En pago al silencio del Papa ,Castro declara feriado el Viernes Santo
Juan Carlos Chavez
Con carácter “excepcional” y considerando el “feliz resultado” de la visita papal, las autoridades cubanas decretaron feriado el próximo Viernes Santo, respondiendo así a una solicitud formulada expresamente por el Papa Benedicto XVI en un encuentro con el gobernante Raúl Castro.
El diario oficial Granma precisó en una nota que la decisión responde “al deseo de que recesen las actividades laborales no indispensables los viernes de Semana Santa”.
El Vaticano recibió con agrado la noticia y la calificó de positiva.
“El hecho que las autoridades cubanas hayan accedido rápidamente a la solicitud que le hizo el Santo Padre al presidente Raúl Castro, a declarar feriado el próximo viernes santo, es una señal muy positiva”, dijo Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede.
Lombardi hizo votos para que la visita papal siga generando más resultados.
“La Santa Sede espera que esta decisión sea un impulso para la participación en las festividades religiosas de Pascuas y que la visita del Santo Padre siga trayendo los frutos deseados para el bien de la Iglesia y de todos los cubanos”, acotó Lombardi.
Aunque el decreto sobre el Viernes Santo del 6 de abril sólo está fijado para este año en curso es muy probable que se oficialice de manera permanente. Quince años atrás el ex gobernante Fidel Castro restableció la Navidad.
El vocero de la Arquidiócesis de La Habana, Orlando Márquez, dijo que la declaración del feriado se trata de un “buen signo” a tomar en cuenta.
“Esta fue una de las solicitudes presentadas por el Santo Padre y el hecho de que se respondió de manera positiva tan rápidamente es un buen signo y será bienvenido por la comunidad católica y cristiana en general”, puntualizó Márquez.
La reunión del Papa y Castro duró aproximadamente 40 minutos. Se realizó el martes en el Palacio de la Revolución, en La Habana. En el encuentro el Pontífice abordó las “posibles contribuciones” de la Iglesia a la labor de “construir la vida del país”.
Fue precisamente en ese contexto que el Papa propuso convertir el Viernes Santo en un día festivo. Esa noche Castro no dio una respuesta definitiva.
Las reacciones dentro y fuera de la isla sobre el Viernes Santo feriado no se hicieron esperar.
El arzobispo de Miami, Thomas Wenski, dijo que la decisión representa un paso que debe subrayarse considerando los objetivos y las prioridades que tiene la Iglesia Católica cubana.
“Como gesto es bueno porque en países de tradición católica generalmente el Viernes Santo es feriado. También es un gesto simbólico del espacio que está ganando la Iglesia”, explicó Wenski. “Pero lo más importante, tal como dijo el Papa al salir de Cuba, es que la Iglesia no está pidiendo privilegios del gobierno, sino la libertad para poder servir”.
En una misa realizada en la catedral de La Habana ante fieles católicos de la isla y un numeroso grupo de peregrinos de Miami, Wenski hizo una dura condena al marxismo. También reiteró el llamado a que los cubanos sean “los protagonistas de su propio futuro”. Sus palabras hicieron referencia al mensaje de Juan Pablo II en la primera visita papal a Cuba, en 1998.
Mientras tanto en Cuba, Dagoberto Valdés, activista laico y director de la revista digital independiente Convivencia, dijo se trata de una decisión que será bien recibida por la gente, aunque añadió que el pueblo cubano sigue esperando anuncios de cambios en el plano político y social.
“Me alegro que se reconozca”, dijo Valdés en una entrevista telefónica con El Nuevo Herald. “Pero lo que estamos reclamando los cubanos son las libertades y los derechos para todos y no solamente el reconocimiento de una fecha religiosa. Deseo que las concesiones abran paso a un proceso de transición y de cambio”.
Oswaldo Payá, coordinador del Movimiento Cristiano Liberación (MCL), declaró que siempre resulta apropiado el señalamiento de un día festivo religioso. Sin embargo, opinó que la decisión contrasta con la ola represiva y las amenazas impuestas a la oposición interna en la visita papal.
“Creo que es apropiado que al pueblo creyente se le reconozca el derecho de tener ese día de recogimiento”, sostuvo Payá. “Pero no deja de ser un contraste porque muchos hermanos estuvieron en calabozos o confinados en sus casas. Ha sido una humillación y un abuso de fuerza”.