremos nuestra opinión sobre los resultados del arreglo de la crisis.
En este momento están comenzando las negociaciones para un arreglo y le pedimos nos comunique su posición. Nosotros, por nuestra parte, lo mantendremos informado sobre el progreso de las negociaciones y haremos las consultas necesarias.
Camarada Fidel Castro, le deseamos todo el éxito posible, y estoy seguro de que usted lo alcanzará. Existen aún maquinaciones contra usted. Pero con usted tenemos la intención de dar todos los pasos necesarios para eliminarlas y contribuir al fortalecimiento y desarrollo de la Revolución Cubana.
Nikita Jruschov
PBS: The American Experience / The Presidents - © WGBH 1997