Los hombres no son dioses. Sin embargo, hombres endiosados como Fidel Castro y Hugo Chávez piensan que están por encima de todo y de todos y quieren regir arbitrariamente el destino de sus pueblos, por eso a lo largo de sus existencias han pisoteado e ignorado los derechos y necesidades de sus pueblos, buscando el triunfo de sus proyectos personales. Pero Dios y el tiempo los traen de regreso a la realidad cuando ellos menos lo esperan y ahí están ambos, uno anciano, casi demente y postrado, y otro con un grave padecimiento que puede acabar con su vida en corto tiempo.
Si Chávez y Castro mueren, es inevitable que se abrirá una puerta de esperanzas para el pueblo de Cuba y el de Venezuela, porque los procesos políticos de Cuba y Venezuela se alimentan y retroalimentan mutuamente. Cuba fomentó y apoyó a Chávez para desarrollar su Socialismo del Siglo XXI en Venezuela. Los cubanos enviados por Castro a Venezuela son el sostén del proceso político que Chávez ha instaurado. A su vez, Venezuela es un importante sostén económico para la deteriorada economía de Cuba y perderlo puede representar para la dictadura castrista un serio revés.
Castro y Chávez han llevado a estos dos pueblos a la más desastrosa situación de penurias económicas, abusos, falta de libertades y violación de los derechos civiles y humanos. En el ocaso biológico de sus vidas, ambos se resisten a ceder sus posiciones de poder y permitir a sus pueblos elegir nuevos líderes y un nuevo destino.