CORRAL DEL CONDE.
Dentro de la Sevilla antigua que desaparece, se encuentran los corrales de vecinos. Un corral es, en esencia, un edificio compuesto por un gran patio rodeado de habitaciones que se abren a él, aunque los ejemplos son de gran variedad debido a la diversidad de planta, alzado, volumetría, técnica constructiva, etc. Precisamente por esta diversidad edificatoria, los corrales constituyen una parte irreemplazable de la imagen de la ciudad.
EL CORRAL DEL AGUA.
Si a ello añadimos que la mayoría son inmuebles del siglo XIX o de centurias anteriores, y que albergan una población cuyas peculiaridades han constituido a menudo tema de investigación de antropólogos y sociólogos, obtendremos los tres parámetros primordiales que justifican la importancia de los corrales de vecinos como elemento integrante de nuestro entorno urbano. Y tanto más si observamos que la dinámica urbanística propia de este medio -sustitución, renovación, obsolescencia, rehabilitación, puesta en valor, permanencia- incide de forma aguda en este tipo de edificios.
El corral es una clase de vivienda donde se albergaba una parte importante de la población sevillana de oficios, y aun hoy día puede constatarse que los corrales supervivientes están ocupados por vecinos de nivel social bajo o medio-bajo: Hay que tener en cuenta, no obstante, que el corral no es sólo lugar de habitación sino además de convivencia y estrechas relaciones sociales. Por tal motivo, incluso podría hablarse de microsociedades susceptibles de ser estudiadas como comunidades peculiares, aunque actualmente hayan perdido la mayoría de sus rasgos diferenciadores.
CORRAL DE HERRERA. TRIANA.
A pesar de su callada presencia en la vida de nuestra ciudad, poco se ha escrito que sea realmente valioso para la comprensión del papel del corral en la escena urbana. Contamos con algunos estudios etnográficos y secundariamente arquitectónicos de calidad, pero la mayor parte de lo publicado sobre el tema no deja de ser un conjunto de notas coloristas y folklóricas que poco aportan. Y, salvo la renombrada obra de Morales Padrón, apenas hay estudios que inviten al ciudadano a conocer esa “ciudad interior” que permanece desconocida para la mayoría, pero que es tan valiosa como las calles y plazas de tránsito cotidiano.
Hace tiempo que los autores del presente trabajo, alarmados par el casi irreversible mal estado de nuestro patrimonio y concienciados de su valor histórico, decidieron abordar la catalogación fotográfica de los corrales de Sevilla. Nuestro propósito era doble: por un lado, formar un archivo de imágenes de tan singular hábitat urbano que sirviera tímidamente para preservar su memoria ante la inminente desaparición de muchos de ellos, y, por otro lado, darlos a conocer a la ciudadanía como uno de los valores ignorados de la urbe hispalense. Es decir, se trataba de concienciar al sevillano de la importancia del corral de vecinos y de la necesidad de rehabilitar la mayoría para su definitiva integración en el tejido histórico de la ciudad.
Así, con una amplia base hemerográfica y bibliográfica, durante 1987, 1988 y 1989 se procedió a la elaboración de reportajes fotográficos de la inmensa mayoría de los corrales existentes en el casco antiguo y los arrabales históricos (Triana y San Bernardo). También se efectuaron reportajes de casas de vecindad y de partido, elementos varios de arquitectura popular y otros edificios de interés en peligro de desaparición y/o faltos de adecuada documentación gráfica.
No hemos aspirado a llevar a cabo un estudio científico, solo pretendemos acercar por medio de la imagen al ciudadano a su entorno inmediato, propiciando su participación en los procesos de decisión que afectan a los valores urbanísticos de Sevilla y concienciándole de la necesidad, hoy admitida universalmente, del respeto y la rehabilitación de la trama histórica de nuestras ciudades.
Puede constatarse el mal estado de algunos de los edificios ilustrados, incluso el total abandono de alguno, situación demasiado frecuente actualmente. Se incluye un inventario de corrales en el que tienen entrada inmuebles de muy diversa condición, muchos incluso que no casan con el modelo arquetípico del corral de vecinos. Pero la arquitectura sevillana es siempre difícil de encasillar y no hemos renunciado a ofrecer al lector una serie de direcciones que, a no dudar, han de sorprenderle si a la sazón no ha intervenido la piqueta. Cerramos esta humilde publicación con un comentario sobre la bibliografía existente sobre el tema.
El corral de vecinos está en franca recesión, principalmente debido a la especulación inmobiliaria, la mejora del nivel de vida de la población, avanzada edad de los residentes, despoblamiento y desarraigo de las zonas históricas y la incuria institucional en materia de patrimonio histórico.
Un gran porcentaje de los aproximadamente 190 corrales que sobreviven en Sevilla (1990) se encuentra en deficientes condiciones, incluso hay muchos casi deshabitados o ruinosos. Algunos, pocos, están en perfecto estado y albergando a la totalidad posible de sus vecinos, y es aquí donde todavía puede apreciarse cierta continuidad de la vida tradicional. Otros han pasado por una importante restauración que les ha devuelto su lozanía, pero que ha cambiado su población por otra más joven y de mayor nivel social.