'Aquí supe lo mal que lo pasó mi hijo cuando me dijo que era gay'
*El programa de Información y Atención a Homosexuales cumple diez años
*Ha ofrecido asesoramiento a más de 37.000 personas de 60 países
Por R. Bécares
A Osademabuen, de aquel tumulto de muerte, le salvó la Policía in extremis hace cuatro años. Su mujer lo pilló con otro hombre –su amante– al norte del país, donde trabajaba en la construcción. "Cuando mi mujer nos vio, comenzó a chillar, vino mucha gente, nos insultaban y empezaron a pegarnos cuando llegó la Policía", recuerda. Allí, la 'sharia' marca su ley a fuego para ese "delito": desde 14 años de cárcel a pena de muerte por lapidación.
Le encerraron y tras pagar la fianza, sabía que sólo le quedaba escapar. En tres semanas debía acudir al juzgado. El billete a la libertad le costó 500 euros. Se los pagó a una mafia por un visado y un pasaje de barco "a Canadá". O al menos eso le dijeron, pero apareció en Barcelona. Sin dinero. Sin saber el idioma. Viajó a Madrid. Seguía viviendo con miedo. Cuando iba por la calle y veía a alguien de raza negra, que podía ser de su país, "miraba al suelo". No fueran a reconocerle.
Los servicios sociales lo desviaron al Programa de Información y Atención a Homosexuales y Transexuales de la Comunidad de Madrid, donde recibió apoyo social y psicológico. Se metió en las charlas de solicitantes de asilo LGTB (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales). Gracias al asesoramiento jurídico del centro, comenzó a tramitar su petición de asilo por la persecución que sufría por su homosexualidad. Pasó de avergonzarse, de esconderse, a ser "libre". "Ahora estoy muy contento con mi vida", concluye.
Osademabuen es sólo una de las más de 37.000 personas de más de 60 países que han usado este servicio de la Consejería de Asuntos Sociales desde su apertura, hace casi diez años. Tan desconocido para la opinión pública como valorado por los usuarios. "Es el único centro de este tipo en España", destaca Manuel Rodenas, responsable del servicio, que se "ha convertido en referencia para otros países" como Argentina o Brasil, que han solicitado asesoramiento al centro.
"A este servicio acuden personas perseguidas por la policía en sus países de origen, rechazados sociales o personas que han tenido problemas de convivencia por su orientación sexual o su identidad de genero; aquí les damos acogida a todos", explica Ródenas en el centro, en la calle Alcalá, donde ayer por la mañana se celebraba una reunión de madres de hijos homosexuales y lesbianas.
De la incomprensión, del cabreo, pasan en muchos casos al arrepentimiento por no haber dado a sus hijos apoyo en su momento. "Cuando me enteré de que me hija era lesbiana no podía ni oir la palabra; tuvimos una convivencia muy mala", relata Margarita, que llegó al servicio hace unos meses hecha una furia, "dando puñetazos a las mesas". Tras acudir a varias sesiones, "comprendí". "Hoy que la entiendo me da mucha pena no haber ayudado a mi hija en ese momento; ahora estamos muy contentas las dos; somos una familia de verdad, y no me importa que lo sepa el mundo entero", explica.
"Aquí aprendes lo mal que lo pasan", dice Margarita, otra madre a la que le sentó como un jarro de agua fría que su hijo le dijera que es homosexual. "Había sido educada en un colegio de monjas, y claro...", razona. "Pero se me abrió una puerta y poco a poco aquí, con la ayuda de los psicólogos, he ido comprendiendo", relata la mujer, que dice sentirse "muy arropada por el grupo". "A mi hijo lo quiero con locura, entonces y ahora", remacha.
Los testimonios de las madres se entrelazan entre gestos de comprensión y aplausos. Aprenden a aceptar la normalidad de su situación. No sentirse aislados en su burbuja. Al servicio, que abre 12 horas al día, acuden muchas personas de fuera de Madrid, como Antonio, de Salamanca, al que una persona de su trabajo acosó por su "orientación sexual". "Intentó tenerme a su servicio, quería manchar mi imagen", relata pesaroso aunque su situación "ya comienza a arreglarse".
Entremedias, muchos viajes a Madrid. Reuniones con los psicólogos. "Cuando fui a la Policía me dijeron que era un tema laboral y en Castilla y León no hay centros como éste, en ámbitos pequeños es complicado encajar esto", reflexiona. "Era una situación muy desagradable y aquí me sentí arropado", asegura Antonio sobre los trabajadores del servicio.
Tras los diez años al frente del centro Rodenas afirma que "Madrid es visto" como "un lugar abierto, receptor de homosexuales y lesbianas que consideran que aquí se vive con más libertad". Entre la demanda de extranjeros, los que lideran las peticiones son los ecuatorianos, seguidos por colombianos y venezolanos.
"El mayor número de personas son de América Latina; la realidad es que en muchos países hay una persecución sistematizada", precisa Ródenas. Tal es el caso de Tania Melisa, transexual costrarricense. "Allí tenía mucho rechazo, me perseguían, la policía me detenía...", relata Melisa, que vino hace diez años "huyendo" de su país. "Aquí me ayudaron con todo, me ayudaron a buscar trabajo y luego con un despido improcedente que tuve; Manuel y los demás son ya mis amigos", concluye emocionada.
Programa de Información a Homosexuales y Transexuales de la Comunidad de Madrid. Teléfono 900 720569/917010788