Reflexiones del Rev. David Eck Asheville
Amaos los unos a los otros como yo os he amado.
Esto parece tan simple, tan lineal.
Pero … ¿ Amar al liberal del “corazón lleno de compasión” ?
¿ Amar al conservador de “valores familiares” ?
¿ Amar al musulman ? ¿ Al judío ? ¿ Al budista ? ¿ Al hinduísta ?
¿ Amar al inmigrante en situación irregular ? ¿ Amar al que está lleno de privilegios ?
¿ Amar al gay ? ¿ A la lesbiana ? ¿ Al transgénero ?
¿ Amar a los manifestantes por la paz ? ¿ Amar a los que hacen la guerra ?
¿ Amar al iraquí ? ¡ Al palestino ? ¿ Al norcoreano ?
¿ Amar al republicano y al demócrata ?
¿ Amar al sin techo ? ¿ Al mendigo ?
¿ Al enfermo de SIDA ? ¿ Al detenido condenado a muerte ?
Tendemos a amar con los dedos cruzados buscando una escapatoria,
Buscando la manera de limitar a aquellos a los que elegimos amar.
Como el escriba que, una vez, le preguntaba a Jesús: “¿ Quién es mi prójimo ?”
nosotros amamos de modo selectivo, poniendo condiciones.
Amamos a los que son como nosotros, piensan como nosotros, creen como nosotros.
¿Quién será odiado por Jesús ? ¡ Nadie !
La única cosa que encolerizaba a Jesús era la hipocresía espiritual,
Aquellos que proclamaban amar a Dios pero no pudieron decidirse a amar a sus próximos,
Los que creían ser los elegidos de Dios mientras trataban a los otros como si fueran el mal personificado.
Amaos los unos a los otros como yo os he amado.
Tal vez no es tan simple, después de todo.
Pero es el signo por el cual los otros reconocerán que somos discípulos de Jesús.”