Guillén: “Pido perdón, con el corazón en la mano, de rodillas”
'He herido a un pueblo, a una comunidad'
Luis Rangel y Melissa Sanchez Cuatro palabras le costaron una suspensión de cinco juegos al piloto de los Marlins, Oswaldo Guillén, quien el martes confesó que estaba triste y avergonzado por lo que consideraba el mayor error de su vida.
“Nunca en mi vida he sufrido tanto, y he tenido muertos cercanos, he tenido problemas fuertes, pero nunca en mi vida he llorado tanto como en estos últimos tres días”, afirmó Guillén durante una conferencia de prensa en el estadio de los Marlins. “He herido a una comunidad, sin quererlo, pero lo hice. No solamente al pueblo cubano, sino a toda América Latina. Siento que he traicionado a un pueblo latino, estoy aquí para pedirle disculpas, con el corazón en la mano”.
Por casi una hora Guillén enfrentó a los medios locales, nacionales e internacionales, mientras afuera alrededor de 200 cubanos pedían su renuncia por haber dicho “ I love Fidel Castro” en una entrevista con la revista Time dada a conocer el fin de semana.
“Llevamos aquí más de 50 años por esa tiranía. Lo que él dijo es muy fuerte”, comentó Elio Roja, quien llegó al estadio temprano con su esposa para asistir la conferencia de prensa.
La administración de los Marlins anunció el martes que el venezolano Guillén sería suspendido por cinco juegos. David Samson, presidente del equipo, indicó que el salario que Guillén dejará de ganar por la suspensión, cerca de $100,000, será donado a organizaciones que apoyan la causa del exilio cubano.
“Los Marlins entienden la seriedad de los comentarios atribuidos a Guillén. El dolor y el sufrimiento causados por Fidel Castro no pueden ser minimizados, especialmente en una comunidad llena de víctimas de su dictadura”, señaló un comunicado de prensa del equipo.
La suspensión no apaciguó a los manifestantes que cargaban enormes carteles pidiendo la renuncia de Guillén. Otros llevaban banderas de Cuba, Estados Unidos y Nicaragua. Extrañamente, no había banderas de Venezuela. Algunos de los manifestantes habían sido convocados por la organización Vigilia Mambisa, pero muchos acudieron espontáneamente. Ninguno pudo entrar a la conferencia.
El comisionado de Miami Francis Suárez y personal de la oficina del alcalde del Condado Miami-Dade, Carlos Giménez, tuvieron que quedarse afuera.
Suárez señaló que había ido para demostrar su respaldo a aquellos que se sentían ofendidos por las declaraciones de Guillén. Precisó que no creía que la suspensión fuera un castigo suficientemente severo, en particular si se consideraba la generosidad de la comunidad con los Marlins, que aportó millones al financiamiento del nuevo estadio.
“Eso es lo que hace toda la situación más ofensiva”, indicó “Esa compañía ha crecido en valor directamente como un resultado de las contribuciones públicas”.
Guillén intentó aclarar las circunstancias de sus declaraciones, realizadas durante el spring training en el centro primaveral del equipo en la localidad de Jupiter, a poco más de una hora al norte de Miami.
“La interpretación fue un poco confusa. Lo que quise decir es que cómo una persona que ha hecho tanto daño, que ha causado tanto dolor, tanta sangre, presos políticos y tanta muerte, esté todavía en el sistema, esté todavía con nosotros. No lo amo ni lo admiro”, enfatizó. “La interpretación entre el inglés y el español no me salió como quería. No voy a decir que el periodista está errado, es un error mío”.
Agregó que sabía el daño que Castro había ha hecho.
“Sé cómo la gente ha sufrido no sólo dentro de su país, sino también fuera”, indicó. “Y ha hecho sufrir a muchos latinoamericanos”.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, también recibió una buena dosis de sus críticas.
“El está poco a poco haciendo el mismo daño a Venezuela que el que le hizo o le está haciendo Fidel a Cuba. No comparto su ideología, no comparto muchas cosas políticas de él, y no soy partidario de lo que está haciendo en nuestro país”, comentó. “Prefiero estar muerto que votar por Chávez”.
La conferencia fue transmitida a los manifestantes por una gigantesca pantalla a la entrada del estadio. Armando Sancerni, un amante del béisbol de 72 años, afirmó que estaba escribiendo una carta a los Marlins para cancelar sus entradas de la temporada después de haber pagado $3,200.
“Mientras ese señor esté allí, yo no puedo ir a ningún juego”, indicó. “Se tiene que ir porque ha ofendido a muchos aquí, y en un barrio cubano. Estamos en La Pequeña Habana”.
No todos coincidían con los llamados a la renuncia de Guillén. A principios de la conferencia de prensa, una mujer se paseaba entre la multitud con un cartel en inglés que decía: “Detengan el odio. Libertad de Expresión”.
Su mera presencia aumentó la indignación de los manifestantes, quienes le gritaron “¡Comunista!” y “¡Vete a Cuba!”
La mujer, que se identificó como Raisa y habló en inglés, afirmó: “Vine para demostrar mi derecho a la libre expresión. Estoy cansada de ser una ciudadana estadounidense en Miami y tener que mantener la boca cerrada”.
Howard M. Wasserman, profesor de Derechos en la Universidad Internacional de la Florida, recordó que la libertad de expresión aplica tanto a Guillén como a los manifestantes y hasta los Marlins.
“Yo entiendo por qué la gente ha reaccionado así. También entiendo por qué los Marlins reaccionaron así”, subrayó. “Me parece un poco raro que los Marlins reaccionen de esta manera. Sin embargo, tienen un interés económico en mantener a sus fanáticos contentos”.
Mientras tanto, la comunidad venezolana en Miami se mostró dividida. José Colina, presidente de la organización Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exterior, comentó que Guillén se merece una segunda oportunidad.
“Pienso que el individuo está bastante apenado, está bastante avergonzado, por lo irresponsable que fue”, aseguró. “En lo personal pienso que sus declaraciones fueron bastantes sinceras. Claro, ahora está en manos de la fanaticada, y obviamente del glorioso y legendario exilio cubano para ver si se acepta o no se acepta”.
Ernesto Ackerman, presidente de la organización Independent Venezuelan American Citizens, opinó que Guillén debería renunciar.
“En realidad, comunista es comunista. Cuando tú tienes eso en tu mente, eso es lo que tú eres”, dijo. “Desde el 2005 para acá este señor no ha tenido otra actitud. No importa que haya pedido disculpa, va a seguir siendo comunista”.
Guillén aseguró que esta sería la última vez que se sumergía en las turbulentas aguas de los temas políticos.
“Ojalá que este momento desagradable me haya enseñado a no meterme en cosas que no conozco. Fue un comentario muy estúpido. Espero que este haya sido el error más grande en mi vida”, aseveró. “Nuevamente les pido perdón, con el corazón en la mano, de rodillas, a los latinos y especialmente a los cubanos”.
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